Reino Unido

Verismo y nada más, en un magistral tríptico pucciniano

Agustín Blanco Bazán
viernes, 28 de junio de 2024
McVicar, Gianni Schicchi © 2024 by Craig Fuller McVicar, Gianni Schicchi © 2024 by Craig Fuller
Cardiff, sábado, 22 de junio de 2024. Wales Millenium Theatre, Ópera Nacional de Gales. Il Trittico (Il tabarro, Suor Angelica, Gianni Schicchi). Libreto de G. Adami y G. Forzano y música de G. Puccini. Regie: David McVicar. Escenografía: Charles Edwards. Vestuario: Hannah Clark. Iluminación: Ben Pickersgill . Reparto: Roland Wood (Michele y Gianni Schicchi), Leonardo Calmi (Luigi), Oleksiy Palchykov (Rinuccio), Alexia Voulgaridou (Giorgetta y Suor Angelica), Alison Kattlewell (Frugola), Tichina Vaughn (la tía princesa y Zita), Haegee Lee (Lauretta). Coro y orquesta de la Opera Nacional de Gales bajo la dirección de Carlo Rizzi. Coproducción con la Opera Nacional de Escocia.
0,0006025

Aquí no se incluyeron esas notas en el programa de mano donde el regisseur explica su concepto, a ver si el público entiende algo de lo que está viendo en escena. No hubo necesidad, porque esta excelente producción de David McVicar simplemente se explica por sí sola, como corresponde al verismo consumado de estas tres obras de arte.

No hizo falta más que una barca con la misteriosa bruma emergiendo del Sena contra el fondo de sombrío del Quai parisino para ir cargando progresivamente la atmósfera que llevará al brutal asesinato en Il tabarro.

Y también la puesta de Suor Angelica fue tan simple como bien perfilada psicológicamente: el hall de entrada del convento, con una escalera que conduce a las celdas, está dominado por dos puertas respectivamente coronadas en la parte superior por la foto de Pio XII y una pequeña estatua de la virgen. También es un orfanato, porque al abrirse el telón vemos como un niño recién nacido es separado de una madre desconsolada. Gracias a este agregado, el niño que al final aparece a través de la puerta de la virgen podría ser uno de los pequeños que habita este espacio conventual.

Sólo un elemento de transcendencia mítica altera la estricta visión neorrealista de este tríptico: sobre el final de Gianni Schicchi la pared trasera de la enorme y desordenada habitación-biblioteca de sombrío color sepia desaparece para enceguecernos con una soleada vista de Florencia.

A diferencia de la producción de Barry Kosky para Ámsterdam, McVicar evita enfatizar su regie de personas con actitudes teatrales extremas. En este Tríptico todos aman, mueren y viven con intensa pero cotidiana naturalidad. Y el público los acompaña sin interferencias de una señora o un señor empeñados en mostrar su concepto o sus ocurrencias. Esta regie hace recordar al mejor Luchino Visconti. O a Vittorio De Sica que eran lo suficientemente maduros para no querer pasar como co-creadores. La reposición de este Tríptico en el próximo otoño justifica una visita al Wales Millenium Theatre, la mejor sala del Gran Bretaña para ver ópera cómodamente sentados y con una excelente acústica.

‘Gianni Schicchi’ de Puccini. Dirección musical, Carlo Rizzi. Dirección escénica, David McVicar. Cardiff, Wales Millenium Theatre, junio de 2024. © 2024 by Craig Fuller.‘Gianni Schicchi’ de Puccini. Dirección musical, Carlo Rizzi. Dirección escénica, David McVicar. Cardiff, Wales Millenium Theatre, junio de 2024. © 2024 by Craig Fuller.

En la cumbre de un elenco entre bueno y excelente se ubica Roland Wood, el gran barítono inglés capaz de rivalizar internacionalmente con los mejores de su cuerda. Aquí lo demostró no solo con un formidable passaggio en el final de “Nulla!, silenzio!”, sino con un fraseo, palpitante y claro, y reafirmado por un squillo de cortante intensidad. Y como Schicchi estuvo sensacional: convincente y asertivo en su presentación inicial con jeans y chaqueta de cuero al comienzo, y espetando cada frase imitativa de la voz de Donati desde el gran camastro al fondo de la escena con una claridad, doble sentido e ironía similar a la de Renato Capecchi o Fernando Corena.

Con un similarmente efectivo O mio babino caro Haegee Lee presentó una Lauretta capaz de seducir y controlar con risueño desparpajo a su papá; y a su novio, un Rinuccio risueñamente tímido y asustado por su familia cantado con voz liviana pero firme por Oleksiy Palchykov.

