Discos
À deux voix
Juan Carlos Tellechea
Nada mejor que la armonía entre cantantes y músicos para alcanzar elevadas metas. El reciente y excelente CD À deux voix (Audax Records), de la soprano Adriana González, la mezzosoprano Marina Viotti y el pianista Iñaki Encina Oyón es la mejor prueba de este aserto. Los tres provienen del escenario operístico.
Quiso el destino que Adriana González y Marina Viotti se conocieran y apreciaran en 2017 durante la producción de Il viaggio á Reims de Gioachino Rossini en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona. Iñaki Encina Oyón, un auténtico explorador en la búsqueda y hallazgo de temas para este programa, es asimismo director de orquesta y el año pasado estuvo a cargo de la producción de Anna Bolena, de Gaetano Donizetti, en el Teatro Colón de Buenos Aires.
Como las voces de estas dos cantantes armonizan especialmente muy bien, debido a su sonido oscuro, exuberante y rico en sobretonos, nació la idea de este disco, con piezas de Pauline Viardot-García, Cécile Chaminade, Charlotte Devéria, Émile Paladilhe, Charles-Marie Widor, Léo Delibes, Charles Gounod, Gabriel Fauré, Jules Massenet, Paul Puget, Ernest Chausson, César Franck y Édouard Lalo.
Estrenos absolutos
Seis de las 22 canciones interpretadas a duo tienen carácter de estreno discográfico mundial: Les papillons, de Devéria; y Duo d'etoiles, de Chaminade (ambos con textos de Armand Silvestre); Au bord de la mer y Chanson andalouse, de Puget (las dos con versos de Théophile Gautier); así como La chanson de la brise, de Gounod (Charles Ligny), y Dansons!, de Lalo (André Théuriet).
Los temas de Paul Puget, ganador del Gran Premio de Roma en 1873 y director del coro de la Ópera de París desde 1900, son casi una primicia absoluta, que Iñaki Encina Oyón descubrió cuando estudiaba la partitura de su drama lírico Beaucoup de bruit pour rien, basado en Mucho ruido y pocas nueces, de William Shakespeare. El músico quedó tan fascinado por el buen hacer de Puget, que desde entonces ha recopilado 60 de sus canciones, las cuales llegarán probablemente al disco compacto en no mucho tiempo más.
Los dúos de Charlotte
Dos atmósferas
Según Iñaki Encina Oyón, en el folleto del álbum (que incluye el poemario completo), el objetivo es crear dos atmósferas:
La primera, con las seis piezas de Charles-Marie
Édouard Lalo (1823–1892): Dansons ! (André Théuriet)
Chers amis, dansons,
Il nous faut saisir le plaisir !
Le plaisir peut fuir!
Soyons fous, soyons joyeux !
Le bonheur pour moi,
Le bonheur c’est d’être coquette,
C’est de voir l’amour,
L’amour dans tous les yeux !
Je désirerais que chaque jour fût une fête,
je voudrais tourner la tête au plus
orgueilleux !
Chassons d’ici tout souci ;
Les noirs chagrins sous notre front
Bien assez tôt nous reviendront,
Dansons amis, cueillons les roses,
Et fi! des conseillers moroses,
La raison est un poison.
Chantons l’amour, l’ivresse du plaisir,
Chantons l’ivresse du plaisir,
Dansons jusques au jour !
Je sens mon cœur qui palpite,
C’est le plaisir qui m’invite,
Je sens en moi mon cœur frémir !
Ah ! Viens ! Viens nous charmer !
Ah ! Viens ! Mon cœur s’ouvre à l’amour !
Amour, je veux te sourire ;
Amour, viens m’entendre rire,
Viens nous dire tes éternels,
serments, d’un jour !
Pourquoi mon cœur bat-il vite ?
Qu’ai-je en moi qui s’agite ?
Est-ce l’amour qui m’appelle ?
Je sais qu’on me trouve belle.
Le bonheur pour moi,
Le bonheur c’est d’être coquette !
Chers amis, dansons,
Il nous faut saisir le plaisir !
Las voces aterciopeladas y en tonalidades turquesa de Adriana González y Marina Viotti parecen muy adecuadas para el colorido toque de esta música, ampliamente meridional e inundada de luz, cuya picardía culmina en su amor a la vida. A veces hay una pizca de patetismo operístico mezclado con las líneas vocales líricas, que es perfectamente compatible con la conmovedora energía de la interpretación.
Maravillosa comunión
En cuanto a la toma de sonido del ingeniero Claudio Becker-Foss, en el auditorio Gustav-Mahler-Hall, del Euregio Kulturzentrum Grand Hotel, Dobbiaco (provincia de Bolzano, Trentino-Alto Adigio, Italia), el equilibrio natural del piano Steinway & Sons D y las voces ofrecen una imagen muy cercana y una escucha sumamente agradable.
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