España - Madrid
Los números no suenan, suena la música
Xoán M. Carreira

Esta edición del Focus Festival 2024 de la Orquesta Nacional de España - ONE, orbitó en torno a la inmensa figura de Iannis , con un programa imponente dirigido magistralmente por Josep , un director que desconocía pero que -tras lo que escuché hacer en este programa- no se me olvidará fácilmente. Planells demostró cómo unos ensayos meticulosos y planificados ofrecen resultados admirables por muy difíciles que sean las obras y aún a pesar de que la orquesta soporta a sus espaldas una larga tradición de desidia e indisciplina, que en esta ocasión fue dejada de lado para demostrar que, con el viento a favor y un buen capitán, la ONE es una gran orquesta con la que merece la pena navegar.
Considerada con acierto la joya del catálogo orquestal de Xenakis (1922-2001), Jonchaies (1977) es además una de las grandes obras maestras del parnaso orquestal no-sinfónico de la música occidental. capta la atención del oyente desde el primer momento y no lo vuelve a soltar: lo transporta a lo largo de un mundo sonoro asombroso de un inmenso poder emocional. Tras el silencio final, el oyente puede quedar enamorado u horrorizado, pero jamás indiferente. Así lo demostraron las ovaciones del público al cierre del concierto.
En sus casi cincuenta años de vida, Jonchaies es interpretada con relativa frecuencia y ha sido grabada en varias ocasiones con resultados muy desiguales. Planells, obviamente, conoce bien tanto estas tradiciones interpretativas de Jonchaies como la probada calidad acústica de la gran sala del Auditorio Nacional, beneficiada en este concierto por el hecho de que el público estaba concentrado en el anfiteatro, en posición frontal y elevada respecto al escenario. Acertó a explicar su concepto a los músicos de la ONE y estos, agradecidos, pusieron su talento y competencia al servicio de una interpretación sobresaliente que podría haber llegado a rozar la excelencia de haber tenido ocasión de repetirse de nuevo.
Königsberger Klavierkonzert (2024) de Alberto 1967) (Valladolid, , encargo de la ONE y la emisora Südwestrundfunk de Stuttgart, se presentaba en estreno absoluto y es fruto de una larga colaboración del compositor con el pianista Florian , dedicatario de este concierto que, a su vez, es una especie de compilación / ampliación, en forma concertante, de una serie de seis piezas para piano escritas a partir de 2013.
Con anterioridad Posadas había probado reiteradamente un profundo conocimiento de su oficio, unido a una enorme elegancia, ambos puestos al servicio de una narración atractiva, regida por una poderosa mente racional. Pero en Königsberger Klavierkonzert, Posadas ha dado en la diana componiendo uno de los conciertos para piano más hermosos, intensos y espectaculares de los últimos años. Le auguro una exitosa carrera que previsiblemente estará vinculada a Hölscher, quien ha demostrado ser su intérprete ideal.
Escuchar el Königsberger Klavierkonzert es una experiencia musical que puede resultar tan satisfactoria como la escucha de muchos de los grandes paisajes sinfónicos del repertorio. Por momentos entre esa inmensidad sonora emergen brevísimas y reconocibles evocaciones de Strauss, Wagner, Bartók, y otros grandes maestros, que no acierto a saber si son guiños conscientes de Posadas o bien el resultado fortuito de un breve encuentro entre la calidad y cantidad de los procedimientos y recursos de Posadas con los de sus gloriosos antecesores. Sería injusto no destacar las hermosas intervenciones del acordeón que asume, con claro acierto, las funciones reservadas habitualmente a los sintetizadores y/o a los sonidos electrónicos pregrabados.
Planells encandiló a un público que ovacionó y braveó entusiasmado tras una interpretación direccional, clara y equilibrada, con un grado extremo de concentración. No recuerdo haber visto nunca tal grado de atención y entrega por parte de los músicos de la ONE, cuyos violinistas tocaron sentados al borde de sus sillas, algo inhabitual en esta orquesta.
Coma Berenices, estrenada póstumamente en 1998, es un buen ejemplo de cómo las brillantes ideas de Guerrero, convertidas en episódicas explosiones de violencia sonora, se extinguen sin florecer, víctimas de las incapacidades narrativas de su creador. Casi tres décadas después de la muerte de Guerrero y amortiguadas la fascinación mítica por su figura y el culto a su personalidad, Coma Berenices se percibe como una obra oscura, enclaustrada y obsoleta. Ni los mejores esfuerzos de Planells consiguieron convencer a la orquesta para luchar por la obra y a las limitaciones de Coma Berenices se unió la desgana de los músicos, cómodamente reclinados en los respaldos de sus sillas.
fue un músico de enorme talento que no llegó a alcanzar su óptimo desarrollo por lo problemas de salud que padeció a lo largo de toda su vida profesional. Su última obra,El lema de este Focus Festival 2024 era Los números suenan. El encuentro entre artes y ciencia, lo que propició la publicación de un libro de 150 páginas, editado por Tomás Marco, que contiene reflexiones de cinco autores sobre las relaciones entre música, arquitectura y matemáticas. Reflexiones de muy diversas calidades, dependientes del desigual grado de conocimiento que los diversos autores tienen del tema sobre el que escriben. Pero incluso los mejores textos, como el de José Luis Besada, omiten una cuestión esencial a la hora de abordar cualquier ensayo sobre música: saber distinguir entre gramática y discurso, es decir, entre "cómo se hizo" y "qué se hizo", entre procedimientos compositivos y resultados sonoros. Esta perspectiva olvida que la partitura es sólo un texto prefijado e invariable, mientras que la música es un evento sonoro que varía cada vez que sucede, lo que lo convierte en irrepetible, incluso en el caso de que se grabe y se reproduzca posteriormente.
Por eso el lema de Focus 2024 es una proposición falsa: los números no suenan, lo que suena es la música.
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