Alemania

Poco Aida, mucho Verdi

Esteban Hernández
lunes, 6 de mayo de 2024
Michieletto, Aida © 2023 by W. Hösl / Bayerische Staatsoper Michieletto, Aida © 2023 by W. Hösl / Bayerische Staatsoper
Múnich, domingo, 28 de abril de 2024. Bayerisches Staatsoper. Verdi: Aida. Director de escena: Damiano Michieletto. Escenografía: Paolo Fantin. Vestuario: Carla Teti. Iluminación: Alessandro Carletti. Video: rocafilm. Raehann Bryce-Davis (Amneris), Elena Guseva (Aida), Jonas Kaufmann (Radamés ), Vitalij Kowaljow (Ramfis), George Petean (Amonasro), y Alexandros Stavrakakis (Il Re). Coro de la Bayerische Staatsoper. Bayerisches Staatsorchester. Director musical: Marco Armiliato.
0,000266

Hace escasamente un año del estreno de esta nueva producción de uno de los títulos verdianos por antonomasia, y a ella me remito para todas aquellas apreciaciones en torno a una puesta en escena que, con toda honestidad, me sigue transmitiendo, amén de lo que señalé, una falta de estímulos preocupante, tanto para el reparto que la tenga que sostener (Kaufmann incluido) como para el público que la tenga que soportar. 

Aprovecho en todo caso la ocasión para añadir una apreciación más, como el que a pesar de desaparecer las manidas referencias monumentales a Egipto en escena, o de enmascararse en demasía el fulgor de la guerra, el odio que destila entre bambalinas parece en contraposición más vivo y destructor que en otras lecturas del título, aunque el sentimiento antibelicista que embadurna la entera lectura de Michieletto hace que los momentos álgidos del título se difuminen en una planicie ciertamente soporífera, adjetivo que utilizo escrupulosamente en mis textos en cuanto me percato de que he consultado más de cuatro veces la hora en una representación.

Pieza enlazada

De Brian Jagde a Jonas Kaufmann el salto es notorio, en calidez (aunque puntual), calidad y en el precio de las entradas, todo sea dicho. No es un Radamés a todo gas, está lejos de poder afrontar toda la representación con la intensidad que requeriría, pero no es menos cierto que sigue metiendo balones por la cruceta cuando se requiere, incluso en los primeros minutos del encuentro, con un 'Celeste Aida' para enmarcar por la precisa gestión del pasaje, con una atención a las indicaciones de Verdi dignas de cualquier filólogo musical. La inversión, si pensamos en momentos muy específicos, sigue mereciendo la pena, y en su casa, aunque siga racaneando, tendrá siempre las puertas abiertas y el aplauso preparado. 

Verdi: Aida. Director musical: Marco Armiliato. Director de escena: Damiano Michieletto. Múnich, Bayerisches Staatsoper, abril de 2024. © 2024 by W. Hoesl / Bayerisches Staatsoper.Verdi: Aida. Director musical: Marco Armiliato. Director de escena: Damiano Michieletto. Múnich, Bayerisches Staatsoper, abril de 2024. © 2024 by W. Hoesl / Bayerisches Staatsoper.

En esta última representación Hubeaux tuvo que ser sustituida, saltando un par de días antes la mezzo americana Raehann Bryce-Davis, dramática y vocalmente eficiente, sin más, a la que la parquedad de la escena le dio seguramente una mano para poderse concentrar en la vocalidad, que aun así resultó bastante poco expresiva. 

La Aida de Elene Guseva no termina de convencer, la guerra la desestabiliza pero no termina de evidenciarse ni en la parte vocal ni en la escénica. 

En los registros bajos Kowaljow seguramente sea el más completo de todos, hecho al que le ayuda que las notorias cualidades vocales de Petean se sigan acompañando de una gestualidad cercana a las de un playmobil manco.

Verdi: Aida. Director musical: Marco Armiliato. Director de escena: Damiano Michieletto. Múnich, Bayerisches Staatsoper, abril de 2024. © 2024 by W. Hoesl / Bayerisches Staatsoper.Verdi: Aida. Director musical: Marco Armiliato. Director de escena: Damiano Michieletto. Múnich, Bayerisches Staatsoper, abril de 2024. © 2024 by W. Hoesl / Bayerisches Staatsoper.

Si bien la temporada pasada la dirección orquestal de Rustioni optó por un enfoque sonoro casi camerístico, la lectura de Armiliato roza la contraposición a las renuncias escénicas, hecho sobre todo evidente en el acto triunfal, bastante alejado del tedio que provocó la lectura de su predecesor.

Una Aida en definitiva con algún paso al frente, pero que siempre se verá lastrada por su dirección escénica y a la que se le auspicia un futuro basado precisamente en esto, en alguna estrella, algún punto de luz en el que fijarse y esperanzarse para que le dé la vuelta al menos a la mitad de la tortilla, la de los huevos de Verdi.

Comentarios
Para escribir un comentario debes identificarte o registrarte.