Musicología
Bruckner 200La música de Anton Bruckner en el contexto de su época. Congreso Internacional Bruckner hoy y entonces y IV
Juan Carlos Tellechea
La música de Anton Bruckner en el contexto de
su época, así como las recientes cuestiones sobre su interpretación centrarán
la cuarta y última jornada del Congreso Internacional Bruckner hoy
y entonces el próximo viernes 23 de agosto en la Abadía de los canónigos agustinos de
San Florián (Alta Austria).
El congreso es organizado conjuntamente por el Festival St. Florianer Brucknertage,
que presiden el organista, teórico musical y director de coro Matthias Giesen y el
profesor Dr Klaus Laczika,
médico intensivista y apasionado de la música, así como por la Bruckner Society of America,
que encabeza el profesor Dr Benjamin
Korstvedt, de la Universidad Clark, de Worcester, Massachusetts.
En el programa estaba prevista inicialmente la
alocución del organista Matthias Giesen, sobre el tema de ¿Hasta qué punto son
barrocas las misas de Bruckner? - Modelo" y "topos" en un test
de estrés histórico, pero lamentablemente y debido al cúmulo de tareas
administrativas en el festival no lo podrá hacer.
Huellas
La jornada será abierta entonces por el
profesor Dr Thomas Röder,
emérito de la Universidad de Würzburg, quien expondrá el tema Buscando huellas
en las partituras de Bruckner: Berlioz, Liszt, Wagner.
La recepción contemporánea de la música suele
tomar como medio el acontecimiento acústico performativo, ya sea en directo o
enlatado, afirma el Dr
Con la ayuda de esta tesis, el académico
intentará concretar algunas de las influencias musicales
"sospechosas" de Bruckner en la época de Linz. ¿Existen huellas de la
"experiencia Wagner" en las primeras obras sinfónicas de Bruckner?
¿Pueden encontrarse también tales huellas que apunten a la música de Liszt y
Berlioz?
El profesor Dr Thomas Röder se viene dedicando
a las obras sinfónicas de Bruckner desde la década de 1980 y ha participado en
la Edición Completa de Bruckner desde 1991. Actualmente trabaja en una nueva
edición de la Primera Sinfonía (versión vienesa). También se ha ocupado de la
historia de la imprenta
musical en Augsburgo (1500-1650) y de la historia de la música en
Núremberg (edición de una música de vísperas en el marco de los Denkmäler der
Tonkunst in Bayern/Monumentos del arte sonoro en Baviera).
Max Reger y Anton Bruckner
El médico odontólogo Franz Scheder, músico e
investigador de la obra de Anton Bruckner (a tiempo parcial), disertará sobre
Bruckner y Max en su intervención en el congreso de San Florián. Aunque
Reger, entonces de 15 años, y Anton Bruckner, de 63 podrían haberse encontrado
en el Festival de Richard Wagner de Bayreuth de 1888, no hay constancia de ello
y mucho menos documentos, afirma .
Por lo
tanto, es casi seguro que no exista una relación directa entre Max Reger y
Anton Bruckner, pero vale la pena comparar a los dos compositores en términos
de sus personalidades, sus vidas y su música, y analizar sus diferencias y
similitudes. Sin embargo, el objetivo principal de esta exposición es hacer una
recopilación exhaustiva de los acontecimientos biográficos que arrojan luz
sobre la relación entre Reger y Bruckner.
Para ello, Franz Scheder examinará en su
ponencia la tradición de las declaraciones de Reger sobre Bruckner, la
correspondencia de Reger, las relaciones entre su círculo de amigos y Bruckner,
los programas de conciertos en los que se interpretaron obras de Bruckner y
Reger y, en particular, el papel de Max Reger como director de Bruckner,
Retoques
También analizará cómo juzgaban sus
contemporáneos las actividades de dirección de Reger en general y qué
características especiales se pueden rastrear en su dirección de Bruckner en
particular, por lo que el principal interés se centrará en los retoques que
Reger llevó a cabo en las partituras de Bruckner.
El temprano interés de Franz Scheder por Anton
Bruckner se despertó con la interpretación en Núremberg de la Novena
Sinfonía de este compositor bajo la dirección de Eugen Jochum en 1961.
Desde entonces se convirtió en una intensa actividad (paralela a la de su
profesión médica) durante las décadas siguientes. Su pasión por la música ha
sido siempre una parte esencial de su vida, ejercida como violinista y
violista, miembro de varias orquestas, y dedicada casi exclusivamente a Anton
Bruckner en términos musicológicos.
