Alemania
Anna Vinnitskaya, una camerista nata
Juan Carlos Tellechea
Anna
Vinnitskaya y el Brahms Ensemble Berlin
ofrecieron un maravilloso recital de música de cámara el 3
de octubre (Día de la
Unidad Alemana) en el gran auditorio Alfried Krupp de la Filarmónica
de Essen, con obras de Johannes Brahms y Dmitri
Shostakovich.
En la presente temporada, la Filarmónica le ha
dedicado un retrato artístico especial a la pianista con un total de ocho
conciertos, en los que actuó como solista, músico de cámara y pianista con
orquesta.
A su admirado Shostakovich, compositor del año
(con motivo del 50º aniversario de su fallecimiento)
Programa
La primera parte la ocupó el Quinteto para
piano y cuerda en fa menor op 34 de Brahms. La segunda mitad comenzó con la Danza de las muñecas de Shostakovich,
raramente interpretada, que Vinnitskaya ha llevado no hace mucho tiempo atrás
al disco compacto (Piano Dances,
Ravel, Shostakovich, Widmann, sello Alpha/Outhere), y que próximamente
reseñaremos también en estas páginas.
Este intermezzo solista antecedió al Quinteto
para piano en sol menor op 57 de Shostakovich con el que se cerró la bellísima
velada, plena de interpretaciones extremadamente bien pensadas y de gran
refinamiento, a las que la calidad superlativa de los instrumentistas dota de
un aura de transparencia pocas veces oído y visto.
Tal es el caso también del Quinteto en fa menor
op 34, una de las obras más populares de Brahms, y que tuvo una génesis
compleja. En 1862, Brahms concibió originalmente un quinteto para cuerdas, que
fue duramente criticado por el violinista amigo Joseph Joachim. A
continuación, la obra se arregló como sonata para dos pianos, que también fue
criticada, sobre todo por Clara
Schumann.
Desafío
Una nueva adaptación para quinteto de piano
apareció en 1865, para satisfacción general. En esta configuración, la pieza
revela una nueva intensidad por su abundancia temática y un hábil equilibrio
entre teclado y cuerdas.
Todo ello supone un serio reto para los
intérpretes. El Brahms Ensemble Berlin y Anna Vinnitskaya están a la altura con
una visión de sorprendente relieve, maduramente pensada y meticulosamente
elaborada, sacando el máximo partido de la sutil combinación de melodía y ritmo
en el corazón de esta composición.
Así ocurre con el Allegro non troppo – Poco
sostenuto, que domina la obra con sus imponentes proporciones y su riqueza
temática, incluyendo un vigoroso primer tema y un segundo muy melodioso. El
desarrollo, muy modulante, está adornado con gran flexibilidad, y la larga coda
acelera hasta el enérgico tempo del comienzo del movimiento.
Atrevida
El Andante, un poco Adagio, es lírico, dirigido
por el expresivo piano de Anna Vinnitskaya, con un toque de melancolía. El
Scherzo: Allegro, con su escansión vehemente, casi sin aliento, está igualmente
conducido por el piano, sin que los bordes sean demasiado afilados, como suele
ocurrir en algunos casos. Su carácter nórdico, fantástico, casi épico, es aún
más evidente. La breve sección del Trío contrasta con su canto folclórico, y la
repetición es igual de voluntarista.
El Finale ofrece una riqueza aún mayor y una
atrevida complejidad compositiva. Se abre con un Poco sostenuto, una sección
introductoria, de la sombra a la luz. Le sigue un episodio Allegro que los
intérpretes articulan y en el que llevan el contraste al máximo hasta la
sección Presto, que comienza como un piano y va creciendo hasta alcanzar un
clímax febril. De nuevo aquí, el refinamiento prima sobre un enfoque
nórdico-alemán, especialmente en las transiciones.
Humor
Tras el intervalo vinieron, las Danzas de las
muñecas de Shostakóvich que a la pianista le recuerdan a los dibujos animados
soviéticos de su infancia, pero también a Wolfgang
Amadé Mozart: por su brillantez como diamantes, sinceras y hermosas.
