Italia

Un divorcio con niños

Maruxa Baliñas
martes, 6 de febrero de 2024
Michieletto, Médée © 2024 by Brescia y Amisano Michieletto, Médée © 2024 by Brescia y Amisano
Milán, martes, 23 de enero de 2024. Médée, ópera en tres actos de Luigi Cherubini. Libreto de François-Benoît Hoffman. Damiano Michieletto, director de escena. Paolo Fantin, decorados. Carla Teti, vestuario. Alessandro Carletti, iluminación. Mattia Palma, dramaturgia. Claire de Monteil (Médée) Stanislas de Barbeyrac (Jason), Nahuel Di Pierro (Créon), Martina Russomanno (Dircé), Ambroisine Bré (Néris), Greta Doveri y Mara Gaudenzi (Confidentes de Dircé). Orquesta y Coro del Teatro alla Scala. Michele Gamba, director musical. Nueva producción del Teatro alla Scala
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El teatro alla Scala de Milán ha presentado un nueva producción de Médée de Luigi Cherubini en su versión original francesa como opéra-comique (París, Théâtre Feydeau, 13.03.1797), por primera vez en la historia del teatro, porque la versión tradicional de Medea en la Scala ha sido siempre la italiana traducida por Carlo Zangarini y estrenada el 30 de diciembre de 1909. Con esta Medea además se unen al homenaje a Maria Callas en este año que se conmemora el centenario de su nacimiento (nació en diciembre de 1923, así que este 2024 sigue siendo 'año Callas'). De hecho, el museo del teatro presenta en estos momentos, y hasta el 30 de abril, una exposición  Homenaje a Maria Callas y un interesante proyecto, Fantasmagoría Callas. Como es bien sabido, Maria Callas fue una gran Medea -aunque su interpretación teatral causó grandes disensiones entre los críticos que pensaba que exageraba demasiado sus gestos o que era adecuadamente expresiva- cantando una versión híbrida entre la original de Cherubini, la alemana de 1855 y la italiana de 1909, que fue revisada especialmente para ella en 1953. 

Damiano Michieletto convierte Medea en una historia actual, cargada de realismo y sumamente lógica. Mantiene el mito clásico, sin duda, pero iluminándolo desde otra perspectiva que de repente lo cambia todo. Para Michieletto el centro de la historia, su justificación, son los niños. Y como profesora que soy, todo lo que allí me contaron es real, pasa con demasiada frecuencia. Un padre divorciado, Jason, que 'ama' a sus hijos pero entiende el amor como darles algunos besos y regalos pero prescindir totalmente de sus necesidades. Una nueva esposa, Dircé, que 'pasa' de los niños aunque por supuesto dice que no le molestan. Una esposa abandonada, Medea, cuya actitud errática tras el divorcio y los problemas mentales que muestra hacen que haya perdido la custodia de los niños, a los que sin duda ama, pero a veces daña precisamente por ese amor descontrolado. Un Creón consciente de que los niños pueden ser un problema y para ello dispuesto a 'organizar' personalmente las cosas, racionalmente pero con frialdad. 

'Médée' de Cherubini. Michele Gamba, director musical. Damiano Michieletto, director de escena. Milán, Teatro alla Scala, enero de 2024. © 2024 by Brescia y Amisano.'Médée' de Cherubini. Michele Gamba, director musical. Damiano Michieletto, director de escena. Milán, Teatro alla Scala, enero de 2024. © 2024 by Brescia y Amisano.

Y finalmente unos niños, casi constantemente en escena, cuyas confidencias -escuchadas a menudo en forma de murmullos amplificados por el vigilabebés que hay en el cuarto infantil- muestran toda la confusión que tienen ante la situación, la lealtad hacia su madre, la desconfianza ante su nueva familia por más que los traten bien, etc. De hecho, ni siquiera me llegó a quedar claro que Medea los matara -Carreira que estaba conmigo dice que sí, que es evidente- o si los niños se envenenan accidentalmente con una poción que la propia Medea se había preparado para sucidarse. En todo caso no se insiste apenas en la muerte de los niños, el elemento que precisamente suele ser más destacado en las representaciones de Medea

Todo ocurre como en las buenas tragedias, de ese modo en que cada paso es lógico e incluso inevitable, pero lleva al horror, sin que sea fácil decir dónde exactamente se torcieron las cosas, qué podía haber ocurrido para que no se llegara a la tragedia. Y para eso, Michieletto lleva a rajatabla la unidad de acción, tiempo y espacio. Un único escenario, amplio, con la habitación infantil apenas vislumbrada al fondo, es donde sucede toda la acción. Unos cantantes bien ensayados dramatúrgicamente que no exageran, apenas lo hace Medea pese a la difícil situación, desarrollan la tragedia, por más que se llamara opéra-comique. Temporalmente también es el paso del día desde una mañana emocionante en la que van a ocurrir tantas cosas, principalmente una boda y una alianza política muy buscada (sin que sea fácil dilucidar qué es más importante), hasta la oscuridad final que parece llegar incluso antes que la noche real. 

