Artes visuales y exposiciones
El Eco de Kafka
Juan Carlos Tellechea
El Centenario de la muerte del escritor Franz Kafka se conmemora en estos meses con una gran exposición y un proyecto de investigación en el que colaboran tres importantes instituciones con las mayores colecciones mundiales de sus obras: la Biblioteca Nacional de Israel, las Bibliotecas Bodleianas de Oxford y el Archivo de Literatura Alemana de Marbach (Deutsches Literaturarchiv, DLA).
Franz
Actividades
Con un apoyo financiero de 500.00 euros del gobierno de Alemania, las tres entidades mencionadas han unido sus esfuerzos para reconocer a Kafka como autor global, a través de un amplio programa cultural con exposiciones y eventos especiales, al tiempo que sitúan su obra en contextos locales.
En el caso concreto del Archivo de Literatura Alemana de Marbach (DLA) se realizan una exposición y un proyecto de investigación, bajo el título de Kafkas Echo (El eco de Kafka), que se extienden desde el 12 de mayo de 2024 al 26 de enero de 2025. La exhibición muestra al escritor checo de lengua alemana en el contexto de la vida literaria de su tiempo y de la posteridad.
A partir de otoño se podrá ver otra exposición especial en el Museo Judío de Berlín, ha anunciado en un comunicado de prensa la Secretaria de Estado de Cultura y Medios de Comunicación, Claudia Roth, que promueve y financia estas actividades. Allí se expondrán obras de artistas contemporáneos que tratan sobre Kafka. El patrocinio se realiza conjuntamente con el ministro de Cultura de la República Checa, Martin Baxa.
El Centenario de Kafka será conmemorado con numerosos actos, libros, películas, blogs, podcasts y videojuegos. Estas acciones han sido reunidas por la vasta red Kafka 2024, que incluye también a Barcelona, Viena, Zúrich, New York, Berlín, Múnich, Ámsterdam, Fráncfort del Meno, Leipzig, París y Praga, entre otras ciudades. Participan en el proyecto más de 20 entidades de Alemania y el extranjero, entre ellas varias organizaciones financiadas por la referida Secretaría de Estado.
Universo de palabras e imágenes
Kafka es sin duda uno de los autores más leídos e influyentes de la literatura universal actual, pero también uno de los más enigmáticos. El DLA analiza a Kafka desde la perspectiva de su época, utilizando documentos originales y material de archivo inédito, al tiempo que lo sitúa en el presente. Al hacerlo, arroja luz sobre los orígenes de Kafka y su vida en el crisol de Praga, sobre sus lecturas y procesos, sus mundos de palabras e imágenes. La exposición rastrea, sobre todo, la lectura de Kafka y la recepción productiva y artística de sus obras.
¿Quién era este Kafka, este "mundo extraordinario y profundo", como lo describió Milena Jesenská en su necrológica? ¿Qué revelan su biblioteca y los testimonios de sus lecturas (verbigracia, en sus cartas) sobre el Kafka lector? ¿En qué medida sus lecturas inspiran su escritura? ¿Cómo surgen sus textos? ¿Qué revelan los manuscritos sobre la forma de trabajar y escribir de Kafka, por ejemplo a través de su letra, correcciones, tachaduras y añadidos, y qué hay de él como lector de sus propios textos? ¿Cómo se leían y se leen los textos de este autor mundial que provoca de nuevo a cada generación? ¿Dónde y cómo cambian estos textos según el contexto, el lugar y el momento de su lectura? ¿Por qué y cómo su literatura se convierte en inspiración para otros medios?
En la sede del Archivo de Literatura Alemana de Marbach se exponen más de 100 piezas, entre manuscritos, cartas, fotos y recuerdos de Kafka procedentes de los fondos de esta misma institución, incluidos El proceso y relatos más breves como Richard y Samuel y El maestro del pueblo, así como cartas a Grete Bloch (e indirectamente a través de ella a Felice Bauer), Max Brod, Josef David, Willy Haas, Milena Jesenská, Ottla Kafka, Hedwig Weiler y Felix Weltsch, entre otros.
Barbarie nazi
Muchos de ellos fueron asesinados por los nazis en sus campos de exterminio, otros se salvaron por milagro. Si bien sobre hipótesis históricas es mejor no teorizar, es posible inferir sin embargo que quizá, al igual que ocurrió con sus tres hermanas, Gabriele, Ottla y Valerie, es bastante probable que el propio Franz Kafka habría sido aniquilado por la barbarie del régimen racista, xenófobo y genocida de Adolf Hitler, si no hubiera fallecido por insuficiencia cardíaca (aquejado de tuberculosis) una década antes, el 3 de junio de 1924, en un sanatorio de Kierling, al norte de Viena.
