Discos

Frédéric Chopin Piano Concertos

Juan Carlos Tellechea
miércoles, 1 de mayo de 2024
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Frédéric Chopin Piano Concertos (sello SOLO Musica). Concierto para piano nº 1 en mi menor op 11*. Orchestra la Scintilla. Director Riccardo Minasi. Solista Margarita Höhenrieder (piano): 1. I. Allegro maestoso 19:46. 2. II. Romanze. Larghetto 10:29. 3 III. Rondo.Vivace 9:56. Grabado en la Kirche Oberstrass, Zúrich (Suiza) entre el 4 y el 7 de octubre de 2021. Concierto para piano nº 2 en fa menor op 21*. Orchester Wiener Akademie. Director Martin Haselböck. Solista Margarita Höhenrieder (piano): 4. I. Maestoso 13:32. 5. II. Larghetto 8:44. 6. III. Allegro vivace 8:57. Grabado en la Wiener Musikverein (Austria) entre el 21 y el 22 de noviembre de 2022. Ingeniero de sonido Jean-Daniel Noir.
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El reciente lanzamiento de la pianista Margarita Höhenrieder (sello SOLO Musica) es un exquisito y romántico homenaje a Frédéric Chopin, el compositor que amplió considerablemente los horizontes expresivos del piano. Con Chopin, el oyente, guiado por las sensibles manos de Margarita Höhenrieder, se olvida por completo del virtuosismo pianístico y cala hondo en los dulces abismos de su música, en la dolorosa melosidad de sus profundas y tiernas creaciones.

El álbum, Frédéric Chopin, Piano Concertos – Margarita Höhenrieder & Orchestra La Scintilla / Orchester Wiener Akademie, reúne el Concierto para piano n.º 1 en mi menor op. 11 y el Concierto para piano n,º 2 en fa menor op 21. El primero dirigido por el maestro Riccardo Minasi al frente de la Orchestra La Scintilla (asentada en la Ópera de Zúrich, Suiza); el segundo bajo la égida de Martin Haselböck, director principal de la Orchester Wiener Akademie, de Viena (Austria).

Auténticos instrumentos de la época

Ambos conciertos fueron grabados con auténticos instrumentos de época. El piano de concierto es un Ignaz Pleyel nº 14897, París 1848 de la colección de instrumentos del Clavier-Christoph Kern, Staufen im Breisgau (Baden-Württemberg), que se adapta a la afinación relativamente alta de las orquestas (440 Hz). Además, los dos colectivos musicales tocaron asimismo con genuinos instrumentos de los tiempos de Chopin.

Margarita Höhenrieder describe a su fortepiano en el folleto que acompaña al álbum así:

Es absolutamente idéntico al instrumento que poseía F. Chopin y es de una elegancia típicamente francesa, tanto por su sonido como por su aspecto. Refleja el espíritu de la época romántica y representa un testimonio sonoro auténtico. La sensación al tocar un Pleyel del siglo XIX es, por supuesto, completamente diferente a la de tocar un instrumento moderno. Hay que acercarse a este instrumento con gran sensibilidad y atención. Los trinos, por ejemplo, funcionan mejor si se tocan un poco más despacio. Las digitaciones especiales de Frédéric Chopin fueron tomadas en gran parte de su alumno Karol Mikuli.

Apenas hay alguna (o algún) pianista que pueda hacerle sombra a Höhenrieder (profesora del Conservatorio de Música y Teatro de Múnich) en cuanto a diseño sonoro, colorido y cultura del pianissimo; a lo largo de estos años se ha convertido en una de las artistas excepcionales del siglo XXI. Los caminos interpretativos que ha tomado son fascinantes y sus intuiciones se basan siempre en una escucha atenta de la música en cuestión. Los cambios de tempo son sinceramente muy románticos (tal como es ella misma), y su interpretación se mantiene libre de manierismos o delirios de grandeza.

