España - Cataluña

Barcelona: la Adriana de las sustituciones

Jorge Binaghi
miércoles, 26 de junio de 2024
McVicar, Adriana Lecouvreur © 2024 by Sergi Panizo McVicar, Adriana Lecouvreur © 2024 by Sergi Panizo
Barcelona, miércoles, 19 de junio de 2024. Gran Teatre del Liceu. Adriana Lecouvreur (Milán, 6 de noviembre de 1902). Libreto de Arturo Colautti, música de F. Cilèa. Dirección escénica; David McVicar (repositor: Justin Way). Escenografía: Charles Edwards. Vestuario: Brigitte Reiffenstuel. Coreografía: Andrew George. Intérpretes: Aleksandra Kurzak (Adriana), Roberto Alagna/Freddie De Tommaso (Maurizio), Clementine Margaine/Daniela Barcellona (Princesa de Bouillon), Luis Cansino/Ambrogio Maestri (Michonnet), Felipe Bou (Príncipe de Bouillon), Didier Pieri (Abate de Chazeuil) y otros. Bailarines, coro (preparado por David.Huy Nguyen-Phung) y Orquesta del Teatro. Director: Patrick Summers
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No recuerdo una ocasión en que se hayan sumado, escalonadas en el tiempo, tantas cancelaciones y consiguientes sustituciones. Tras una docena de años de ausencia volvió este título amado y bastante conocido por el público que ha tenido desde 1950 prestigiosas interpretaciones (hablamos de Tebaldi, Caballé, Freni, Frittoli entre las señoras y Domingo, Aragall, Carreras y Alagna entre los señores).

La última vez hubo tres repartos con algún tenor indispuesto a mitad de su primera intervención y su consiguiente sustitución. Ahora, con dos repartos, cancelaron, por orden cronológico, la mezzo Anita Rachvelishvili (como viene sucediendo hace ya tiempo aunque al parecer aquí no se habían enterado), el tenor Jonas Kaufmann (un asiduo de las cancelaciones pero que parece que tenía cosas mejores que hacer; o no había contrato en firme o si lo hubo se trata de papel mojado cuando hay un nombre famoso estampado en él), la soprano Eleonora Burato (quien, con tiempo, prefirió dejar el papel para más adelante, y se comprende su seriedad).

Pocas semanas antes se conoció lo que muchos habíamos anticipado desde la publicación de que Sonia Yoncheva debutaría como la protagonista: la diva decidió no venir, por lo que parece también por necesitar mayor tiempo para preparar la parte (pero aparte de que eso te das cuenta previamente al mes de ensayos, veremos si, como en el caso de de ensayos, veremos si, como en el caso de La Gioconda de Milán, el título termina por aparecer alguna vez en su carrera de ’assolutissima’).

‘Adriana Lecouvreur’ de Cilèa. Director musical: Patrick Summers. Dirección escénica; David McVicar (repositor: Justin Way). Barcelona, Gran Teatre del Liceu, junio de 2024. © 2024 by Sergi Panizo / Gran Teatro del Liceu.‘Adriana Lecouvreur’ de Cilèa. Director musical: Patrick Summers. Dirección escénica; David McVicar (repositor: Justin Way). Barcelona, Gran Teatre del Liceu, junio de 2024. © 2024 by Sergi Panizo / Gran Teatro del Liceu.

Con lo cual volvió la pareja que en la temporada pasada decidió renunciar a intervenir en Tosca por desacuerdo con la producción. No digo que no tuvieran razón e hicieran bien en no transigir, pero me extraña en un Teatro donde hasta hace relativamente poco cuando un artista cancelaba por indisposición física o anímica entraba en la lista negra. Como quiera que sea, fue una suerte poder contar con ellos. En el caso del tenor porque con 61 años sigue con el esmalte y el ‘squillo de siempre’ y la gallardía en la emisión. Cierto que casi todo lo canta en forte y mezzoforte, pero a doce años de su intervención aquí mismo en el mismo papel si hay desgaste no se nota. Y como es muy apasionado, y eso le va a Maurizio de Sassonia (un personaje bastante infumable), bravo.

Kurzak tuvo que estudiarse la parte, que debutaba, en dos semanas, pero por su profesionalidad y seriedad consiguió hacerlo y salir airosa de la empresa. No diré yo que sea una Adriana para el recuerdo, pero sí que estuvo bien. Ciertamente la dicción no fue clara y no sólo porque su registro central y grave son más bien opacos y la audición es confusa sino porque al final en las dos ocasiones agradeció vistosamente al apuntador, el abnegado Jaume Tribò, que desde su debut se las ha visto y deseado con más de un famoso y este no ha sido su peor caso.

Kurzak conserva de su pasado (o presente) de líricoligera la capacidad para filar las notas y llega a los agudos con facilidad por lo que estuvo mejor en el último acto que en los anteriores (aunque hizo un notable y exitoso esfuerzo en el aria de salida, siendo su momento menos logrado el monólogo de Fedra del tercer acto). Si hubo momentos de fraseo poco convincentes por excesivo verismo fueron pocos. De sus cuatro funciones cantó cuatro en cinco días con un solo día de descanso tras la segunda… Tengamos también eso en cuenta en su haber.