Además de la Cronología de Anton Bruckner (volúmenes 1 y 2) publicada en 1996 por la editorial Hans
Schneider de Tutzing (Alta Baviera), sus contribuciones a la
investigación sobre Bruckner incluyen varios ensayos más pequeños en los
boletines de la Sociedad
Bruckner Internacional, así como presentaciones más extensas en
simposios y en anuarios sobre Bruckner. Su proyecto más importante en los
últimos años es el desarrollo de la Base de Datos de la Cronología de Anton
Bruckner (ABCD) en Bruckner-online.
Prácticas interpretativas
En materia de cuestiones recientes sobre la
interpretación de Bruckner, el profesor Dr David Chapman,
de la Universidad Rutgers de New Brunswick, Nueva Jersey, presentará su
exposición titulada Bruckner y las prácticas de interpretación históricamente
informadas en el siglo XXI.
Estudios recientes en el campo de las prácticas
interpretativas históricamente informadas sugieren que en la interpretación de
obras del siglo XIX debe darse importancia a determinados contextos
histórico-musicales, afirma el profesor
En cuanto a las obras de Antron Bruckner, el
énfasis en sus estudios sobre las prácticas y procedimientos minuciosos del
bajo continuo y fundamental es claramente una gran fuerza, si no crucial, a lo
largo de su carrera compositiva, que afecta a sus creaciones en una variedad de
géneros.
Formación
En esta presentación el profesor Chapman
intentará rastrear la formación que el compositor recibió en ese tema al
principio de su carrera a través de su formación con el compositor y director
de orquesta alemán Otto Kitzler
y, sobre todo, con el teórico austriaco Simon Sechter.
La atención se centrará en cómo Bruckner
utilizó estos procedimientos como poderosos vehículos semióticos para la
presentación de un afecto general que puede perderse en la interpretación
moderna, y cómo las prácticas históricamente informadas, incluido el empleo del
bajo continuo en muchos géneros, mejorarían la capacidad del oyente moderno
para captar el significado completo de la expresión musical.
Sinfonía anulada
El profesor Chapman, autor de la monografía Bruckner and the Generalbass Tradition (Viena, Musikwissenschaftlicher Verlag, MWV, 2010) examinará algunos enfoques de las prácticas de interpretación históricamente informadas en las obras de Bruckner, así como de algunos de sus contemporáneos, a finales del siglo XX y principios del XXI. En el exhaustivo estudio antes citado se centra en la formación teórico-musical de Bruckner en un contexto histórico y sus efectos en su estilo compositivo hasta su obra compositiva tardía.
El académico, conocido además por sus
colaboraciones en diversas revistas académicas, como Eighteenth-Century Music,
Ad Parnassum, Notes, y GalpinSociety Journal, prepara actualmente una edición de la Sinfonía
Anulada en re menor de Bruckner (WAB 100) para la serie New Anton
Bruckner Complete Edition.
Pionero
El Congreso Internacional ''Bruckner hoy y entonces'' será clausurado con las palabras finales que pronunciarán sus organizadores, tras dos conclusivas intervenciones: el profesor Dr Lars Laubhold, del Instituto de Teoría e Historia de la Música de la Universidad privada Anton Bruckner de Linz, disertará sobre El Bruckner de (Nikolaus) Harnoncourt: de la interpretación al análisis".
A su vez, el profesor de Análisis Musical Dr Markus Neuwirth, también de la Universidad privada Anton Bruckner de Linz, hablará sobre El Bruckner de (Nikolaus) Harnoncourt: del análisis a la interpretación.
Alrededor del cambio de siglo, Nikolaus Harnoncourt, pionero de la interpretación históricamente informada, comenzó a interesarse profundamente por la música de Anton Bruckner.
De otra galaxia
Para Harnoncourt, Bruckner era nada menos que "un meteoro venido de otra galaxia" que "explotó en la historia de la Música''. En otra oportunidad, comparaba a Bruckner con "una roca lunar que cayó a la Tierra". El compromiso de Harnoncourt con la música de Bruckner no solo condujo a una serie de notables interpretaciones de varias de sus sinfonías (números 4, 5, 7 y 9) con la Filarmónica de Viena, sino que también dio lugar a una gran colección de documento sumamente fascinantes: En primer lugar, una colección de literatura secundaria con anotaciones manuscritas de Harnoncourt; en segundo lugar, partituras profusamente anotadas con abundante información sobre fraseo, dinámica, instrumentación, armonía, forma y semántica.