'Médée' de Cherubini. Michele Gamba, director musical. Damiano Michieletto, director de escena. Milán, Teatro alla Scala, enero de 2024. © 2024 by Brescia y Amisano .'Médée' de Cherubini. Michele Gamba, director musical. Damiano Michieletto, director de escena. Milán, Teatro alla Scala, enero de 2024. © 2024 by Brescia y Amisano .

Esta tragedia no podría haber ocurrido sin unos cantantes acordes. Claire de Monteil (París, 1991) no era la Medea inicialmente prevista en el reparto, pero precisamente el 23 de enero tuvo que sustituir a Marina Rebeka, enferma, y aunque sin duda me hubiera gustado escuchar a Rebeka o a la inicialmente prevista Sonia Yoncheva, me interesó mucho Monteil, ganadora del Elizabeth Connell Prize en 2018 y del segundo premio en el Concurso Renata Tebaldi de 2022. Es todavía una cantante joven que ha hecho pocos roles principales hasta ahora, y protagonizar esta Medea sin duda resultó tenso para ella, pero mostró seguridad, potencia, proyección de la voz y un adecuado dramatismo. Una cantante a la que seguir atentamente. 

Stanislas de Barbeyrac (Jason), otro cantante relativamente joven y muy preparado -inició su carrera en papeles barrocos y clásicos, antes de pasarse a roles más dramáticos-, es doblemente apreciable en este papel por su ya reconocida capacidad dramática y la claridad de su francés. Tiene una voz amplia y segura en todos los registros y que evita inteligentemente los dos tipos de tenores que más me desagradan, el tenor 'llorón' y el 'heroico'. 

Me gustó especialmente el bajo argentino Nahuel Di Pierro (nacido como Barbeyrac en 1984), quien consiguió dar a su papel de Creon una proyección superior a la que le correspondía, y eso que Barbeyrac no se lo puso fácil. Y si teatralmente convenció, aún lo hizo más vocalmente, tiene una voz bonita pero sobre todo sabe usarla con inteligencia. 

De entre los papeles protagónicos, Martina Russomanno (Dircé) fue la más discreta, sin errores, pero sin destacar. Nuevamente se trata de una cantante joven que aún tiene una carrera escasa. De hecho, acaba de finalizar su etapa como miembro de la Académie de l'Opéra national de París (2021-23). Sin embargo esta discreción le dió mayor credibilidad a su rol, convirtiéndola en un convincente pelele de su padre y un objeto deseable -pero no muy amado- para Jasón. 

Más que satisfactorios los roles secundarios, confiados a cantantes italianas jóvenes (Greta Doveri y Mara Gaudenzi, las acompañantes de Dircé, son miembros de la Academia del Teatro de la Scala) y admirables los niños, que si bien no cantan tienen un papel dramático nada sencillo que desenvolvieron de un modo sobresaliente, si bien el programa de mano no indicaba sus nombres. 

'Médée' de Cherubini. Michele Gamba, director musical. Damiano Michieletto, director de escena. Milán, Teatro alla Scala, enero de 2024. © 2024 by Brescia y Amisano.'Médée' de Cherubini. Michele Gamba, director musical. Damiano Michieletto, director de escena. Milán, Teatro alla Scala, enero de 2024. © 2024 by Brescia y Amisano.

El milanés Michele Gamba concertó a los cantantes y dirigió al coro y la orquesta de la Scala con seguridad, consciente de que tenía bajo su batuta un material musical de primera clase. Si algún crítico de Mundoclasico.com le ha reprochado anteriormente a Gamba el no dejar respirar adecuadamente a los cantantes, yo no percibí este problema, acaso porque Medea no es belcanto y no necesita tanto cuidado por parte del director. 

Sólo me queda añadir que esta era mi primera visita al Teatro alla Scala y que mis impresiones han sido ambivalentes. El teatro es precioso, su valor histórico indudable, pero parte de su público -no todos, evidentemente- muy desagradable: tras una lamentable escena racista con varias personas en el primer descanso gritándole a una extranjera que se fuera, otra persona me ha comentado que ocurrió algo parecido en una representación a la que asistió ella poco antes de las Navidades. Sé que hay problemas en varios teatros italianos porque la conversión de determinadas salas en centros turísticos aleja al público local que considera 'su' teatro de ópera como un bien propio. Sé también que en el norte de Italia los movimientos ultraderechistas y fascistas tienen una especial fuerza. Pero el Teatro alla Scala tiene que entender que siempre ha habido 'turistas' -desde el nacimiento del teatro, desde hace más de trescientos años- y que hay que respetar a ese público, que a menudo es mucho más conocedor y respetuoso que el público local. Si el personal del Teatro alla Scala no puede controlar a este público agresivo (en esta ocasión fueron muy amables con la persona agredida, pero no cortaron la agresión, fue a posteriori) van a tener un problema grave porque la Scala no puede subsistir ni económica ni artísticamente sólo con los milaneses. 

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