Alemania
Variations on Buenos Aires
Juan Carlos Tellechea
El 11 de marzo pasado se cumplieron 103 años del nacimiento del compositor y bandoneonista Astor Piazzolla, cuyo inagotable espíritu sigue viviendo hoy con más vigor que nunca. El incombustible legado de su música se expande cada vez más, rebasando todas las fronteras políticas y culturales.
El conjunto de la violinista (y violista) Isabelle van Keulen, integrado por brillantes músicos, y arropado por la orquesta Deutsche Kammerakademie Neuss am Rhein, ofreció este domingo una de esas veladas para alquilar balcones, como dicen en el Río de la Plata, con música de y de Johann Sebastian Bach, en el gran auditorio de la Zeughaus (armería) de la ciudad de Neuss a orillas del Rin. Están de gira por varias ciudades europeas y actuarán también en la Elbphilharmonie de Hamburgo.
El primer encuentro del adolescente Astor Piazzolla con la música de Bach se produjo en Nueva York allá por 1934. Un vecino suyo, de origen húngaro y profesor de música, la tocaba al piano. Pronto se harían amigos y charlarían sobre banalidades (como los sabrosos canelones que preparaba doña Assunta, la madre de Piazzolla), pero también sobre jazz, sobre la necesidad de estudiar seis y hasta ocho horas diarias para lograr la perfección en un instrumento. Con las enseñanzas de ese maestro, de nombre Bela Wilda, dizque alumno de Serguei Rachmaninov, conocería Piazzolla el verdadero amor por la música y por Johann Sebastian Bach.
En este homenaje rendido por Isabelle van Keulen (violín) y su extraordinario grupo (Ulrike Payer, piano; Christian Gerber, bandoneón; Rüdiger Ludwig, contrabajo), con la célebre Deutsche Kammerakademie Neuss, la platea quedó fascinada por la intensidad del programa y la combinación de los populares temas de Piazzolla con el Concierto para dos violines y orquesta en re menor BWV 1043 (arreglado por Christian Gerber para violín y bandoneón) de Bach, extraordinariamente interpretado por los solistas de la agrupación y los músicos de la orquesta.
Pasión y dolor
De Astor Piazzolla desfilaron Tres minutos con la realidad”, la primera composición de su Tango Nuevo de que se tenga memoria (o música de Buenos Aires, como él la llama); Tangazo (Variations on Buenos Aires), una de esas composiciones que hacen sentir hondamente el alma porteña; Adiós Nonino, la apenada evocación por la muerte de su padre, Vicente Piazzolla; La Camorra (I.), Homenaje a Córdoba, así como Silfo y Ondina, Soledad, Fugata y Tangata.
Fue toda una maravillosa presentación en vivo que debía Isabelle van Keulen al público, desde el lanzamiento en 2022 de su monumental álbum Variations on Buenos Aires.
La Camorra (suite en tres movimientos), inspirada en la mafia napolitana y su violencia criminal, la misma que experimentara Piazzolla en su infancia y juventud en el West Side de Nueva York, con la cosa nostra siciliana y la Undzer Shtik judía, representa la declaración compositiva más ambiciosa de Piazzolla en términos de duración y forma musical a gran escala, si bien no en cuanto a armonía o timbre. Con un fueye melancólico y nostálgico, Astor Piazzolla lleva el tango al siglo XX a base de gritos y golpes. La Camorra es tan brutal como el presente y tan amorosa como el pasado, explicaba el compositor:
De algún modo, lo que soy se lo debo a esos primeros años en New York. Aquello era el mundo que se vio en Los Intocables: la pobreza, la solidaridad entre paisanos, la ley seca, Eliot Ness, la mafia... En fin, yo era muy atorrante, no me gustaba mucho la escuela -me rajaron [del lunfardo «echaron»] de varias- y andaba mucho por la calle. Ese ambiente me hizo muy agresivo, me dio la dureza y la resistencia necesarias para enfrentarme al mundo y, sobre todo, a las bataholas que veinticinco años después iba a levantar mi música. (…) Era un barrio violento, porque existía hambre y bronca. Crecí viendo todo eso. Pandillas que peleaban entre sí, robos y muertes todos los días. De todas maneras, la calle 8 de Nueva York, Elia Kazan, Al Jolson, George Gershwin, Sophie Tucker cantando en el Orpheum, un bar que estaba en la esquina de casa...Todo eso, más la violencia, más esa cosa emocionante que tiene Nueva York, está en mi música, están en mi vida, en mi conducta, en mis relaciones.
Te llamaremos bandoneón
Asombra hasta hoy al público la vertiginosa evolución que ha tenido el bandoneón en la historia del tango. El fuelle nació en Krefeld (Bajo Rin) a mediados del siglo XIX, gracias al diseño del violonchelista, profesor de música y comerciante de instrumentos musicales Heinrich Band. El bandoneón se fabricaba (y se fabrica aún) en Carlsfeld y en Klingenthal, dos localidades sajonas de los Montes Metálicos, próximas a la frontera con la República Checa.
El acierto de Heinrich Band fue el de crear un instrumento manual que producía más notas individuales que el acordeón (en el que se basaba) y el violín. Verbigracia, el bandoneón podía ir a las iglesias de los pueblos más pobres y suplir al órgano. De ahí que no desentonara para nada en esta velada al ser incorporado en el Concierto para dos violines y orquesta del gran Johann Sebastian Bach; todo lo contrario, adquirió nuevas dimensiones y matices con el virtuosismo de la violinista Isabelle van
El Homenaje a Córdoba, la provincia argentina que históricamente resistió y sigue resistiendo a todas las dictaduras habidas y por haber en el país (incluso la de Juan Domingo Perón y sus persistentes seguidores hasta la actualidad) exaltó tanto a los espectadores que las ovaciones y gritos de aprobación fueron incontenibles al cierre del concierto.
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