Última voluntad
Cierto es que al final Kafka quería imponer a su obra un castigo definitivo: la quema. Luchó con sus textos y cuando no pudo llegar más lejos con su pluma, cogió un cuchillo y cortó lo que de otro modo no se convertiría en un todo. Su amigo Max Brodt salvó de la destrucción y la desaparición definitiva sus manuscritos.
A Franz Kafka le gustaba más la idea de extinguirse sin dejar rastro. Que nada recordara su existencia; ni una fama posterior ni una vida después de la muerte. No habría ninguna otra forma de interpretar el famoso testamento que dejó a Brod, según el cual todo, sin excepción, debía ser quemado tras su muerte, "y lo antes posible".
Autodestructivo
Más aún, incluso los libros que quería fueran aceptados no debían reimprimirse bajo ningún concepto. No podía impedir que alguien los conservara, "pues ya están ahí". Sin embargo, si se perdieran "por completo, ése sería mi verdadero deseo". El resultado fue otro. Brod sabía lo que le debía a su amigo; y sabía lo que se perdería para el mundo si hubiera seguido las autodestructivas instrucciones de Kafka.
En relación con esta última voluntad del escritor, cabe imaginar que una carta de Franz Werfel pudo haber tenido para Kafka un efecto menos alienante de lo que hoy parece. Werfel había leído La metamorfosis de Kafka y le escribió en una carta de respuesta:
Eres tan puro, nuevo, independiente y perfecto que en realidad uno debería relacionarse contigo como si ya estuvieras muerto y fueras inmortal. No se siente nada parecido con nadie más vivo.
Piezas
El material expuesto en el Archivo de Literatura Alemana de Marbach se complementa con las huellas de la memoria, lectura y recepción que pueden encontrarse en los archivos y bibliotecas de autor desde la época de Kafka hasta la actualidad.
Los manuscritos y testimonios de Kafka se confrontan así con manuscritos, cartas, libros y documentos de Ilse Aichinger, Hannah Arendt, Max Bense, Hans Blumenberg, Paul Celan, Peter Handke, Hermann Hesse, Siegfried Kracauer, Winfried Georg Sebald y Martin Walser. El legado del investigador de Kafka Hartmut Binder también desempeña un papel importante, ya que ha cedido al DLA una colección de los raros "libros perdidos" de Kafka, así como fotografías originales de Kafka, sus padres y su hermana Ottla.
La exposición sigue las huellas de tan exaltados ecos hasta nuestros días. Se conserva la confesión de Ilse Aichinger de que, tras leer un solo pasaje de las cartas de Kafka, se sintió conmovida y decidió:
Mientras respire, no seguiré leyendo.
Emocionalidad
Después de escribir Ante la ley, Franz Kafka anotaba en su diario el 13 de diciembre de 1914:
Satisfacción y felicidad.
El DLA conserva además la siguiente nota escrita por Peter Handke una medianoche de 1983:
Odio a Franz Kafka, el eterno hijito (que nunca ha crecido).
Esta emocionalidad no es solo lo que en psicología se denomina proyección, sino que encuentra su contrapartida en la propia sobreexcitación de Kafka. El 19 de diciembre de 1914, anotaba él en su diario:
"Ayer escribí El maestro del pueblo casi inconsciente". Sin embargo, las ocho páginas manuscritas que se conservan siguen siendo fragmentos; Kafka no completó la historia. Dejó igual de fragmentaria la novela El proceso, que había comenzado ese mismo año.
Extrañeza
Se trata de una expresión drástica de una sensación de extrañeza que Kafka ya debía de haber tenido de joven. En un momento de su Carta a mi padre, resume sus días en la escuela con una imagen notable:
Me interesaban las lecciones (. . .) del mismo modo que a un defraudador bancario, que sigue en su puesto y tiembla ante la perspectiva de ser descubierto, le interesan los pequeños negocios bancarios en curso que todavía tiene que llevar a cabo como funcionario.
Convencido de que un cambio inefable ha ocurrido en su ser, la despersonalización es una de las experiencias más angustiosas y perturbadoras que puede sentir una persona. Como la propia palabra indica es la sensación de extrañeza de no ser parte de su propia persona, como si la unidad con él mismo se hubiese separado.
En psicología y psiquiatría la sensación de extrañeza está considerada como un síntoma disociativo, cuyos factores precipitantes pueden ser la ansiedad, el estrés, la depresión, el estrés postraumático, la ingesta de ciertas drogas o su abstinencia, la privación de sueño... y también aparece como síntoma en la esquizofrenia.
Angustia
¿No se aplica esto también y sobre todo a la escritura? Tal vez debamos imaginar siempre a Kafka con la angustia de quien teme ser desenmascarado en cualquier momento como delincuente o impostor. Y que escribe sus textos casi inconscientemente, como un ladrón, por así decirlo, o como el médium sin voluntad de una revelación divina y en todo caso celestial.
