Austria

Otoño dorado en el Palacio Esterházy

Agustín Blanco Bazán
viernes, 27 de septiembre de 2024
Julian Rachlin © Ashley Krassen | Festival de Música de Úbeda Julian Rachlin © Ashley Krassen | Festival de Música de Úbeda
Eisenstadt, domingo, 22 de septiembre de 2024. Palacio Esterházy, Haydnsaal. Orquesta Philharmonia de Londres y Orquesta Sinfónica de Jerusalén, bajo la dirección de Julian Rachlin. 21 de septiembre, primer concierto. W. A. Mozart, Obertura de Las Bodas de Figaro. F. Mendelssohn Bartholdy, Concierto para violín op. 64 (solista: Julian Rachlin). F. Meldelssohn Bartholdy, Sinfonía nr. 3, op. 56 “Escocesa”. 22 de septiembre, segundo concierto. M. Weinberg, Sinfonietta nº 1, op.41. J. Haydn, Concierto para violonchelo y orquesta nº 1 (solista: G. Capuçon). J. Brahms, Sinfonía nr. 1 op. 68. Conciertos en el marco del Festival Herbsgold 2024
0,0004957

Esterházy es hoy no solo un nombre históricamente principesco sino la marca de una fundación que acaba de cumplir 30 años. El origen de esta poderosa empresa que incluye desde negocios inmobiliarios hasta el comercio de buenos vinos está en los dominios de Paul Ezterházy, el príncipe terrateniente que lo perdió todo después de la primera guerra mundial y se casó durante la segunda en Budapest con la burguesa prima ballerina assoluta Melinda Ottrubay.

Ambos sobrevivieron el régimen pro nazi en un pequeño piso de la capital húngara, pero el régimen estalinista impuesto por los soviéticos le condenó a una prisión de la cual logró escaparse durante el levantamiento revolucionario húngaro de 1956. A partir de allí la mala suerte de este genuino matrimonio por amor alcanzó un final feliz de cuento de hadas: las tropas soviéticas se retiraron de la zona de ocupación de Burgenland, la provincia austríaca que incluía el famoso palacio donde sirvió Haydn, y Paul recuperó este y todas las tierras que habían quedado bajo la jurisdicción de la flamante segunda república austríaca.

Luego de la muerte del ex-príncipe -la posesión de títulos de nobleza está prohibida para los ciudadanos austríacos- una serie de fidecomisos fueron finalmente unificados como una enorme corporación bajo el mando de un sobrino de su viuda (fallecida en el 2014).

Y el palacio, con su enorme Sala Haydn, es hoy un centro cultural de importancia, donde anualmente se celebran dos semanas de Herbstgold (en español: “otoño dorado”) un festival musical bajo la dirección artística de Julian Rachlin que a lo largo de dos semanas incluyó este año consagrados como Martha Argerich y Bryn Terfel y agrupaciones tan disímiles como la Orquesta de Cámara de Europa y la de Cien violines gitanos, seguramente en su casa en esta región de folklore eminentemente Ungárico.

Rachlin, un talentoso violinista y director de orquesta, es actualmente titular de dos orquestas polarmente disímiles: la sinfónica de Kristiansand reside en uno de esos paraísos noruegos donde los instrumentistas viven sin preocupaciones políticas o de presupuesto. En cambio, los integrantes de la Sinfónica de Jerusalén tocan en medio de un cotidiano sobresalto bélico.

“¡Niño prodigio era Mozart!” me contestó Julian Rachlin cuando el año pasado le pregunté sobre su carrera de violinista infantil que despertó la admiración de muchos públicos. Y sin embargo, su actuación en el Herbsgold de este año como director y solista al frente de la Philarmonia de Londres en la Sala Haydn me impresionó por un virtuosismo que advertí como de larga data.

Seguramente, el Concierto para violín de Mendelsohn es una pieza que puede interpretar como si fuera un reflejo, pero lo cierto es que pocos pueden hacerlo con una sensibilidad tan calma y profunda, y ese objetivo distanciamiento de quién sabe que esta obra está más cerca del clasicismo que del periodo romántico. La melodía inicial se desarrolló como una reflexión sin patetismo y, a lo largo de toda la obra el detenimiento en el detalle fue modélico por su precisión y sobriedad. La orquesta londinense lo acompañó con similar idoneidad en una versión sólo malograda por alguna falta de balance sonoro. Porque en esta sala legendaria, las orquestas suenan demasiado fuerte (¡toquen lo que toquen!) y en este caso la acústica atentó contra la moderada exposición de dinámicas elegida por el solista como un ingrediente esencial de su interpretación.

