Alemania
Otelo. Total Empire
Juan Carlos Tellechea
Paul-Georg Dittrich ha puesto en escena en el Teatro Estatal de Darmstadt una nueva, elaborada y por demás osada producción de Otelo, de Giuseppe Verdi, con el tenor Gastón Rivero en el papel principal, que no elude presentar al general de la Armada Veneciana como una dramática, inquietante y complicada figura de juego de computadora, en medio de un apabullante alud de imágenes.
La Staatsorchester Darmstadt, bajo la égida de su director principal, Daniel Cohen, favorece el gran gesto con gruesas pinceladas, manteniendo perfectamente cohesionados a cantantes, coro y extras sobre el escenario, aunque también crea espacios para momentos más íntimos que los solistas saben aprovechar con creces.
Gastón Rivero ha trabajado en muchas producciones de Otelo a lo largo de su carrera e interesaba especialmente seguirlo en esta. Próximamente lo veremos en el papel de Riccardo, en Un ballo in maschera en la Ópera de Colonia, con régie de Jan Philipp Gloger y direección musical de Giuliano Carella, puesta que también reseñaremos. En declaraciones exclusivas a Mundoclasico.com después de la función, el tenor uruguayo expresaba que:
Sin importar la producción, Otelo es y será siempre el desafío más grande que cualquier tenor puede llegar a tener en el curso de su carrera. Esta producción resultó ser uno de los mas grandes retos que yo personalmente he tenido ya que incluyó mucha actividad física sobre el escenario.
Trabajar con Georg Diettrich fue un placer ya que él mismo me apoyó como cantante para asegurarse de que la prioridad estuviera siempre enfocada a la calidad vocal y musical. El concepto de esta producción me transportó mucho al decenio de 1980 y principios de la siguiente década cuando solíamos ir con amigos a los playrooms para jugar con los Arcade.
Para quienes recuerdan o vivieron parte de su niñez durante aquellos días esta puede ser una producción muy particular que combina la musica de Verdi junto a la adición pasajera de los video games. Lo que resulto de gran ayuda fue la química que encontramos junto al barítono Aris Argiris (Yago) de quien había escuchado en muchas ocasiones y trabajamos de manera simultánea en los mismos teatros en muchas ocasiones, pero jamas en la misma produción.
Todo comienza de forma bastante inofensiva en una iluminada oficina (escenografía y vestuario Anika Marquardt, Anna Rudolph). Archivar expedientes, sellar documentos, hacer y recibir algunas llamadas telefónicas, un poco de charla entre los empleados de la empresa; en fin, la tediosa vida burocrática cotidiana.
El nuevo juego de ordenador Otelo. Imperio Total está de moda. Mientras la orquesta al completo muestra la tormenta que azota fuera, la estricta organización del material musical se convierte en puro ruido, con la agitación de los elementos a merced de las fuerzas de la naturaleza.
Los oficinistas se reúnen en torno a un ordenador portátil para crear avatares y comenzar la colonización de Chipre. Los nombres de los personajes de la trama se muestran en una gran pantalla como figuras animadas del juego, que pronto aparecen (como hologramas) en directo en 3D (vídeo Lukas Rehm) desde el suelo del escenario con sus uniformes de dibujos animados y todos con pelucas amarillas, emergiendo del olvido histórico como avatares en el presente.
Vida acelerada
Pero el director Paul-Georg
Ese primer nivel da lugar a dos niveles más, con escenas de juegos de ordenador que parpadean en diversas superficies y pantallas de proyección. Por lo general están solo vagamente conectadas en términos de contenido, mientras que el juego de los protagonistas de la vida real se acelera al mismo tiempo. El entrelazamiento funciona bastante bien al principio, combinado con el texto y la música; por ejemplo, cuando el héroe del título, que regresa a Chipre como general victorioso de una batalla naval contra los turcos y como gobernador veneciano, es aclamado por el coro obsesionado con el juego.
