España - Andalucía

“Aldonza y Alonso”, homenaje póstumo a Lorenzo Palomo

José Amador Morales
miércoles, 12 de junio de 2024
Palomo, Aldonza y Alonso © 2024 by Gran Teatro de Córdoba Palomo, Aldonza y Alonso © 2024 by Gran Teatro de Córdoba
Córdoba, sábado, 1 de junio de 2024. Gran Teatro de Córdoba. Lorenzo Palomo: Aldonza y Alonso o el amor de juventud de Don Quijote (estreno mundial), sobre poemas de Carlos Murciano. Amparo Urieta, dirección escénica. Producción del ESAD Miguel Salcedo. Elena Montes Seoane (Aldonza), Rafael Díaz Parras (Alonso), Isabel Guerrero Martínez (Blanca), Selene Guerrero Carrillo (Inés), Manuel Torres Ruiz (Juan), Sergio Jesús Jiménez Pacheco (Fernando). Lorenzo Palomo: Dulcinea, cantata-fantasía para un caballero enamorado sobre poemas de Carlos Murciano. Natividad Andújar Pérez (Dulcinea), Clara Fernández Lozano (Teresa), Ricardo Llamas Márquez (Don Quijote), Raúl Jiménez Medina (Sancho Panza). Ballet del CPD Luís del Río. Coro y Orquesta del CSM Rafael Orozco. Carlos Domínguez-Nieto, dirección musical.
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La madrugada del pasado 13 de abril falleció el compositor Lorenzo Palomo tras una larga enfermedad que se había agravado en los últimos meses. Aunque nacido en Ciudad Real en 1939, Palomo siempre se sintió cordobés y, no en vano, inició sus estudios musicales en el conservatorio de Córdoba. Fue a los veinte años cuando se trasladó a Barcelona para continuar su formación y recibir posteriormente una beca que le permitió culminar sus estudios musicales en Estados Unidos. Durante treinta y ocho años residió en Berlín, aunque en 2019 decidió trasladarse a la capital española.

Gracias a su relación con Leo Brouwer, en 1997 tuvo un significativo reencuentro con Córdoba gracias a un concierto-homenaje dirigido por el cubano, a la sazón director titular de la Orquesta de Córdoba. Para entonces ya había alcanzado gran éxito con obras como los ciclos de canciones Del atardecer al alba (estrenada en 1981 en el Carnegie Hall de New York por Montserrat Caballé) o Una primavera andaluza (1992) y, especialmente, sus Nocturnos de Andalucía para guitarra y orquesta (1996) que hace tres años adaptó para el piano con bastante fortuna.

Precisamente con ellos Lorenzo Palomo recibió un merecido homenaje por parte de los más de mil cordobeses que abarrotaban la Mezquita en noviembre de 2022, con una memorable interpretación por parte de Josu de Solaun acompañado por la Orquesta de Córdoba bajo la dirección de Carlos Domínguez-Nieto. En aquella ocasión un emocionado Lorenzo Palomo se dirigió emocionadísimo al público que le ovacionó de forma entusiasta.

‘Aldonza y Alonso,’ de Lorenzo Palomo. Carlos Domínguez-Nieto, dirección musical. Amparo Urieta, dirección escénica. Córdoba, Gran Teatro, junio de 2024. © 2024 by Gran Teatro de Córdoba.‘Aldonza y Alonso,’ de Lorenzo Palomo. Carlos Domínguez-Nieto, dirección musical. Amparo Urieta, dirección escénica. Córdoba, Gran Teatro, junio de 2024. © 2024 by Gran Teatro de Córdoba.

La representación que comentamos, todo un homenaje póstumo a su memoria, comenzaba con el estreno de la versión orquestal de su Aldonza y Alonso cuya música fue llevada por primera vez a los atriles en 2016 en una interpretación parcial y con piano a cargo de alumnado de la Escuela Superior de Canto de Madrid. La obra, dedicada a docentes y estudiantes, fue compuesta a manera de prólogo de su ópera Dulcinea, estrenada en la Deutsche Oper Berlin diez años antes.