La Philharmonia Orchestra de Londres, dirigida por Julian Rachlin, en Esterhazy durante el Festival Herbstgold 2024. © 2024 by Tommi Schmid.La Philharmonia Orchestra de Londres, dirigida por Julian Rachlin, en Esterhazy durante el Festival Herbstgold 2024. © 2024 by Tommi Schmid.

El Mendelssohn de la Sinfonía Escocesa sonó diferente porque Rachlin sabe que no hay compositor que pueda encasillarse de la A a la Z en un estilo definido y esta sí es una obra en la antesala del romanticismo por su densidad de texturas y un dramatismo compacto que el director acentuó al pasar sin pausa del primer al segundo movimiento. La Philharmonia respondió con incisiva precisión y contraste a los abruptos 'attaca' que definen la cambiante riqueza de tiempos y matices.

La acústica de la sala permitió una obertura de Las Bodas de Figaro desarrollada sin estridencias y, como bis, una Pizzicato Polka de J. Strauss que seguramente siguió timbreando en los tímpanos de los espectadores en medio de la cálida primera noche otoñal que los esperaba a la salida.

En una breve entrevista este año Rachlin se refirió a la Sinfónica de Jerusalén no como una orquesta israelí sino más bien como la de una ciudad cuya presencia cultural excede cualquier nacionalidad definida. La agrupación nació antes que Israel para conciertos radiales en 1936, cuando la ambición de un estado judío era una utopía de colonos europeos en continua convivencia y discordia con los nativos de religiones diferentes.

“Es una orquesta de sonido denso, jugoso, demostrativo de una tradición musical establecida a pesar de todos los dilemas y contradicciones de una vida diaria complicada. En Jerusalén se encuentran no sólo tres religiones sino miles de posiciones políticas contradictorias. ¡Todos parecieran tener puntos de vistas diferentes sobre todo! Pero es una experiencia única el hacer música en un lugar y en un momento como éste, en que las emociones de los músicos y su público son extremas. Yo estaba con la orquesta en Tel Aviv el 7 de octubre pasado y el conflicto nos impidió llevar a cabo nuestra planeada gira por el sur. Pero dimos en otros lados conciertos a salas llenas, y con un público que incluía familiares de rehenes.”

La Jerusalem Symphony Orchestra, bajo la dirección de Julian Rachlin saluda al final de su concierto en Esterhazy, en el Festival Herbstgold 2024. © 2024 by Herbstgold 2024.La Jerusalem Symphony Orchestra, bajo la dirección de Julian Rachlin saluda al final de su concierto en Esterhazy, en el Festival Herbstgold 2024. © 2024 by Herbstgold 2024.

En la Sala Haydn, la Sinfónica de Jerusalén inició su concierto con la Sinfonietta nº 1 sobre temas judíos de Mieczyslaw Weinberg, que Rachlin quiere publicitar como la carta de presentación de esta orquesta en el extranjero. El primer movimiento (Allegro risoluto) es una agitada fanfarria emparentada con un movimiento final Vivace. Ambos hacen recordar a las piezas más populares de Shostakovich … pero también de Jatchaturian. En contraste, el segundo movimiento es un elusivo Lento lleno de poesía y maravillosos comentarios de vientos apoyados en un sugestivo acompañamientos de cuerdas. 

Luego de esta vibrante pieza sinfónica del siglo XX soviético, el chelista Gautier Capuçon se unió a la orquesta en una expresiva versión del Concierto para chelo nº 1 de Haydn. Y en la segunda parte la orquesta lo dio todo en una Sinfonía nº 1 de Brahms que Rachlin dirigió tal vez con demasiada prisa y ciertamente sin esas pausas que le hubieran permitido explorar un poco más detenidamente cromatismos y detalles interpretativos que esta excelente orquesta puede seguramente destacar. Pero, de todas maneras, la urgencia y la entrega superaron cualquier reparo. Y, como bis, la más famosa de las danzas húngaras brahmsianas salió como conclusión apropiada para esta velada de irresistible vitalidad. 

Comentarios
Para escribir un comentario debes identificarte o registrarte.