Las mejores escenas son aquellas en las que los protagonistas se sitúan en un pequeño escenario shakesperiano. Megan Marie Hart como Desdémona interpretan su dúo de amor con un refinado estilo de cámara, mientras que el vestuario y la utilería, como el fusil amarillo de tiro rápido, obviamente les sientan de maravilla.
Votación
Los primeros abucheos a la régie se oyeron cuando un anfitrión virtual, que aparece en la pantalla como un estrafalario capitán pirata y más tarde en el escenario como el enviado veneciano Lodovico (Mario Klein), pide al público que escanee un código QR con la cámara de su teléfono móvil. Esto lleva al público a una página de votación en la que pueden decidir si, tras la victoria, debe estatuirse un ejemplo o establecerse relaciones diplomáticas.
Qué sintió o pensó en ese momento el tenor Gastón Rivero ante el rechazo a la producción:
Ricardo Cassinelli un tenor y viejo amigo que falleció hace tiempo me dijo al principio de mi carrera: "No importa cuál sea la producción ni si es abucheada ni si la crítica que recibe es mala, el canto y tu actuación deben ser siempre sublimes''.
Personalmente para mi la libertad de poder expresar tus emociones es algo primordial en todo ser humano, obviamente respeto mas al crítico con conocimientos que escribe mostrando su nombre y cara que a aquellos que abuchean desde la oscuridad de un teatro. Pero sea cual sea el caso, Dios bendiga el libre albedrío, la democracia y la libertad de expresión.
En el estreno, el 71% de los espectadores se decantó supuestamente por la diplomacia, aunque la votación o bien se desarrolló a la velocidad del rayo o bien fue falsa. En todo caso, el asunto no influye en el desarrollo de la acción escénica ni en los ya de por sí confusos vídeos del juego. El punto está en que permite experimentar cómo cada individuo puede decidirse a favor o en contra de la violencia.
Tras el intervalo, los efectos devastadores de los juegos de guerra se hacen patentes. La destrucción es enorme, una gran pila de documentos en pedazos yace en el centro del escenario, se ven edificios en llamas, coches destrozados y un distrito bancario en ruinas, como describe una cinta con explicaciones además de los sobretítulos. Un par de miembros del coro, maltrechos y traumatizados, se tambalea con sus ordenadores portátiles. Los pobres jugadores ya no tienen red y, atrapados por la realidad, parecen desorientados. Se acabó el juego, se podría pensar.
Ininteligible
De algún modo, bajo la incesante avalancha de imágenes de la producción, la historia continúa. Los niveles se disuelven confusamente, lo real y lo virtual se difuminan. Verbigracia, el presentador (Lodovico) aparece en escena y balbucea cosas ininteligibles ante el micrófono con amplificación distorsionada.
El coro sostiene carteles en los que se lee "Europa, ¿quién nos protege?". Cualquiera que no esté familiarizado con la trama, esencialmente directa con las intrigas de Yago y los celos de Otello, estaría ahora irremediablemente perdido. En el cuarto acto final, Desdémona y Emilia (Solgerd Isalv) intercambian sus personajes y atributos, según el juego: la esposa de Yago se pone el vestido blanco manchado de sangre de Desdémona,
Otelo estrangula a Emilia, Desdémona mira impotente. Los personajes informáticos permanecen en un estado de superposición, entre la vida y la muerte. El tema del asesinato de una mujer se convierte así en un opresivo bucle sin fin, en el que Otelo se apunta repetidamente al cuello con una pistola. El hecho de que es extranjero se lo ignora hasta ese momento, ya que Otelo es blanco en la producción y, con su peluca amarilla, se ve igual a todos los protagonistas.
Dudas
La cuestión de si guardar o descartar el juego se plantea a lo último y da que pensar: se muestra a una joven negra como jugadora, dudando antes del clic final.
Musicalmente, el Otelo de Paul-Georg Dittrich y Daniel Cohen convence sobremanera. El Otelo heroico y lírico de Gastón Rivero, así como el imponente Yago de Aris
Como Desdémona, Megan Marie Alice Meregaglia, y el coro infantil, preparado por Rodrigo Cob Peña son excepcionales.
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