Palomo manifestó su deseo de ver representadas ambas obras juntas, para lo cual no dudaría en instrumentar Aldonza y Alonso. Poco antes de su fallecimiento y con la ayuda de Carlos Domínguez-Nieto pudo completar la instrumentación de la partitura, tal y como narra el director y compositor madrileño en las notas al programa:

El pasado 25 de diciembre recibí una llamada telefónica de mi querido y admirado Lorenzo Palomo. No se encontraba bien (...) No mejoraba lo suficiente para poder volver a trabajar en la instrumentación de su Aldonza y Alonso, obra que tenía previsto estrenar en un increíble proyecto pedagógico conjunto del Conservatorio Superior de Música “Rafael Orozco”, la Escuela Superior de Arte Dramático de Córdoba y el Conservatorio Profesional de Danza de Córdoba. Sin embargo, aunque su estado físico le impidiera escribir, Lorenzo tenía la ilusión, el genio y el entusiasmo de siempre, así como el imbatible deseo de que su obra se estrenara por fin como había prometido a los jóvenes músicos cordobeses. Fue en esa inolvidable conversación cuando Lorenzo me pidió que le ayudase a terminar de instrumentar su partitura. Así, desde ese día, en sucesivas e incontables llamadas telefónicas durante las siguientes semanas y según sus fuerzas de cada día, Lorenzo me fue dictando su música, nota a nota, compás por compás (...) Sus indicaciones eran claras y precisas, siempre escuchando mis preguntas y disipando cualquier duda. Juntos fuimos avanzando por la partitura hasta concluirla.

Así pues, esta función del pasado día 1 de junio, además del estreno de la partitura completa y por una orquesta sinfónica, ha supuesto la puesta en escena de ambas obras tal y como las concebía el compositor. Planificada con anterioridad a la muerte de Lorenzo Palomo, con quien se contaba este día, este triste acontecimiento convirtió la velada en todo un homenaje póstumo a su memoria. Así lo entendió el numeroso público que casi llenó un Gran Teatro entre quienes se encontraba Carlos Murciano, el escritor y autor del texto de las obras de Palomo.

Aldonza y Alonso, claramente más cantata que ópera al carecer prácticamente de acción dramática, funcionó perfectamente como prólogo de Dulcinea, centrando el desarrollo de esta y, sobre todo, situando al espectador en su contexto sonoro: una suerte de eclecticismo entre elementos tradicionales y contemporáneos, clásicos y populares con ritmos, cadencias armónicas y giros melódicos claramente inspirados en la música folclórica española, lugar común de muchos de sus pasajes. La melodía, de atractivo y expresivo lirismo, casi siempre fluye basculando en torno a una tonalidad en la que pocas veces se asienta claramente. La orquestación, colorida y rica, se adapta con naturalidad al contexto narrativo. Del conjunto de la obra, de unos cuarenta minutos de duración, podemos destacar, por su sensualidad y belleza intrínseca la “Cancioncilla del amor soñado” de Aldonza y el intenso dúo final hacia el que parece enfocarse toda la obra.

‘Aldonza y Alonso,’ de Lorenzo Palomo. Carlos Domínguez-Nieto, dirección musical. Amparo Urieta, dirección escénica. Córdoba, Gran Teatro, junio de 2024. © 2024 by Gran Teatro de Córdoba.‘Aldonza y Alonso,’ de Lorenzo Palomo. Carlos Domínguez-Nieto, dirección musical. Amparo Urieta, dirección escénica. Córdoba, Gran Teatro, junio de 2024. © 2024 by Gran Teatro de Córdoba.

A la vuelta del descanso se representó Dulcinea, que contó con un mayor desarrollo escenográfico sobre el escenario (Aldonza y Alonso se había desarrollado en su mayor parte utilizando con audacia los palcos de proscenio y el pasillo inmediato al foso orquestal) gracias al intenso trabajo del ESAD de Córdoba. Ambas obras contaron con la extraordinaria labor y entrega de los estudiantes de canto del Conservatorio Superior ‘Rafael Orozco’ de Córdoba, no en vano los verdaderos dedicatarios de la obra, destacando las excelentes interpretaciones de Elena Montes Seoane como Aldonza y Rafael Díaz Parras como Alonso de una parte, y de Natividad Andújar Pérez en Dulcinea y Ricardo Llamas Márquez en Don Quijote, este último único profesional del reparto que hizo toda una creación de su personaje.

Por su parte, sorprendió no poco la soberbia prestación del coro del conservatorio, ajustadísimo y de nítido e impoluto sonido, al igual que la no menos meritoria por parte de la orquesta del mismo centro. Al frente de todos ellos impactó el impresionante desempeño de un Carlos Domínguez-Nieto al frente de la dirección musical, indiscutiblemente motivado e implicado en el proyecto, quien supo poner en valor el contenido de sendas partituras extrayendo lo mejor de estos jóvenes intérpretes. 

Para el recuerdo la imagen de Domínguez-Nieto en los saludos finales pidiendo al foso que le subieran la partitura de la ópera y mostrándola ante un público entusiasmado y puesto en pie en un conmovedor gesto de homenaje hacia el compositor fallecido. 

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