Alemania

Los tiranos no cambian de la noche a la mañana

Juan Carlos Tellechea
viernes, 20 de septiembre de 2024
Nabucco © 2024 by Deutsche Oper am Rhein Nabucco © 2024 by Deutsche Oper am Rhein
Düsseldorf, domingo, 15 de septiembre de 2024. Ópera de Düsseldorf. Deutsche Oper am Rhein. Nabucco, tragedia lírica en cuatro partes con música de Giuseppe Verdi y libreto en italiano de Temistocle Solera, basada en el Antiguo Testamento y la obra “Nabuchodonosor”, de Anicète Bourgeois y Francis Cornue, estrenada el 9 de marzo de 1842 en La Scala de Milán. Régie Ilaria Lanzino. Escenografía Dorota Caro Karolczak. Vestuario Carola Volles. Vídeo Andreas Etter/Fabio Stoll. Iluminación Thomas Diek. Dramaturgia Heili Schwarz-Schütte. Nabucco, rey de Babilonia (Alexey Zelenkov), Ismaele, sobrino del rey de Jerusalén (Eduardo Aladrén), Zaccaria, Sumo Sacerdote de Jerusalén (Liang Li), Abigaille, antigua esclava, supuesta hija de Nabucco (Svetlana Kasyan), Fenena, hija de Nabucco (Kimberley Boettger-Soller), Sumo Sacerdote de Babilonia (Luke Stoker), Abdallo (Riccardo Romeo), Anna (Mara Guseynova), joven Abigaille (Anastasiia Buianevych), joven Fenena (Clara Misini), joven Ismaele (Jonathan Matys). Coro y coro extra de la Deutsche Oper am Rhein, preparado por Patrick Francis Chestnut. Extras de la Deutsche Oper am Rhein. Orquesta Düsseldorfer Symphoniker. Director Vitali Alekseenok. 100% del aforo.
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Ilaria Lanzino y Vitali Alekseenok, al frente de la orquesta Düsseldorfer Symphoniker, fueron ovacionados durante interminables minutos este domingo al término del estreno de la nueva producción de Nabucco de Giuseppe Verdi en la Ópera de Düsseldorf.

Las aclamaciones se multiplicaron también para el barítono Alexey Zelenkov, por su excelente interpretación de Nabucco, la soprano Svetlana Kasyan por su maravillosa Abigaille (el papel más difícil de toda la obra de Verdi en este registro), el bajo Lian Li por su espléndido Zaccaria (Sumo Sacerdote de Jerusalén), y para el Coro de la Deutsche Oper am Rhein, magníficamente preparado por Patrick Francis Chestnut.

El Ismaele (sobrino del rey de Jerusalén) del tenor Eduardo Aladrén también convenció mucho al público del estreno por su gran entrega. Aladrén se sumergió íntegramente en su papel, expresándolo emocionalmente con sus amplios y brillantes medios vocales e histriónicos.

Imagen imborrable

La puesta de Ilaria Lanzino, alabada asimismo por la crítica local, logra que de inmediato el espectador se traslade mentalmente a la guerra de agresión rusa en Ucrania. 

El diseño de vídeo (Andreas Etter / Fabio Stoll), la escenografía, con sus grandes e impresionantes superficies espejadas (Dorota Caro Karolczak), el vestuario (Carola Volles) y la iluminación (Thomas Diek) contribuyen sobremanera a esa imagen sombría e indeleble que deja la obra en el espectador.

Alexey Zelenkov y Coro de la Deutschen Oper am Rhein. © 2024 by Sandra Then.Alexey Zelenkov y Coro de la Deutschen Oper am Rhein. © 2024 by Sandra Then.

Dos pueblos hermanos se encuentran sumidos en la barbarie de una conflagración bélica tras haber atacado Nabucco con sus tropas a Jerusalén. Para la directora escénica los tiranos no cambian de la noche a la mañana y al final reciben su merecido castigo. La interpretación de la ópera se basa en su especial energía, como explica Lanzino en el programa de mano de la función.

Energía nuclear

El conflicto, aparentemente sin salida, no se detiene ni siquiera en sus propias familias. Zaccaria mantiene como rehén a Fenena (Kimberley Boettger-Soller), la hija de Nabucco. El monarca babilonio y el líder de los hebreos no se mueven ni un ápice en sus enfrentadas posiciones. El ajetreo cotidiano del cruento conflicto armado trae cada vez más dolor y sufrimiento a ambos pueblos. Fenena hace tiempo que cambió de bando por amor a Ismaele y vive entre el pueblo hostil.