Estudio sistemático
Estos documentos, generosamente facilitados por el recién fundado Centro Nikolaus Harnoncourt de la Universidad Bruckner de Linz, invitan tanto a un estudio sistemático (comparativo) de la comprensión que Harnoncourt tenía de la música de Bruckner como a un intento de tender un puente entre el análisis musical y el análisis de la interpretación (Interpretationsforschung). Este enfoque se ilustrará centrándose en la Séptima Sinfonía de Bruckner.
Proyecto
El catedrático Dr Markus Neuwirth es editor jefe de la revista Music Theory and Analysis. En 2019
fue coautor del libro de texto ''Formenlehre'' (con el profesor Dr Felix Diergarten). El próximo
proyecto de investigación del Dr Neuwirth (''Towards a Unified Model of Musical Form: Bridging
Music Theory, Digital Corpus Research and Computation'', 2024-2028, está financiado por la
Fundación Nacional Suiza para la Ciencia. El profesor Neuwirth coeditó (con Pieter Bergé) el
volumen ''¿Qué es una cadencia? Theoretical and Analytical Perspectives on Cadences in the
Classical Repertoire (Leuven University Press, 2015), que recibió el Outstanding Multi-Author
Collection Award 2018 de la Society for Music Theory (SMT).
Conferencia introductoria
A continuación el profesor Dr Klaus Laczika,
director artístico del Festival St. Florianer Brucknertage dictará una
conferencia introductoria en la misma bella Sala Terrena
(planta baja) de la Abadía de San Florián, donde tiene lugar el Congreso
Internacional Bruckner hoy y entonces.
La Novena
Un par de horas más tarde, en la basílica
abacial de San Florián, la Orquesta
Altomonte, dirigida por el maestro Rémy Ballot,
interpretará la Sinfonía nº 9
en re menor (inconclusa) de Anton Bruckner con los fragmentos manuscritos del
movimiento Final, de puño y letra del insigne compositor.
La presentación del concierto estará a cargo
del musicólogo profesor Dr Felix
Diergarten, del Conservatorio de la Universidad de Lucerna (Suiza).
Aunque debilitado por su enfermedad cardíaca a partir de 1890 Bruckner comenzó
su Novena Sinfonía y trabajó incansablemente en ella hasta su fallecimiento en
la tarde del domingo 11 de octubre de 1896 en Viena.
Desde su estreno en 1903, la obra se ha
interpretado principalmente en esta forma de tres movimientos (1. Feierlich,
misterioso; 2. Scherzo. Bewegt, lebhaft; y 3. Adagio. Sehr langsam, feierlich),
por lo que el mundo de la música la conoce como "inconclusa".
Aunque la obra estaba ya muy avanzada en cuanto
a bocetos y elaboración, Bruckner no pudo terminarla. La composición del
movimiento Final solo ha sobrevivido en fragmentos y, por tanto, solo es
conocida por unos pocos oyentes. Si bien casionalmente ha sido interpretada por
una tercera mano en intentos de complementarla y completarla, nunca se han
tocado notas y pasajes de la propia mano de Bruckner sin añadidos posteriores.
Fragmentos
Al comienzo del concierto sinfónico se
escucharán por primera vez -naturalmente en bloques parciales- algunos de los
fragmentos auténticos más importantes, exclusivamente de puño y letra de
Bruckner. Bruckner encuentra aquí un lenguaje tonal completamente nuevo y
visionario, que incluso va más allá de la modernidad del tercer movimiento (el
Adagio antes citado). Siguiendo la perspectiva compositiva de los últimos
fragmentos finales, la Sinfonía nº 9 de Bruckner se interpretará en sus tres
movimientos supervivientes.
En su libro Anton
Bruckner. Ein Leben mit Musik (Anton Bruckner. Una vida con música)
de la editorial Bärenreiter de
Kassel, y al describir el desarrollo de la Novena Sinfonía, el profesor
Diergarten afirma que no faltaba mucho y Bruckner también habría completado el
Finale. Es imposible decir exactamente cuánto faltaba porque los cazadores de reliquias saquearon la cámara mortuoria de Bruckner, que había sido sellada
demasiado tarde, y se llevaron material de la Novena.
