Reportajes

Cambio climático

CXXVI Cambios en el hielo de la Antártida permitirán mejorar previsiones sobre la subida del mar

Juan Carlos Tellechea
lunes, 20 de mayo de 2024
El Polarstern en la Antártida Oriental © 2024 by Marcus Gutjahr El Polarstern en la Antártida Oriental © 2024 by Marcus Gutjahr
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Tras más de seis meses de exitosas investigaciones en la Antártida oriental, el rompehielos Polarstern regresa a su puerto base de Bremerhaven con un importante bagaje de conocimientos y observaciones científicas clave que permitirán mejorar la evaluación del cambio climático y las previsiones sobre la subida del nivel del mar en el planeta.

Las expediciones en el hemisferio sur y el tránsito por él se centraron en la oceanografía y la geología de la Antártida oriental, así como en la formación de estudiantes en especialidades afines a la climatología. Debido a esta zona de crucero especial para el Polarstern, hubo un cambio de personal en el puerto de Hobart, que fue la primera escala en Australia en sus más de 40 años de historia.

Los glaciares de la Antártida oriental se consideran relativamente estables en comparación con los de la región occidental. Sin embargo, debido al calentamiento global, no solo está cambiando la capa de hielo marino, sino que también se producen alteraciones en las corrientes oceánicas. Mientras que las primeras son fácilmente visibles mediante observaciones por satélite, por ejemplo, las segundas se miden mejor in situ mediante mediciones directas en la columna de agua y boyas o amarres desplegados.

Durante la última temporada antártica, los científicos utilizaron el Polarstern para investigar con gran detalle las condiciones actuales de las corrientes y la composición de las masas de agua en el marco de las expediciones EASI. También tomaron muestras del fondo marino, ya que estos núcleos de sedimentos contienen información sobre las condiciones actuales de la historia de la Tierra.

Núcleo de sedimento

Un núcleo de sedimento de la Antártida Oriental (secciones individuales a la derecha en la imagen). © 2024 by Lester Lembke-Jene.Un núcleo de sedimento de la Antártida Oriental (secciones individuales a la derecha en la imagen). © 2024 by Lester Lembke-Jene.

Desde el glaciar Denman, en la Antártida Oriental (posición aproximada 66° sur, 100° este), el Polarstern recorrió unos 2.000 kilómetros en dirección norte hasta 45° sur. Aproximadamente cada 100 millas náuticas (185 kilómetros), los expedicionarios tomaron muestras de agua en un total de diez estaciones y determinaron el contenido de oxígeno y sal, la profundidad y la temperatura del océano desde la superficie hasta el fondo marino.

A continuación tomaron testigos de sedimentos. El Dr Marcus Gutjahr, oceanógrafo del Centro Helmholtz GEOMAR para la Investigación Oceánica, de la ciudad portuaria de Kiel, y jefe de la expedición EASI-2, señala:

Que yo sepa, nunca antes se había obtenido en esta parte del Océano Índico una sección tan larga con muestras periódicas de alta resolución de la columna de agua y los sedimentos a través de casi todas las zonas climáticamente importantes de la Corriente Circumpolar Antártica. A partir de los testigos de sedimentos, se ha podido determinar el contenido de oxígeno y sal del océano, la profundidad y la temperatura.

Por su parte el Dr Oliver Esper, geólogo marino del Instituto Alfred Wegener, Centro Helmholtz de Investigación Polar y Marina (AWI) y codirector de la expedición, afirma que:

A partir de los testigos de sedimentos, podemos describir la posición de la Corriente Circumpolar Antártica en la Antártida Oriental durante los últimos 800.000 años aproximadamente. Esto es especialmente relevante, ya que los frentes de la Corriente Circumpolar Antártica tienden a desplazarse hacia el norte en los periodos fríos y hacia el sur en los más cálidos. Pudimos confirmar que el agua caliente ya está llegando al glaciar Denman y derritiéndolo desde abajo, lo que está provocando un aumento del nivel global del mar. 
Se trata de una situación que los modelos climáticos predicen para otras zonas de la Antártida Oriental a medida que avance el calentamiento global en las próximas décadas. A partir de los núcleos de sedimentos, podremos deducir la rapidez con que se han desplazado las corrientes oceánicas en la historia de la Tierra, tras los análisis de laboratorio que ahora están pendientes. Esto nos permitirá mejorar las previsiones de la futura subida del nivel del mar.

Tras la expedición EASI-2 y las celebraciones con motivo de la primera escala del Polarstern en Australia, la expedición EASI-3, dirigida por el profesor Dr Sebastian Krastel (Universidad de Kiel), viajó de Hobart a Walvis Bay (Namibia). En este caso, la atención se centró aún más en la geología de la Antártida Oriental: se investigaron con métodos geofísicos los retrocesos glaciares de climas más antiguos.

Gracias a la estructura de las capas de sedimentos, los investigadores pueden retroceder más de 50 millones de años en la historia de la Tierra. Además, un equipo terrestre dirigido por la Universidad Técnica de Dresde utilizó sistemas globales de navegación por satélite (GNSS) para registrar con gran precisión el movimiento de la corteza terrestre, que puede verse como una reacción a los cambios pasados y presentes de las masas de hielo. Junto con las mediciones geofísicas, los datos deberían contribuir a una mejor comprensión de la deformación y la estructura interna de la Tierra en la región de la Antártida Oriental.

Hace aproximadamente un mes, el rompehielos Polarstern inició su tránsito de regreso por el Atlántico bajo la dirección del Magister Scientiae (M.Sc.) Simon Dreutter, quien, junto con un pequeño equipo del departamento de batimetría del AWI, cartografió el fondo marino para el proyecto GEBCO Seabed 2030 utilizando los propios sondeos del buque. El pasado otoño, el manejo de estos sondeos fue objeto de un crucero del Instituto Alfred Wegener para la formación de estudiantes en el marco de la escuela de postgrado POLMAR, bajo la dirección de la Dra Claudia Hanfland.

Los testigos de sedimentos y demás muestras se descargaron del Polarstern el pasado lunes 13 de mayo. El buque pasa ahora cuatro semanas en el astillero Lloyd para realizar tareas rutinarias de mantenimiento y reparación antes de zarpar hacia el Ártico a principios de junio.

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