Shostakovich escribió esta suite de siete
piezas cortas expresamente para jóvenes estudiantes de piano. Bajo los dedos de
Vinnitskaya estas danzas, lejos de los tonos sombríos del compositor, aportan
un toque refrescante lleno de humor e inocencia, a veces lírico ( “Vals lírico “),
refinado ( “Romance “) o irónicamente animado ( “Polka “).
El contraste es total con el Quinteto para
piano en sol menor op 57 en cuya lectura la intensidad procede de una gama de
sonoridad y dinámica notablemente amplia y controlada con maestría: el segundo
movimiento (Fuga:Adagio) adquiere calidez de forma muy gradual; el conmovedor
Intermezzo: Lento gana patetismo gracias a los delicados choques de la línea
pianística. Vinnitskaya es una soberbia compañera del Brahms Ensemble Berlin y
no una mera solista, sino una camerista nata.
Historia
El 28 de enero de 1936, apareció un mordaz
artículo en el periódico “Pravda “ sobre una
representación de la ópera de Shostakovich Lady Macbeth de Mtsensk, que anteriormente
había sido puesta en escena con éxito en todas partes. Al parecer, el temible Iosif Stalin había
asistido a la representación la noche anterior. Inmediatamente después la obra
y su libreto, así como otras composiciones de Shostakovich fueron incluidas en
el índice. El compositor temía por su vida durante aquella purga.
Con la 5ª Sinfonía, que él mismo describiría como su “respuesta compositiva“ a las hostilidades, el compositor había empezado de nuevo. Fue nombrado profesor de composición y pudo rehabilitarse. Sin embargo, los vaivenes de su posición social continuaron hasta el final de su vida. Según cuenta Julian Barnes en su novela biográfica El ruido del tiempo, Dmitri Shostakóvich esperaba noche tras noche, con la maleta preparada en el hueco de la escalera, a los esbirros del NKVD, la policía secreta rusa... Por tanto, era necesario andarse con cuidado con cada moderna obra para evitar nuevos y peligrosos debates sobre formalismo con los dirigentes del partido y del Estado.
1940
Después de 1936, Shostakovich compuso
principalmente música para películas, además de la 5ª Sinfonía; en 1939 retiró
la 6ª Sinfonía y un año más tarde, recibió la petición del Cuarteto Beethoven
de una obra para interpretarla juntos. Shostakovich accedió y compuso el
Quinteto para piano op. 57 en el verano de 1940, que se estrenó en Moscú el 23
de noviembre, con gran éxito.
La música de Shostakovich está estrechamente
vinculada a los hechos que viviera el compositor y a los grandes cambios de la
sociedad rusa en la primera mitad del siglo XX. Ese trasfondo puede percibirse
en cada una de sus obras de madurez, incluido éste, su único Quinteto estrenado
nueve meses antes de que el genocida y no menos tenebroso Adolf Hitler rompiera el
pacto con Stalin y permitiera a sus tropas invadir la Unión Soviética.
Pravda
La crítica del estreno del Quinteto de Shostakovich en el Pravda era un único canto a la estética del “realismo socialista “:
Shostakovich encontró la solución lírica a una importantísima tarea artística del presente: retratar la riqueza interior de una gran personalidad de forma veraz, sincera y cautivadora.
reseñaba el órgano oficial del partido Comunista de la Unión Soviética.
En 1941, Shostakovich recibió el Premio Stalin
de primera clase (100.000 rublos) y fue condecorado con la Orden de la Bandera
Roja. Su reputación pública parecía haberse restablecido.
Para el tan denostado compositor, este artículo
supuso una reivindicación tras los duros ataques a su música publicados por
Pravda cuatro años antes. En aquel momento, se le había tachado de
representante de la “decadencia
occidental “.
Aceptado
Ahora, el músico de 36 años volvía a ser
aceptado con agrado por la política cultural socialista. Las verdaderas pruebas
de la “gran guerra patriótica “ estaban,
por supuesto, aún por llegar para el compositor, su ciudad natal (San
Petersburgo/Leningrado) y la Unión Soviética.
