Discos
Novedades bibliográficasBruckner, Symphonien 1-9, Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera
Juan Carlos Tellechea

Las nueve sinfonías de Anton Bruckner, reunidas ahora en esta caja de discos compactos, forman parte permanente del repertorio de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera (Symphonieorchester des Bayerischen Rundfunks). Una de las peculiaridades de esta edición es la de que todas son extraordinarias grabaciones en vivo de conciertos ofrecidos entre 1999 y 2017 en la Filarmónica del Gasteig de Múnich y (en uno de los casos) en la histórica sala dorada del Musiverein de Viena.
Otra de las singularidades: el célebre colectivo musical interpreta maravillosamente estas obras bajo la égida de cuatro directores de renombre internacional, íntimamente vinculados al conjunto, y especialistas en
Esta recopilación es un brillante ejemplo del legado musical de Bruckner y una excelente referencia en la celebración del Bicentenario de su nacimiento el 4 de septiembre de 1824 en Ansfelden, Alta Austria. Como en ninguna otra colección de este tipo, aquí se pueden escuchar tanto las similitudes sonoras de la orquesta, como la diversidad de los enfoques interpretativos de los respectivos directores y su evolución en las últimas décadas.
La Novena
Otro detalle, la grabación de la Sinfonía nº 9 en re menor (inconclusa) dirigida por Blomstedt se edita por primera vez en disco compacto; y las Sinfonías nº 3 en re menor y nº 4 en mi bemol mayor, bajo la batuta de Mariss Jansons, se lanza ahora al mercado, después de haber permanecido durante años solo reservada a un reducido grupo de abonados.
Con la Symphonieorchester des Bayerischen Rundfunks dirigida por Jansons, Bruckner puede estar absolutamente seguro de que sus instrucciones se cumplen plenamente, verbigracia el espressivo cuando la trompa en fa debe entrar en el compás 13 de la Tercera Sinfonía, como marca su partitura.
Particularmente la grabación en vivo de la Sinfonía nº 7 en la legendaria sala dorada del Musikverein de Viena el 4 de noviembre de 2007 bajo la dirección de Mariss Jansons es un verdadero tesoro de la música clásica. Jansons, en la cima de su carrera, despliega un poderoso estilo caracterizado por la energía, la seguridad estilística y un largo aliento en el fraseo.
El homenaje a Richard Wagner en el Adagio central es una desgarradora música fúnebre y un rotundo epitafio que resulta especialmente conmovedor bajo este director. La interpretación de Mariss Jansons del repertorio sinfónico, en especial del romanticismo tardío germano-austríaco, es apreciada en todo el mundo.
Haitink
Su capacidad para hacer audible la arquitectura sonora de una composición musical con sus múltiples capas entrelazadas es su principio primordial. Combina aquí una extrema sensibilidad tonal con una interpretación claramente estructurada de las notas, lo que la hace inconfundibles sus interpretaciones.
Otro tanto ocurre con el gran director Bernard Haintink en las Sinfonías nº 5 y nº 6, en las que la Symphonieorchester des Bayerischen Rundfunks muestra una vez más su elevado nivel artístico. Haitink dirige la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera con una precisión que permite captar plenamente las complejas estructuras armónicas y líneas melódicas creadas por Bruckner.
Las cuerdas entonan maravillosamente y los metales se abren sutilmente, evocando atmósferas que se van de esta Tierra. Los metales muestran su mejor rostro con brillantez y perseverancia. Con gran calma (así se lo ha visto siempre en todos los conciertos), Haitink se dirige al clímax que brilla con luz propia. El colectivo musical demuestra su brillantez técnica y agilidad musical.
Nobleza
El mítico director conduce la orquesta con una energía y un dinamismo que acentúan el impulso rítmico y la textura viva de estas sinfonías, dando vida a sus poderosos sonidos, llenos de emoción y hondura.
