España - Andalucía

Bruckner 200

Bruckner cortito y con leche

José Amador Morales
viernes, 21 de junio de 2024
Kirill Petrenko ©  Wilfried Hösl/Berlin Philharmonic Kirill Petrenko © Wilfried Hösl/Berlin Philharmonic
Granada, viernes, 7 de junio de 2024. Palacio de Carlos V. Anton Bruckner: Sinfonía nº 5 Si bemol Mayor WAB105. Gustav Mahler Jugendorchester. Kirill Petrenko, dirección musical. 73 Festival Internacional de Música y Danza de Granada.
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Kirill Petrenko, el aclamado director musical de la Filarmónica de Berlín, ha abierto el septuagésimo tercer Festival Internacional de Música y Danza de Granada al frente de la Gustav Mahler Jugendorchester, una de las orquestas juveniles más prestigiosas de Europa. Este esperado concierto ha traído a los atriles la imponente Sinfonía nº5 en si bemol mayor de Anton Bruckner, del que celebramos su bicentenario este año. No en vano la presente edición del festival granadino también ha programado conciertos con interpretaciones de la Séptima (Orquesta de RTVE con Christoph Eschenbach), Cuarta (Sinfónica de Castilla y León con Vasily Petrenko) y Novena (Orquesta del Capitolio de Toulouse con Tarmo Peltokoski) de las sinfonías de Bruckner.

La Gustav Mahler Jugendorchester, conjunto sinfónico fundado hace casi cuarenta años por Claudio Abbado, congrega a jóvenes músicos de veintiséis años de edad como máximo procedentes de toda Europa. A juzgar por lo escuchado en esta velada granadina, su sonido es poderoso y compacto, con unas cuerdas sedosas, unas maderas excepcionales y un metal solvente habida cuenta del reto bruckneriano que afrontaban. Por su parte, Kirill Petrenko siempre ha poseído un carisma indiscutible en el podio y una meticulosa técnica que transmite mediante una gesticulación sobria pero incisiva que hace impregnar a los músicos de una energía singular, marcando cada interpretación con su sello distintivo.

La versión de la Sinfonía nº5 de Bruckner por parte del director de origen ruso pero culturalmente austríaco, fue extraordinaria en términos formales, esto es, de planificación, de equilibrio armónico y de pura belleza sonora. Sus tempi fueron coherentes a pesar de los sesenta y seis minutos largos que empleó en su interpretación, y los contrastes dinámicos fueron expuestos con gran limpieza técnica. La progresión del primer movimiento fue de indudable audacia al igual que el empuje y brío del scherzo; no obstante, en el adagio, tras una hermosa presentación del tema principal, hubo cierta divagación en el discurso narrativo, algo que se repitió en un movimiento conclusivo, en cualquier caso rematado de forma magnífica. Y es que la propuesta de Petrenko aligera la masa orquestal si bien es cierto que sin llegar al extremo de la liviandad de las interpretaciones que en su día firmaran Abbado o Harnoncourt. Pero esa falta de densidad sonora, de materia prima que desbastar expresivamente en definitiva, siendo la suya una lectura básicamente idiomática en lo formal, pareció comprometer en lo expresivo el contenido un tanto apocado de un resultado en el que se dejó por el camino parte de las riquezas de la partitura.

Los chicos y chicas de la Gustav Mahler Jugendorchester, que culminaban aquí una gira que les ha llevado por Italia (Pordenone, Ravenna, Roma) y España (San Sebastián, Oviedo) ofrecieron una actuación memorable y entusiasta, a despecho de algún desajuste en los primeros compases, y se divirtieron no poco con una histriónica versión del pasodoble Amparito Roca en los aplausos finales, con el que por cierto suelen concluir sus actuaciones los músicos de la Orquesta Joven de Andalucía (seguramente algún miembro de esta habrá dado el soplo). No se nos ocurre una forma menos bruckneriana de terminar un concierto, pero así las cosas el público pareció igualmente receptivo.

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