Opinión
Una dulzura que se desvanece
Maruxa Baliñas
La oboísta y cornista Iria Folgado (San Sadurniño, Galicia, 1996) es una más de esas figuras musicales de primera línea que están surgiendo en España no digo como setas, porque no ha sido un proceso casual, sino como el fruto de unos cambios en el sistema educativo musical que han hecho que, con la mejora de los conservatorios y las condiciones laborales de sus profesores y la creación de una red de orquestas sinfónicas en todas las autonomías españolas, junto a las ventajas del espacio europeo, en poco tiempo se hayan abierto unas expectativas en los jóvenes músicos que eran inconcebibles hace no tanto tiempo.
Salvo en el mundo de la ópera, desde la Guerra Civil española hasta finales del siglo XX prácticamente ningún intérprete español desarrolló su carrera fuera de España, con algunas excepciones en las que concurrieron no sólo unas capacidades naturales sobresalientes sino también un porcentaje de suerte y aferrarse a la ocasión que dejaron fuera a la mayoría de los que podrían haber sido grandes figuras de la música española. Es cierto que algunos intérpretes españoles daban ocasionalmente conciertos fuera de España pero casi siempre eran 'noticia' por su excepcionalidad.
Escuchando este disco Ecos de Breogán de Iria Folgado y otros, no podía dejar de pensar que esta 'dulzura' puede desaparecer en poco tiempo. Con los problemas económicos desde 2008 y las sucesivas crisis económicas en España, empeoradas en los últimos años por unas derivas en las políticas y la gestión cultural que empezaron siendo excepcionales y ahora son cotidianas, el futuro está empezando a ser muy 'negro'.
Centrándose exclusivamente en Iria Folgado, que actualmente desarrolla su profesión como solista de corno inglés en la Konzerthausorchester de Berlín, cabe preguntarse si hubiera llegado a este puesto -y siendo tan joven- de no haber sido por los "cursos de especialización instrumental" con Christina Dominik que realizó en el marco de la Escola de Altos Estudos Musicais de Santiago de Compostela, vinculada a la Real Filharmonía de Galicia, cuando todavía era una adolescente; o a la beca de 'Excelencia Musical' del Consorcio para la promoción de la música de A Coruña, consorcio al que pertenece la Orquesta Sinfónica de Galicia, que le permitió estudiar en la prestigiosísima Hochschule für Musik “Hanns Eisler” de Berlín. Iria Folgado ha tocado junto a la Orquesta Sinfónica de Galicia (y fue de gira con ellos a Dubai teniendo sólo 20 años) así como -y pasó a citar textualmente su curriculum oficial- "la Orquesta 430 y la Orquesta de Cámara Gallega, con las que ha ofrecido conciertos como solista. Actuó en la primera edición del Festival Internacional de Música Clásica de Vilagarcía de Arousa “clasclás” y entre 2021 y 2023 es artista residente del festival Música no Claustro", un festival de música, patrimonio y creación que se desarrolla durante el verano en la catedral de Tui (sur de Galicia) desde hace 18 años.
En estos momentos, el ayuntamiento de A Coruña acaba de presentar sus presupuestos para el año 2024 y -como ya ha estado ocurriendo en los últimos años- el Consorcio para la promoción de la música de A Coruña ha visto su dotación económica tan reducida que apenas mantiene testimonialmente el funcionamiento de las orquestas y coros infantiles que ha ido creando a lo largo de los años (algunos ya desaparecieron), sólo va a hacer un encuentro de la la Orquesta Joven de la Sinfónica de Galicia lo cual es claramente insuficiente, tiene poco dinero para incorporar como refuerzos a los jóvenes intérpretes en los programas de abono de la Orquesta Sinfónica de Galicia (un modo de que se pudieran financiar sus estudios y cursos en el extranjero -que no son gratuitos-), etc. La Orquesta 430, de Vigo tiene dificultades para actuar regularmente y sus componentes dependen de otros trabajos para vivir y por tanto ya no pueden mantener un nivel de ensayos suficiente; la Orquesta de Cámara Gallega se ha vinculado a la Sociedad Filarmónica de Coruña y en estos momentos consigue tocar regularmente pero su estabilidad actual es frágil y no pueden hacer planes a largo plazo; y así podríamos seguir analizando la música gallega, cuyos cimientos se están haciendo tan 'delicados' que los aficionados a veces tememos que todo se acabe de un día para otro.
La alcaldesa de A Coruña ya ha declarado públicamente que su política cultural apuesta por "los grandes acontecimientos musicales", otros políticos no lo dicen tan directamente, pero es su fundamento.
Es cierto, las orquestas sinfónicas, los festivales con historia, etc. no son 'grandes acontecimientos', tienen muy poco rendimiento político y no suelen convertirse en trending topic, lo que aportan es una 'vulgar cotidianidad', pero sólo así se crea un ecosistema musical útil para la sociedad, donde no sólo se 'gasta el dinero' sino que se crea valor e indirectamente riqueza. Y los frutos de ese valor son músicos como Iria Folgado y tantos otros que seguirán siendo útiles socialmente durante cuarenta o cincuenta años más. Sólo espero que esa utilidad no la aprovechen exclusivamente los alemanes, neerlandeses, vieneses, nórdicos, ingleses, etc. que están recibiendo a nuestras jóvenes figuras en sus orquestas.
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