En mi menor

El Concierto en mi menor de Chopin figura como "Concierto para piano nº 1 op. 11", aunque se trata de su segunda obra en este género. En el primer movimiento (Allegro maestoso), concebido en forma de sonata, los violines introducen el tema principal en mi menor y el tema secundario en mi mayor en la introducción orquestal. Tras los pasajes iniciales, la solista retoma ambos temas y juega en torno a ellos con encantadoras modulaciones y figuras pianísticas a menudo novedosas antes de que una maravillosa coda con trinos entrechocados en la mano izquierda ponga fin al primer movimiento.

La forma en que Höhenrieder coloca las notas en las teclas en el primer movimiento como una racha de condensación, la forma en que las deja emerger y desvanecerse en el Romanze. Larghetto (una romántica barcarola), que le sigue es profundamente conmovedora y sobrecogedora.

Este movimiento central, en particular, con sus cuerdas de sonido muy sereno y cálido, parece inicialmente un nocturno para orquesta, antes de que el piano entre finalmente, pensativo y delicadamente luminoso. Chopin añade ornamentación arabesca a sus singulares ideas musicales.

Danza Krakowiak

Mas todo en la música de Chopin es de una belleza y naturalidad sin afectación, do sostenido, re sostenido y sol sostenido, acentuados bruscamente por la orquesta, que abren el tercer movimiento, al tiempo que el oyente es arrancado bruscamente de la ensoñadora atmósfera romántica.

El ardiente Rondo (en mi mayor).Vivace final destila notas luminosas, esféricas, misteriosas y poéticas. Margarita Höhenrieder aprovecha todas las oportunidades para dar rienda suelta a su rico talante interpretativo. Chopin integra también un episodio al estilo de una danza Krakowiak, rápida y asincopada, en su brillante movimiento final, que termina con ejecuciones virtuosas paralelas en la parte del piano.

Pasajes como los mencionados, demuestran por qué esta pianista es una de las más destacadas del momento. Höhenrieder no ha elaborado un álbum conceptual cualquiera. Ella es consciente del influjo y de la revolución protagonizada por Chopin en la música para piano, desde su época y más allá de aquellos tiempos.

En fa menor

Cuando aborda el Concierto para piano nº 2 de un Frédéric Chopin a la sazón de ¡19 años de edad!, Margarita Höhenrieder toca de forma encantadora y melancólica, tierna y abismal. Una delicada delineación de las líneas melódicas, un desvanecimiento natural de las frases, trinos pensativos, un uso cuidadosamente dosificado del pedal: así se aventura la eximia pianista en este Concierto en fa menor, que sigue figurando como Segundo.

Esta instrumentación de Chopin concisa, colorista y camerística, ha sido siempre objeto de controversia tanto para los aficionados como para los críticos: Algunos consideran que la parte orquestal de Chopin es inadecuada y de aficionado, mientras que los partidarios creen que Chopin, quien junto con Wolfgang Amadé Mozart y Felix Mendelssohn es considerado uno de los talentos tempranos más asombrosos de la historia de la música, sabía exactamente lo que quería conseguir y cómo.

Aunque el Concierto en mi menor se interpreta mucho más a menudo y es aparentemente más popular, el Concierto en fa menor puede describirse como la obra más original y autónoma. La razón por la que éste apareciera después que el op 11 no fue porque Chopin perdiera las partes orquestales en su viaje a París. No. Aunque compuesto antes, fue publicado tres años más tarde y recibió el número de op 21, debido a que el Concierto en mi menor ganó fama por las presentaciones de Chopin en Viena y Múnich y, sobre todo, por su debut el 26 de febrero de 1832 en París, así como por otras actuaciones.

Novia de la infancia

Los editores esperaban que la publicación del Concierto en mi menor tuviera más éxito que la del Concierto en fa menor, que nunca antes se había interpretado fuera de Polonia. El propio Chopin interpretó su op 21 solo tres veces en vida, el 7 de febrero, el 3 y el 17 de marzo de 1830 en Varsovia.