Tichina Vaughn dobló una siniestra tía princesa y una cómicamente avasalladora Zita. Ambas parecieron curiosamente emparentadas en sus prejuicios, destructivos en el caso de la primera y cómicos en la segunda.

Voulgaridou en ‘Suor Angelica’ de Puccini. Dirección musical, Carlo Rizzi. Dirección escénica, David McVicar. Cardiff, Wales Millenium Theatre, junio de 2024. © 2024 by Craig Fuller.Voulgaridou en ‘Suor Angelica’ de Puccini. Dirección musical, Carlo Rizzi. Dirección escénica, David McVicar. Cardiff, Wales Millenium Theatre, junio de 2024. © 2024 by Craig Fuller.

Alexia Voulgaridou, una soprano lírico-dramática de timbre incisivo y amplia extensión registral interpretó una Giorgetta irresistible por su exaltación en su dúo de amor con el Luigi algo estridente pero de voz sólidamente proyectada de Leonardo Calmi; y, como Angelica, Voulgaridou cantó su Senza Mama con un agudo descomunal, primero a plena voz, después filado y finalmente con un seguro diminuendo al pianísimo. Todo ello sin el menor quiebre de la línea legato.

En la antítesis al elaborado juego de recuerdos y cenizas del hijo muerto presentado por Christof Loy en Salzburg en 2022 y este año por Barrie Kosky en Ámsterdam, el final de la Suor Angelica en Gales fue simplísimo: un niño, cruza la puerta presidida por la Virgen y con una curiosa solidaridad decide acostarse sobre el piso junto a la Angelica expirante. Tal vez ella lo reconoce como su hijo o simplemente se consuela al morir viendo un huérfano que ha conseguido sobrevivir. Nada más.

El resto, gracias a Dios, queda a cargo de lo que cada espectador decida imaginar, sin maestros ciruela que traten de llevarnos hacia lo que se les ocurre pensar a ellos. Por una vez, el espectador es libre de guiarse por su propio criterio, sin confrontaciones innecesarias diseñadas por ansiosos de imponer sus propias fantasías a los demás.

‘Il tabarro’ de Puccini. Dirección musical, Carlo Rizzi. Dirección escénica, David McVicar. Cardiff, Wales Millenium Theatre, junio de 2024. © 2024 by Craig Fuller.‘Il tabarro’ de Puccini. Dirección musical, Carlo Rizzi. Dirección escénica, David McVicar. Cardiff, Wales Millenium Theatre, junio de 2024. © 2024 by Craig Fuller.

El Tríptico es una colección de cameos que en este caso fueron mostrados, cada uno de ellos con una personalidad bien definida y espontáneamente actuada. Sobre el final de Gianni Schicchi, todos ellos saludaron sin dejar de interpretar su carácter ante la algarabía de un público que, bien al estilo de las pantomimas de fin de año supo agregar junto a aplausos algunos “buh!” para la Zita que le excelente Tichina Vaughn respondió con tanta gracia como lo había hecho con la tía princesa de Suor Angelica. Mientras cada cameo avanzaba de a tres, la pantalla de sobretítulos indicaba el nombre de cada artista. Cuando terminó la presentación de los personajes de Gianni Schicchi, público y actores fueron sorprendidos por enérgicos golpes dentro de un armario. Es que nos habíamos olvidado que allí habían colocado el cuerpo de Buoso Donati, que salió saltando ágilmente para recibir con su nombre y apellido el aplauso del público.

 Carlo Rizzi dirigió maravillosamente con un romanticismo tardío oscuro y arrollador en Il tabarro, apasionadamente conmovedor en Suor Angelica y brillantemente diferenciado en un Gianni Schicchi luminoso y detallado. Y en todos los casos la excelente orquesta de la casa respondió con virtuosismo preciso y decantado.

Como bien saben quienes me leen, acostumbro a elogiar las puestas en escena sofisticadas y aún iconoclastas, siempre y cuando logren descubrir o resaltar aspectos interesantes de las obras interpretadas. Ello no obsta al elogio de producciones como esta, en las cuales el director de escena decide, simple y magistralmente, dejar que hablen los verdaderos creadores. ¡Que alivio, pues, este Tríptico: tan directo, veraz y sobrio en su ambientación! ¡Y en la humanidad de personajes que pueden hablar y cantar sin la ayuda de elaboraciones escénicas aparatosas! 

Comentarios
Para escribir un comentario debes identificarte o registrarte.