Nikolaus Harnoncourt
Hoy en día, además de numerosos esbozos y
borradores, ha sobrevivido una partitura bien desarrollada: la exposición está
casi completamente orquestada, el desarrollo y la recapitulación pueden
seguirse en gran parte, hay esbozos de la Corda, pero falta la conclusión. Una
documentación del fragmento publicada en 1999, que Nikolaus
Harnoncourt utilizó como base para un concierto con la Filarmónica
de Viena en 2002, permite leer y escuchar lo cerca que estuvo Bruckner de la
conclusión.
Al principio del movimiento hay de nuevo (como
al principio del primero, Feierlich, misterioso) un largo punto de órgano
introductorio, sobre el que hay una figura agudamente punteada, rodeando
obsesivamente los límites de la tonalidad. Una vez más, la acumulación conduce
a un tema principal al unísono, que se aferra a la figura punteada y la deja
caer en picado a lo largo de tres octavas.
Bruckner no permite que el tema vocal cante
adecuadamente, ya que donde normalmente permite que los sonidos de cuerda
florezcan, aquí hay un "paisaje estéril", todavía sacudido por el
motivo principal punteado. El brillo tampoco se materializa aquí. Finalmente,
tras 176 compases, el tercer tema es un coral en mi mayor, radiante al
principio, pero con salvajes figuras de acompañamiento y cortado al final por
una flagrante disonancia.
Audacia
Esta inaudita exposición llega a su fin con el
motivo inicial del Te Deum, lo más audaz que Bruckner haya concebido para un
movimiento sinfónico. En la sección de desarrollo se abren grandes brechas en
el material superviviente. Bruckner quería que desembocara en una fuga sobre el
motivo principal, que también sustituye a la recapitulación.
Le siguen el tema vocal y el coral, ahora acompañado por el motivo Te Deum. También se han conservado los compases introductorios de un compás; lo que falta es el final. Solo han sobrevivido pistas en los recuerdos de quienes acompañaron a Bruckner en las últimas semanas de su vida, como su médico de cabecera Richard Heller:
Y me dijo que, como Beethoven en su Novena, que tenía el Lied an die Freude, variaría el Te Deum al final.
No está claro qué
quería decir exactamente Bruckner a su médico (que, según admitió él mismo, no
sabía nada de música).
¿Se refería al motivo del Te Deum ya
introducido con el coral? ¿Y cómo habría logrado Bruckner dar el salto a la
confianza, la acción de gracias y la alabanza en los compases finales tras más
de una hora de música llena de abismos y oscuridad? Si a Bruckner se le ocurrió
una respuesta a esta última pregunta, la posteridad no la conoce.
Desde el primer movimiento
La oscuridad se cierne sobre la zona de re
menor al comienzo de la obra. Las trompas bajas tocan en torno a la tríada de
re menor, "solemne" y "misterioso", mientras que las
cuerdas, los timbales y las trompetas sostienen la nota re como centro del
órgano.
Al cabo de aproximadamente un minuto, esta
oscuridad es atravesada por un relámpago: el re sostenido se divide en las
notas vecinas de re y mi bemol, una ignición inicial que desencadena primero
una fanfarria de los metales y luego conduce al estallido del poderoso tema
principal a través de varias oleadas de intensificación.
Comienza con una poderosa caída de octava, al
unísono y fortissimo, que se hace eco del acontecimiento inicial de la
"ruptura tonal" -término probablemente acuñado por Alfred Orel-, el tema
principal también se desvía hacia el cromatismo y conduce de nuevo a la nota mi
bemol antes de que se desencadene súbitamente una cadencia en re mayor.
Tan rápido
La música primero tiene que recuperarse de
estos acontecimientos: 20 compases de parón, de nuevo el punto inicial del
órgano en re, por encima del cual los acontecimientos aún parpadean suavemente.
El tema vocal se eleva desde esta superficie, su la mayor no quiere realmente
brillar, porque después de unos pocos compases se convierte en la menor, aquí
también impregnada de cromatismo. Dentro de este tema vocal hay un breve
momento de canto libre, un momento de felicidad en do mayor que pasa tan rápido
como llegó.
El tercer tema, explícitamente etiquetado por
Bruckner como tema "unísono", comienza (de forma única en la obra de
Bruckner) de nuevo en la tonalidad inicial de Re menor. La exposición termina
con una imagen extraña: Un si bemol desvinculado de la tonalidad destella en
sonidos pastorales de fa mayor, como si un resplandor lejano destellara a
través de un vasto paisaje.