El primer movimiento de este Concierto op 21, que Chopin tituló simplemente Maestoso, está en forma de sonata, como en el Concierto en mi menor. El maestro Martin Haselböck al frente de la Orchester Wiener Akademie elige un tempo moderado. Tampoco la solista se ciñe estricta o servilmente a los tempi básicos; ni siquiera en el Concierto nº 1 en mi menor. Éstos varían, y con toda razón, en el espíritu de los románticos.

A medida que avanza, la orquesta se limita a formar una alfombra sonora para las inagotables ideas melódicas, armónicas y pianísticas de Chopin, y se menciona repetidamente que se puede oír en sus obras la añoranza de Chopin por la patria, el mal de amores, su enfermedad o las gotas de lluvia mallorquinas. El propio Chopin, que era todo menos un compositor sentimental, detestaba tales asociaciones.

Sin embargo, en lo que respecta al segundo movimiento (Larghetto) de este Concierto en fa menor, una de las más bellas inspiraciones de Chopin, el propio compositor confesaba en una carta a su amigo, el activista político, agricultor y mecenas Tytus Woyciechowski el 3 de octubre de 1829 que había compuesto este movimiento 

pensando en su ideal (su adorada novia de la infancia Konstancja Gładkowska), con la que sueño, en memoria de la cual fue escrito el Adagio de mi concierto.

Una mano en las orquestaciones

Pese a su tonalidad menor, el último movimiento (Allegro vivace) es una pieza virtuosa alegre y elegante que, como el primer movimiento, plantea grandes exigencias técnicas a la pianista (algunas de sus características singulares, el pasaje col legno o el cuerno de caza que anuncia la stretta). En una sección titulada Scherzando, Chopin inserta una mazurca de 23 compases antes de que el movimiento termine en un virtuoso espectáculo de fuegos artificiales en fa mayor.

Una evaluación justa del tratamiento orquestal de Chopin se hace particularmente difícil por las numerosas adaptaciones posteriores (especialmente de los tutti orquestales), "arreglos" y "correcciones", evoca el referido folleto que acompaña al álbum. Entre otros, el fenomenal alumno de Franz Liszt, Carl Tausig, quien murió joven, arregló el Concierto en mi menor e incluso introdujo cambios en la parte solista. Enrique Granados arregló el Concierto en fa menor, y Karl Klindworth también realizó arreglos. Richard Burmeister orquestó ambos conciertos y añadió una coda e incluso una cadencia (¡!) al primer movimiento del concierto en fa menor, que también interpretó Ignacy Jan Paderewski.

Persiste la teoría de un musicólogo polaco de que ambos conciertos no fueron orquestados por el propio Chopin, sino por uno de sus compañeros de estudios. Sin embargo, lo único cierto es que no existen autógrafos. El original del primer concierto para piano se considera perdido, mientras que el del segundo no es más que un semiautógrafo: la parte del piano es de puño y letra de Chopin, mientras que la de la orquesta fue escrita por el mencionado condiscípulo.

Grabaciones

El uso del rubato es un tema especialmente delicado en la música de Chopin; demasiado estiramiento podría poner en peligro la naturaleza extática de la música e incluso de caer en una demostrativa inclinación pedagógica, En este sentido, la nueva grabación de los Conciertos de Frédéric Chopin encierra de algún modo un potencial de conflicto.

Sin embargo, ni los directores Riccardo Minasi y Martin Haselböck ni la solista Margarita Höhenrieder utilizan esta variabilidad como espectáculo. Más bien, interpretan esta música como fantasías o improvsaciones a gran escala.

La captación de sonido por el ingeniero Daniel Noir en la (iglesia) Kirche Oberstrass, de Zúrich (Suiza), entre el 4 y el 7 de octubre de 2021, y en la Wiener Musikverein (Austria) entre el 21 y el 22 de noviembre de 2022, tiene gran relieve, ofrece una excelente atmósfera de concierto, y el histórico piano está muy presente en una halagadora inmediatez. ¡Un álbum muy bello y conmovedor!

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