Cada músico contribuye a crear esa imagen armoniosa de conjunto y el resultado es una experiencia musical sobrecogedora. Haitink continúa siendo el maestro soberano sobre el podio y conduce las obras hasta sus grandiosos finales con gran nobleza.
Este álbum es otro impresionante testimonio de la colaboración artística entre todos los directores aquí reunidos, Lorin Maazel, Mariss Jansons, Bernard Haitink y Herbert Blomstedt, y la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera.
La Primera
Las sinfonías de Anton Bruckner suenan grandiosas y solemnes, o esto se dice comúnmente; puede ser cierto en el caso de las famosas nº 4, 7 u 8. Sin embargo, la nº 1 de Bruckner, que dirige aquí Lorin Maazel, no comienza con esta mística "niebla musical", sino con una marcha.
Nadie se atrevería a negar que Múnich es la ciudad de Bruckner, o mejor dicho, la ciudad conservadora de Bruckner por excelencia. Las grabaciones en directo que hizo la Radio de Baviera de Maazel (incluso de todas las sinfonías de Bruckner, hasta la Cero, excluida la de Estudio inédita en fa menor) lo ponen de relieve de forma entusiasta.
En otros términos, aunque Maazel, entonces septuagenario director de la Orquesta de la Radio de Baviera no aporta ninguna nueva visión de Bruckner, una vez que el oyente se ha hecho amigo de sus conservadoras premisas, ejerce sobre él un hechizo casi embriagador.
Joya descarada
La Sinfonía en fa menor, que el compositor consideraba insatisfactoria, fue escrita, al igual que su Sinfonía nº 1 en su cuadragésimo aniversario, cuando ya estaba establecido como organista de la catedral (antigua) de Linz, pero aún no había encontrado su camino como sinfonista. La Primera Sinfonía, que Bruckner calificaba de "pequeña joya descarada", se abre con un fresco Allegro.
La primera interpretación que Bruckner dirigió en Linz el 9 de mayo de 1868 atrajo poca atención; el concierto contó con escasa asistencia. No fue un comienzo fácil, pero la Primera sinfonía estaba obviamente cerca del corazón de Bruckner. Porque 25 años más tarde, Bruckner la volvió a estrenar; la versión revisada se interpretó en 1891 con motivo de la investidura de Bruckner como doctor honoris causa por la Universidad de Viena. Esto significa que la Primera de Bruckner existe dos veces: como testimonio del novato sinfónico y como retrospectiva del sinfonista curtido.
En fin, que solo la Novena de Bruckner es la "Inacabada", que dirige aquí magníficamente la leyenda viviente de Herbert Blomstedt, de 97 años de edad. En realidad Bruckner no terminó el final de la sinfonía que él mismo contó como nº 9. Pero en su caso, la suposición de que solo escribió nueve sinfonías es válida siempre que se acepten las obras que él mismo aprobó y se adopte el cómputo del propio compositor.
Visión en el bicentenario
Entonces se deja de lado el primer intento, la llamada Sinfonía de Estudio en fa menor, y también se ignora la llamada Cero en la literatura, que fue compuesta en 1869, entre la nº 1 y la nº 2, y fue "anulada" por el propio compositor.
E incluso con estos compromisos numéricos, el número nueve solo es correcto si no se tiene en cuenta que algunas de las obras han sobrevivido en varias versiones diferentes, que a menudo difieren mucho entre sí. Las sinfonías 3 y 4, en particular, existen en versiones muy divergentes; en la Cuarta, incluso se compuso un scherzo completamente nuevo para la versión final.
Según el punto de vista de que se trate, los musicólogos cuentan hasta 18 sinfonías de Bruckner. En cualquier caso, hay once piezas completamente diferentes. Y si se tiene en cuenta la llamada Sinfonía de Estudio, no se puede menos que calificar de sinfonista tardío a Anton Bruckner, aunque sus peculiares obras son más que impresionantes. La presente colección ofrece esta visión de Anton Bruckner, en las celebraciones por el bicentenario de su natalicio en el universo musical.
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