‘Adriana Lecouvreur’ de Cilèa. Director musical: Patrick Summers. Dirección escénica; David McVicar (repositor: Justin Way). Barcelona, Gran Teatre del Liceu, junio de 2024. © 2024 by Sergi Panizo / Gran Teatro del Liceu.‘Adriana Lecouvreur’ de Cilèa. Director musical: Patrick Summers. Dirección escénica; David McVicar (repositor: Justin Way). Barcelona, Gran Teatre del Liceu, junio de 2024. © 2024 by Sergi Panizo / Gran Teatro del Liceu.

Clémentine Margaine tiene una voz espléndida, pero como otras veces su fraseo fue genérico lo mismo que su actuación. Cantó bien o muy bien, pero la pérfida Bouillon no es sólo eso.

Luis Cansino tiene medios generosos, por lo general bien usados (tal vez con algún engolamiento), pero decidió hacer de Michonnet un personaje cómico al principio y en el último su aflicción resultó excesiva.

Los comprimarios estuvieron muy correctos, pero dentro de los dos más importantes, el abate y el Príncipe, la labor de Pieri en el primero resultó óptima (aprovechó cada una de sus frases) mientras que Bou no logró convencer en el segundo.

En el otro reparto, siempre con Kurzak (no pude ver a la italiana Valeria Sepe, que cantará las tres últimas), De Tommaso logró lo que para mí fue su única actuación plenamente satisfactoria de todas las que le he visto y escuchado. Es cierto que por timbre y estilo de canto parece seguir la tradición de Del Monaco (en mi opinión no el más acertado de los Maurizio), pero emitió por fin dos ‘piani’ magníficos (especialmente en la palabra final de la ópera) y no hubo que reprochar ni oscilaciones ni monotonía en su canto y su interpretación fue correcta.

Barcellona tiene menos volumen y hoy es más metálica (también su carrera es mucho más larga) que Margaine y este tipo de personajes le resulta más nuevo, pero su espléndida dicción y la voluntad de dotar de sentido a su fraseo, aunque tampoco su figura fuese la ideal para la Princesa, la caracterizaron mejor (los dos imperativos -‘sedete!’ del segundo acto, y ‘restate!’ , su última palabra con la que finaliza el tercero- tuvieron toda su fuerza y sentido).

‘Adriana Lecouvreur’ de Cilèa. Director musical: Patrick Summers. Dirección escénica; David McVicar (repositor: Justin Way). Barcelona, Gran Teatre del Liceu, junio de 2024. © 2024 by Sergi Panizo / Gran Teatro del Liceu.‘Adriana Lecouvreur’ de Cilèa. Director musical: Patrick Summers. Dirección escénica; David McVicar (repositor: Justin Way). Barcelona, Gran Teatre del Liceu, junio de 2024. © 2024 by Sergi Panizo / Gran Teatro del Liceu.

Fue ese el mismo caso de Maestri que, con un par de agudos rígidos, pero sin usar nunca la brocha gorda (notable su relato del encuentro a oscuras con la Princesa en el segundo acto), nos dio un humanísimo Michonnet desde el vamos (su diálogo con Adriana al principio del último acto fue un modelo, como lo fue todo su fraseo).

Bien los bailarines -al parecer no forman parte de una compañía ya que sus nombres venían enumerados como los de los actores- y el coro, que, tal vez por su corta intervención, fue preparado por el maestro asistente.

La orquesta sonó bien en lo material, pero constantemente enfática, en muchas ocasiones exagerada en volumen y también gruesa o pesada. De Summers no me esperaba yo filigranas ni nada espectacular, pero esta es la ocasión en que menos adecuado me ha parecido (al punto que el correcto pero entonces poco más que eso Benini de la vez anterior me ha merecido un recuerdo seguramente superior a aquella realidad).

Ah, claro, disculpen ustedes, falta la parte escénica. Por una vez no se ha tirado la casa por la ventana en dislates (tipo aquella Tosca ya mencionada de infausta memoria), sino que se ha vuelto a usar, como es correcto, y como se hace en cada teatro en que se ha presentado, la famosa y conocida puesta de McVicar.

Volveré a repetirme: 

“Un espectáculo bello (probablemente se arquearán muchas cejas ante un adjetivo tan poco de moda), aparentemente ‘tradicional’ (más disgustos) para los niveles normales de McVicar (lo que habla bien de su inteligencia aunque se juegue su reputación fuera de Inglaterra, particularmente en zonas germánicas [….]): el perfume de Adriana es muy parecido al de las violetas envenenadas que acaban con su protagonista, y su atmósfera se resiente fatalmente si se alteran época, vestidos (magníficos por cierto) y características generales de personajes y lugares (también excelentes los decorados). Es cierto que el busto de Molière en medio del escenario en el primer acto, homenaje al teatro y al teatro dentro del teatro, debe ser retirado de modo poco sutil en el breve intervalo entre los dos primeros actos. Probablemente Maurizio no debería resultar tan ambiguo en sus relaciones amorosas […..]. Extraordinaria resulta, en cambio, la ironía en los intercambios entre abad y princesa en el tercer acto […..]. E incluso en el ballet (sin cambiar una coma) todo resulta ‘nuevo’ y ‘desencantado’, sin ilusión alguna.”

En ambas ocasiones -17 y 19 de junio- se registró una buena entrada, pero con localidades vacías en particular en los pisos superiores, y el público respondió con entusiasmo durante el intervalo y al final, pero en general con manifestaciones cortas. 

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