En su Quinteto, Shostakovich habla
subliminalmente de esta amenaza, como en muchas de sus grandes obras. Pese al
eco socialista-positivo del Pravda y
a las críticas de Serguei
Prokofiev, quien calificaba el Quinteto de su colega de obra “sin aventura ni ímpetu“, se trata de una
pieza llena de dramatismo reprimido.
El gran modelo musical fue Johann
Sebastian Bach. Shostakovich extrajo del Thomaskantor la idea para
el comienzo del Quinteto; también un par de movimientos consistentes en
preludio y fuga, de los arcos armónicos de tensión de los preludios y fugas de
Bach.
Influjo
Las líneas cristalinas de la obra, en las que
cada nota parece calculada con precisión, también estarían relacionadas con la
música de Bach. Incluso Prokofiev tuvo que admitirlo, aunque bajo los auspicios
de la crítica:
Lo que
me sorprende de este quinteto es que un compositor tan joven, en la cima de su
capacidad creativa, sea tan comedido y calcule cada nota con tanto cuidado.
Lo que Prokofiev interpretaba como miedo al
riesgo (“Nunca arriesga nada “) es lo que caracteriza hoy el tono típico de
Shostakovich para el público del siglo XXI: el desgarro de una música que evita
la exuberancia romántica y traduce los contrastes emocionales en pasión
reprimida.
Análisis
Es comprensible que el compositor reaccionara
con una poderosa obra compuesta en tono neoclásico tras las experiencias del
decenio de 1930. Comienza con un preludio sonoro y patético que desemboca en
una danza tranquila.
El movimiento de apertura (Preludio: Lento)
contiene ya todos los elementos que caracterizan la estructura de todo el
Quinteto para piano: retórica dramática (a menudo a partir de la parte del
piano, como en la apertura), ritmos y formas clásicas (fuga, scherzo) y lirismo
intimista.
Siguiendo el modelo barroco, al preludio le
sigue la Fuga: Adagio, introducida muy suavemente por cuerdas apagadas. Lo más
impresionante es la magnífica acumulación que se desarrolla a partir de estos
cautelosos comienzos y que finalmente conduce a un doloroso clímax.
Para Prokofiev, este par de movimientos era
demasiado “bachiano“. Sin embargo, es
sorprendente el contenido emocional que Shostakovich es capaz de extraer del
contrapunto clásico. El Scherzo: Allegretto siguiente disipa en un instante la
atmósfera de sombría resignación, tal es su exuberancia.
Tormentosa
Sin embargo, hay que desconfiar del espíritu de
ingenio y vigor, ya que roza una caricatura amargamente malvada: los acordes de
cuerda se repiten de forma demasiado mecánica, el piano tratado con percusión
rabia demasiado bruscamente a veces. Los peces gordos de la cultura estaban
encantados de escuchar aquí una “tormentosa
alegría de vivir“, pero ¿qué pretendía realmente el compositor?
En el reflexivo Intermezzo: Lento se restablece
la seriedad y se toma aliento para el chispeante Finale: Allegretto /
Tormentosamente movido. Aunque no exenta de momentos amenazadores, la música
del movimiento final lucha repetidamente por el optimismo y la alegría.
Efusivas ovaciones y altisonantes exclamaciones
de aprobación cerraron este impecable concierto en la Filarmónica de Essen.
Biografía
La pianista Anna Vinnitskaya, nacida en 1983 en
Novorossiysk, Rusia,
estudió con Serguei Ossipienko en Rostov y después con Evgueni Koroliov en el
Conservatorio Superior de Música y Teatro de Hamburgo, donde ella es profesora
desde 2009.
El primer premio del Concurso Reine Elisabeth
de Bruselas en 2007 supuso su salto internacional. Desde entonces actúa en los
escenarios de las principales ciudades, ofrece conciertos con orquestas de
primera fila como la Filarmónica de Berlín, la Orquesta de la Gewandhaus de
Leipzig, la Staatskapelle de Dresde, la Filarmónica de Múnich, la Orquesta
Sinfónica de la NHK de Tokio, la Orquesta Filarmónica de Radio Francia y la
Orquesta Sinfónica de Boston, y es cortejada (con toda razón) por los
directores más renombrados de todo el mundo.
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