¿No tenía sentido, por tanto, dejar una disposición testamentaria como uno de sus últimos escritos, una degustación tardía de una destreza que nunca podría colmar sus propias expectativas? No quedaba más remedio que imponerle la pena máxima.
Aflojar riendas
El brutal procedimiento parece un acto de desesperación. Al trocear la obra, el autor esperaba utilizar su poder como artista de la evasión. Se reconoce la precariedad de esta escritura. Siempre está en el filo de la navaja, el peligro puede venir del exterior, de la familia que le molesta, del trabajo en la compañía de seguros que le roba las horas del día.
Pero incluso por la noche, y aún más allá, le atacan los demonios interiores. Todo esto se refleja tanto en El proceso mismo como en su génesis. El mundo está desquiciado, ya no puede contarse como una novela autoconclusiva y coherente. El fracaso es inherente a El proceso. Al final, el cuchillo es la única herramienta que le queda al poeta.
El procedimiento de escritura de la novela da una idea tanto de las dificultades como de la audacia de la composición. Es probable que Kafka escribiera varios capítulos simultáneamente en diez cuadernos distintos, empezando por el primero y trabajando en el último al mismo tiempo. Pero en enero de 1915, el trabajo se estanca y la novela no llega a terminarse. Kafka canceló la escritura. En su lugar, recortó las partes individuales de los cuadernos y las reorganizó en 16 legajos.
Era moderna
La Secretaria de Estado Claudia Roth, señala en su comunicado de prensa que:
La literatura de Franz Kafka toca una fibra sensible, especialmente en nuestros desorganizados tiempos de agitación. Por muy preciso que parezca inicialmente el lenguaje de Kafka, la realidad que nos presenta es misteriosa, incomprensible y absurda. Kafka expresa la naturaleza enigmática del mundo moderno y fragmentado y, por tanto, de las personas de la era moderna. Nos reconocemos a nosotros mismos, nuestras vidas y los retos de nuestro tiempo en los textos de Kafka: eso le convierte en nuestro contemporáneo.
Hoy en día, Kafka es probablemente el autor en lengua alemana más famoso del siglo XX. Su obra forma parte del canon de la literatura universal. Es leído, celebrado y venerado en todo el mundo. Franz Kafka tiene un significado muy especial no solo para el mundo de habla alemana, sino también para Israel y la República Checa. Por ello, rendir homenaje a su obra y examinar su vida en este año de aniversario es especialmente adecuado para reforzar la cooperación cultural de Alemania con esos países.
Inteligencia artificial
En un Laboratorio Kafka, creado en el marco de una cooperación en materia de investigación con el Instituto Leibniz de Medios de Conocimiento (IWM) de Tubinga, los visitantes pueden utilizar gafas de realidad virtual para sumergirse en el "universo manuscrito" de El proceso de Kafka. Se les anima a reflexionar sobre el estilo de Kafka teniendo que decidir a partir de un corpus formado por pasajes de texto originales y "textos de Kafka" generados por inteligencia artificial (IA): ¿Es Kafka o no? Y, por último, pueden comparar su lectura de El proceso con la de otros lectores de de la misma obra, utilizando una estación interactiva para ver cómo otros leen el texto y qué les provoca la lectura. Los visitantes también pueden grabar sus propias experiencias de lectura y así no solo inscribirse en la exposición, sino también formar parte de un proyecto de investigación empírica.
Experimentación
El citado "Laboratorio Kafka" se irá ampliando a lo largo de la exposición. Como es sabido, varios textos del autor quedaron inconclusos, El proceso es uno de ellos. Hay 161 hojas sueltas del manuscrito, archivadas en 16 de los llamados convolutos. No es posible saber si Kafka las habría unido para formar un texto lineal continuo, ni cómo lo habría hecho. El "Laboratorio Kafka" permite a los visitantes participar intensamente en el proceso de escritura de Kafka: se puede escrutar digitalmente el proceso de creación de la novela de Kafka y un universo inmersivo del manuscrito.
Las copias digitales de alta resolución de las páginas individuales pueden explorarse en una mesa multitáctil y asignarse a la época en que se escribió la novela, entre agosto de 1914 y enero de 1915. También se hace visible la historia de las ediciones y los diversos intentos de organizar las colecciones de Kafka. Sus correcciones, tachaduras y añadidos pueden experimentarse en el universo del manuscrito. Con esas gafas de realidad virtual se pueden ver hojas sueltas del manuscrito y descubrir sus particularidades. Ambas aplicaciones han sido desarrolladas en una colaboración de investigación dirigida por el profesor Dr Peter Gerjets, jefe del grupo de trabajo de Interacción Multimodal del IWM.
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