Svetlana Kasyan y Alexey Zelenkov. © 2024 by Sandra Then.Svetlana Kasyan y Alexey Zelenkov. © 2024 by Sandra Then.

Así surgen la energía y la potencia que pueden encontrarse en un reactor atómico, El hecho de que la obra se vea impulsada con la fuerza incontenible, casi incontrolable, de las personas que quieren mantener y alcanzar el poder se refleja también en las escenas interpersonales, a veces poderosas, de esta producción.

El coro

Abigaille, la otra hija de Nabucco, envidia la felicidad de su hermana y el trono de su padre mientras urde planes desastrosos que al final la llevarán al arrepentimiento por todo el daño causado. 

La mezzosoprano Kimberley Boettger-Soller dotó a la hija del rey de una gran emoción tanto en el canto como en la interpretación. Su voz, excepcionalmente agradable y cálida, convirtió la plegaria de Fenena (“Oh dischiuso è il firmamento”) del cuarto acto en una verdadera y conmovedora joya vocal.

Liang Li y Coro de la Deutschen Oper am Rhein. © 2024 by Sandra Then.Liang Li y Coro de la Deutschen Oper am Rhein. © 2024 by Sandra Then.

¿Qué sería de Nabucco sin un coro? Giuseppe Verdi prepara el escenario para el coro en su relato de los acontecimientos del Antiguo Testamento. El Coro de la Deutsche Oper am Rhein marca aquí el tono con una fuerza dramática sin igual. La esperanza, la cohesión y el humanismo, así como el amor a la libertad se resumen en sus intervenciones, y no solo en el famoso clásico “Va pensiero, sull'ali dorate”. Sus integrantes están muy implicados en la producción y son un pilar fundamental en esta representación.

El libreto de Temistocle Solera se centra deliberadamente en la yuxtaposición del bien y el mal. Esta clara polarización crea tensión teatral, pero si se examina más de cerca, este pensamiento en blanco y negro no hace justicia a la historia. A lo largo de la historia, la ópera Nabucco ha sido instrumentalizada a menudo por quienes detentan el poder político para crear una identificación entre “nosotros, los buenos” y “ellos, los malos”.

Himno no oficial italiano

Esto se aplica en particular al impresionante coro de prisioneros, que con sus lamentaciones se convirtió en vida del compositor en el himno del movimiento de unidad italiano Risorgimento y aún hoy se considera el himno nacional no oficial de Italia. Este coro no ha sido inmune a la instrumentalización política.

El dictador fascista Benito Mussolini lo hizo tocar a mediados del decenio de 1930 ante 7.000 trabajadores del Doppolavoro, el movimiento italiano del trabajo a través de la alegría. Ese concierto, dirigido por el compositor Pietro Mascagni, también proporcionó a las impactantes imágenes finales del noticiario cinematográfico semanal la correspondiente banda sonora emocional.

En los últimos años, la sociedad mundial se ha polarizado mucho, los debates se han vuelto más difíciles -seguramente también debido a las redes sociales- y a menudo se tiende a querer clasificar a la gente en “bandos de opinión”. La complejidad ha caído en descrédito, al igual que la capacidad de soportar contradicciones.

Eliminar tabúes

Para la directora escénica Ilaria Lanzino:

Es importante mostrar en escena los matices de gris que hay más allá del pensamiento en blanco y negro. En el caso de Nabucco, esto es especialmente emocionante porque Verdi cuenta una historia que habla de esperanza, cohesión y humanidad, a pesar de toda la estridente dramaturgia de contrastes. Y la obra lo demuestra una vez más: las contradicciones son grandes, pero hay que soportarlas, hablar de ellas, eliminar los tabúes. Sobre todo en el arte.

Bajo la égida de Vitali Alekseenok, los Düsseldorfer Symphoniker interpretaron un cautivador Nabucco lleno de pasión, como solo Verdi es capaz de entregarlo. Tanto el equipo de la directora escénica como el director musical, la orquesta y todo el elenco fueron larga y efusivamente vivados por la platea.

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