La siguiente segunda parte del primer
movimiento está abrazada por el complejo temático del comienzo (introducción
tranquila más tema principal fuerte): Al comienzo de la sección de desarrollo,
sólo se escucha el tema introductorio; al comienzo de la recapitulación, sólo
el tema de la octava caída. Consolación, calidez e incluso al final no hay
ruptura, sino la quinta vacía en re.
Nocturna
El Scherzo es una fantástica música nocturna.
"Pasan revoloteando los últimos demonios de la vida de fantasmal
semi-visibilidad", como dice una de las poderosas imágenes de Bruckner de Ernst Kurth.
Al principio hay un acorde silenciosamente disonante y brillante, mi-sol
sostenido-si sostenido, una combinación de tonos que conducen al acorde de re
menor.
También aquí se mantiene viva la idea de la
división tonal, con la nota a dividida en las notas sol sostenido y si bemol.
El acorde se desplaza cada vez más hacia arriba hasta que se resuelve en un re,
martilleado en los bajos, contra el que se frota una y otra vez el acorde de
apertura. El trío en el lejano fa sostenido mayor es único en la obra de
Bruckner. No proporciona un efecto calmante entre las conmovedoras secciones
del Scherzo, sino una mayor aceleración cuando las figuras más extrañas emergen
como en una pequeña danza fantástica, intensificada "con una prisa que
vuela salvajemente" (Kurth).
Adagio
El Adagio es una monstruosidad. Único en las
obras sinfónicas de Bruckner, el movimiento lento comienza al unísono, sin
acompañamiento, pero forte y en la cuerda de sol grave los violines saltan una
novena menor hacia arriba de si a do, como un grito agónico, una llamada desde
las profundidades, para volver a deslizarse suspirando hacia abajo en semitonos
hasta la sostenido, y luego una octava en picado hacia abajo.
Aquí también se produce una división tonal (el
si se divide en las notas vecinas do y la sostenido). Solo ahora comienza el
típico sonido adagio de toda la orquesta: cuerdas sonoras y tubas acompañan una
melodía con acordes que podrían haber sido tomados de Parsifal o de Tristán de
Richard Wagner, que empuja cromáticamente hacia arriba de nuevo hasta la
entrada de una fanfarria de trompeta tranquila y festiva. Con un solemne giro
final, esta compleja estructura temática se disuelve en su tonalidad de origen,
mi mayor, por primera vez después de seis compases.
La música se sumerge de nuevo en el silencio,
luego se construye hasta un poderoso estallido en un acorde undecimal
disonante, bajo el cual las trompetas y las trompas entonan una fanfarria y el
tema de apertura, ahora ampliado de una novena menor a una mayor. El tema
principal llega a su fin con un tranquilo coral de viento, seguido por el grupo
vocal. Cuando a éste le sigue de nuevo el tema principal y su desarrollo, todo
parece seguir el curso habitual de la forma adagio de Bruckner - pero las cosas
resultan diferentes, porque los elementos del grupo vocal se mezclan en el
desarrollo del tema principal, y el gran clímax final, como es típico de los
adagios de Bruckner, no se basa en una tercera aparición del tema principal,
sino en el retorno del tema vocal.
Consciente
Esto permite la mayor desviación de la forma
adagio de Bruckner: el clímax no conduce a un avance hacia la luz, el clímax
conduce a la aparición final del tema principal, pero ahora en doble y triple
fortissimo, culminando en un inaudito acorde tredecim de siete notas, una
disonancia chirriante, un acorde de terror, una catástrofe, tras la cual la
música se interrumpe en una pausa general. La calma final solo vira
apaciblemente a una tonalidad mayor al final, mientras el horror de haberse
asomado a un abismo sigue estremeciéndose en el parpadeo y titileo de notas
desafinadas hasta poco antes del final.
Bruckner era consciente de los pensamientos
abismales. En el verano de 1894, mientras trabajaba en el Adagio, dos años
antes de su muerte, se encontró con una cita del anatomista Josef Hyrtl, que anotó
pulcramente en su diario: se trata de la cuestión de la existencia del alma,
que precede a este capítulo como lema. Aunque se había pronunciado en
1864 contra el materialismo y a favor de la existencia de un alma inmaterial,
desencadenando un debate en la Viena liberal, la sola idea de que el alma no
pudiera ser más que un producto de procesos orgánicos debió de estremecer a
Bruckner. Su necesidad de anotar la idea de Hyrtl en el calendario que siempre
tenía a mano así lo atestigua.
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