España - Valencia
La versatilidad de la guitarra
Daniel Martínez Babiloni
Con el estreno absoluto de Objecte sonor disposat
per ser contemplat cap a llevant, para guitarra y cuerdas (2023), Anima
ha demostrado ser una de las voces más desprejuiciadas e inquietas del panorama
contemporáneo español. En esta página, que no alcanza los diez minutos de
duración, incide en la experimentación, de acuerdo con trabajos anteriores como
(2015) y Õ - Omaggio to Federico García Lorca (2017). Esta
vez profundiza, en particular, en el gesto. El gesto sonoro que deviene, por
una parte, del frecuente golpear la caja del instrumento, tanto en el flamenco
como en otras músicas, y, por otra, de algunas células rítmicas que evocan
ciertos tics del baile al que acompaña. Todo esto dicho de forma velada, ya que
en el resultado se intuye más que se muestra.
La exigencia técnica de la partitura para el solista es
máxima y por ello, el contacto entre creador e intérprete, por si acaso no
fuera lo mismo, ha sido estrecho durante su gestación. En el estreno, Rafael
El otro estreno de la tarde, esta vez español, era el
compuesto por el propio Rafael Serrallet. De carácter bien diferente a Objecte
sonor, Epitaph es una obra breve y tonal inspirada en un poema del
valenciano Ferran Garrido, incluido en el poemario A la tierra te escribo.
La partitura es de carácter elegíaco y, por tanto, más introvertida que la
anterior; cumple su cometido. Si Garrido homenajea a Miguel Hernández, Federico
García Lorca, Rafael Brines y Ricardo Bellveser en su libro, Serrallet la
dedica al valor del pueblo ucraniano. La orquesta vuelve a ser un apoyo para el
solista, que ejecuta una melodía evocadora sobre el oleaje que producen una
serie de arpegios.
En la segunda parte del concierto, Harmonie Ensemble
abordó dos de las suites más características del repertorio para orquesta de
cuerda. En St. Paul’s Suite, de Holst,
En los tiempos de Holberg, suite en estilo
antiguo, de Grieg, se mantuvo en esa misma línea de excelencia.
Cunha, siempre preciso y efectivo, contrastó con acierto la energía del galope
inicial, con el lirismo de la melodía en el “Preludio”. La “Zarabanda” resultó nostálgica
y de dinámicas bien manejadas. En la musette, incluida como sección
central de la “Gavota”, la sonoridad se aproximó al estilo de la danza hornpipe
y sus característicos bordones. En “Air” apareció de nuevo un lirismo exquisito
y se supo aprovechar su melodismo de cuño vocal y expresivo. Lástima que los
violines primeros fueran perdiendo la afinación en el agudo.
Con todo, el concierto resultó ser una sorpresa bien agradable con la guitarra como protagonista.
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