España - Valencia

Ensems

Un grueso manto de inexpresividad

Xoán M. Carreira
jueves, 26 de septiembre de 2024
Arnold Schönberg: Autorretrato © 1910 by A. Schönberg Arnold Schönberg: Autorretrato © 1910 by A. Schönberg
Valencia, viernes, 20 de septiembre de 2024. Palau de la Música de Valencia. Sala José Iturbi. Joaquín Rodrigo, A la busca del más allá (1976). Óscar Colomina, The Styx (2024, estreno mundical, encargo del IVC). Akira Miyoshi, Création sonore (1991). Arnold Schoenberg, Variaciones para orquesta op 31. Orquesta de Valencia. Baldur Brönnimann, director. Festival Ensems 2024
0,0004221

Las Variaciones para orquesta op 31 de Arnold Schoenberg no son una obra habitual en las programaciones de las orquestas, auditorios y festivales españoles, motivo por el cual apenas se supo que serían interpretadas en el Festival Ensems 2024 muchas personas -entre las que me cuento- decidieron estar presentes en el Palau de la Música de Valencia. 

Las Variaciones fueron estrenadas por Wilhelm Furtwängler al frente de la Filarmónica de Berlín el 2 de  diciembre de 1928. El estreno fue polémico y generó un intenso debate que poco después perdió actualidad por la profunda crisis del 'Crack del 1929'. La incertidumbre económica fue la causa principal de que los creadores más independientes y radicales optasen por una mayor moderación estética, al igual que había sucedido tras las Revoluciones de 1848, cuando se generalizaron los montepíos de músicos y los compositores más "rebeldes", Liszt incluido, decidieron convertirse en funcionarios. 

Al margen de estas turbulencias socioeconómicas, las Variaciones para orquesta -una de las joyas sinfónicas del neoclasicismo musical- es la obra más interpretada del magro catálogo dodecafónico de Schoenberg, pues es . Existen unas tradiciones interpretativas claras y coherentes y disponemos de abundantes registros fonográficos, entre los cuales se cuentan varias interpretaciones de excelencia que nos permiten tener una idea bastante clara de cómo quería Schoenberg que sonase su obra y cómo la concebían algunos de los mejores directores de su época. 

El Festival Ensems 2024 celebró el 150 aniversario del nacimiento de Schoenberg con la programación del Quinteto para vientos (1924) y estas Variaciones para orquesta (1928) que simbolizan la estricta apertura y el amable cierre del quinquenio dodecafónico de Schoenberg. 

Baldur Brönnimann. © 2024 by Brava Studio.Baldur Brönnimann. © 2024 by Brava Studio.

Si interpretar música fuera sólo una cuestión de 'solfeo', la ejecución de las Variaciones para orquesta hubiera demostrado que Baldur Brönnimann había realizado un ejemplar trabajo de ensayos con la Orquesta de Valencia y obtenido los mejores frutos de su calidad técnica y de su disciplina de trabajo: una impresionante demostración de cómo realizar una lectura óptima de una obra tan difícil. 

Pero, lamentablemente, sólo hubo eso: una ejecución impecable en la que la música estuvo ausente. Las Variaciones son una obra intensamente lírica de una inagotable riqueza tímbrica y una fascinante capacidad para conmover al oyente, como lo demuestran muchas de las versiones registradas, entre las que brilla con luz propia la de Dimitri Mitropoulos con la Sinfónica de Berlín. 

La ejecución de Brönnimann parece renegar de estas tradiciones interpretativas principales y se lanza 'a tumba abierta' en defensa del aburrimiento, la crispación, la espesura, la fealdad y la oscuridad. Es obvio que Brönnimann defiende las obsoletas perspectivas imperantes en los años de la Guerra Fría que anteponían las necesidades geopolíticas a la lógica musical. 

En la primera parte del concierto estaban programados tres compositores competentes y con personalidad. Entre ellos el estreno mundial de The Styx de Óscar Colomina (1977), un encargo del Instituto Valenciano de Cultura (IVC), Création sonore (1991) de Akira Miyoshi (1933-2013), y A la busca del más allá (1976) de Joaquín Rodrigo (1901-1999), una obra atípica que se aleja de su estilo habitual. 

A lo largo de esta primera parte lo que escuchamos fue una especie de ejecución plana, aburrida y carente de direccionalidad de lo que semejaba ser 'más de lo mismo', sin diferencias perceptibles texturales, tímbricas, retóricas o expresivas entre los tres autores y obras. 

Por momentos tuve la sensación de escuchar una sucesión de bandas sonoras originales de películas de 'serie B', a pesar de estar convencido de que Rodrigo, Colomina y Miyoshi hicieron un buen trabajo que Brönnimann invisibilizó bajo un grueso manto de inexpresividad. 

Comentarios
Para escribir un comentario debes identificarte o registrarte.