España - Galicia

Bohemios en carrusel

Germán García Tomás
martes, 22 de octubre de 2024
Miren Urbieta-Vega y Celso Albelo © 2024 by Alfonso Rego Miren Urbieta-Vega y Celso Albelo © 2024 by Alfonso Rego
A Coruña, martes, 10 de septiembre de 2024. Palacio de la Ópera. LXXII Temporada Lírica de Amigos de la Ópera de La Coruña. La bohème. Ópera en cuatro actos, basada en la novela Scènes de la vie de la bohème de Henri Murger. Música: Giacomo Puccini. Libreto: Giuseppe Giacosa y Luigi Illica. Dirección musical: José Miguel Pérez-Sierra. Diseño de escenografía y dirección de escena: Danilo Coppola. Iluminación: Lisa Leone. Producción: Luglio Musicale Trapanese. Reparto: Celso Albelo (Rodolfo), Miren Urbieta-Vega (Mimí), Massimo Cavaletti (Marcello), Helena Abad (Musetta), Manuel Mas (Schaunard), Simón Orfila (Colline), Matteo Peirone (Benoît / Alcindoro), Pablo Carballido (Parpignol), Jacobo Rubianes (sargento), Alfonso Castro (aduanero). Orquesta Sinfónica de Galicia. Coro Gaos. Director del coro Gaos y banda interna: Fernando Briones. Coro infantil Cantabile. Director de coro infantil: Pablo Carballido.
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En el año del centenario del fallecimiento de Giacomo Puccini, la temporada lírica de la Asociación de Amigos de la Ópera de La Coruña, que llega a su 72ª edición, no podía resistirse a subir al escenario del Palacio de la Ópera uno de sus títulos más taquilleros, el que quizá más y mejor despierta el entusiasmo y la emoción del público. 

En Coruña no han querido asumir grandes riesgos con este aniversario, pues saben que La bohème, estrenada en el Teatro Regio de Turín en 1896, es una de las óperas más representadas de su autor (junto a Tosca y Madama Butterfly) y constituye la más pura idiosincrasia del verismo italiano tamizado por el maestro de Lucca. 

Lo cierto es que es comprensible y casi lógico que teatros que no sean el Real madrileño o el Liceo barcelonés no apuesten por títulos menos populares para evitar tentar a la suerte, la de la merma de ingresos en taquilla, sobre todo cuando los presupuestos no están muy boyantes.

En cualquier caso, una vez más no queda otra que rendirse a la evidencia de la inteligencia de recursos músico-teatrales con los que Puccini es capaz de tocar la fibra sensible del espectador en esta obra maestra, desplegando una gama de leitmotivs para potenciar el drama amoroso de Henri Murger que le sirve de base entre la malograda costurera y el enamorado poeta. 

El interés en la urbe gallega era mayor si cabe, pues el público coruñés no disfrutaba de la taquillera ópera desde hacía nada menos que 17 años, por lo que resultaba comprensible que la expectación fuera total en las dos únicas funciones ofrecidas.

Al margen de aniversarios, La bohème se representa año tras año en los teatros líricos españoles y siempre es interesante acercarse a nuevas concepciones escénicas, aunque la ambientación realista y la fidelidad al libreto de Giacosa e Illica es siempre la opción más acertada y aconsejable. 

Afortunadamente, sigue ese modelo el regista italiano Danilo Coppola, responsable a su vez del diseño escenográfico, cuya visión teatral no despunta por grandes dosis de originalidad, ya que recurre a un constreñido escenario giratorio, algo empleado en multitud de producciones. Si bien es cierto que le sirve para aportar dinamismo a la acción, en ocasiones parece que nos hallamos ante un carrusel que edulcora la acción más que hacerla impulsar a nivel dramático.

«La bohème», producción de Danilo Coppola. © 2024 by Alfonso Rego / Amigos de la Ópera de A Coruña.«La bohème», producción de Danilo Coppola. © 2024 by Alfonso Rego / Amigos de la Ópera de A Coruña.

Junto a unas semicirculares cristaleras de dudoso gusto estético que sirven para la buhardilla, el Café Momus y la aduana, elementos de utilería como mesas, sillas, bancos de madera y farolas aportan el realismo obligado a la obra, pero se percibe una notoria pobreza de medios escénicos en los emplazamientos, dando la impresión de que todo representa un universo de cuento y los personajes son productos de fantasía. El invierno apenas se palpa en el ambiente general, por más que cantantes y coristas enfundan variados atrezzos (gabanes, gabardinas, chaquetas, chalecos, vestidos…) de anónima autoría, pues no se especifica en el programa de mano.

Musicalmente, la función se sostuvo por la experta batuta de José Miguel Pérez-Sierra, director musical del Teatro de la Zarzuela, versado operista y excelente concertador, que brindó una lectura refinada, pulcra y pulida en lo instrumental, sacando un rendimiento muy satisfactorio de la ya de por sí estupenda Sinfónica de Galicia, aunque tendente a recrearse y dilatar los tempi, sobre todo en los dúos de la pareja protagonista, como el del final del acto tercero, muy respirado y alargado, y el demoledor final, igualmente estirado. 

Aun así, en los arrebatos orquestales tan propios de Puccini, y que no precisamente escasean en su Bohème, el maestro madrileño tiende a potenciar el forte, haciendo resentir en parte la escucha vocal pero obteniendo una abrumadora y extraordinaria redondez orquestal. A pesar de todo, las voces estaban ahí, sobre el escenario del un tanto desagradecido Palacio de la Ópera, cuya acústica –percibido por primera vez por este cronista proveniente de la capital del reino- no contribuye a disfrutar de una experiencia vocal ideal. 

Miren Urbieta-Vega y Celso Albelo en «La bohème», producción de Danilo Coppola. © 2024 by Alfonso Rego / Amigos de la Ópera de A Coruña.Miren Urbieta-Vega y Celso Albelo en «La bohème», producción de Danilo Coppola. © 2024 by Alfonso Rego / Amigos de la Ópera de A Coruña.

Desafortunadamente, queda bastante damnificado de la misma el tenor Celso Albelo, muy querido por los aficionados coruñeses, que retornaba después de muchísimos años a la ciudad costera afrontando un Rodolfo fogoso y siempre expresivo, con un color vocal un tanto oscurecido y esas trazas características de su arte canoro tan ligado a su maestro Kraus. En bel canto Albelo siempre se ha encontrado como en casa pero quizá en Puccini sus particularidades vocales le hacen encarar algunos obstáculos en el plano dramático, con esforzados ascensos al agudo. Aunque el aria “Che gelida manina” fue convincente pero no deslumbrante, el transcurso de la ópera le proporcionó diversos momentos para lucirse demostrando su musicalidad y su intachable talla de gran artista.

La triunfadora indiscutible de la noche fue la soprano Miren Urbieta-Vega en el personaje titular, cantante que está teniendo en los últimos años gran proyección en nuestro país. Urbieta-Vega revistió a Mimí de sinceridad y sensibilidad, siendo siempre delicada en los instantes que Puccini le destina, envolviendo al personaje con su dúctil instrumento de leve tono oscuro en el timbre y un agudo seguro y brillante, -es la de Urbieta-Vega una voz de lírica plena con tintes de spinto-. Su media voz y un espléndido manejo de la mezza di voce hicieron deliciosa su aria de presentación “Sì, mi chiamano Mimì”. No menos memorable por delicado fue su otro momento en solitario, “Donde lieta uscì al tuo grido d’amor”, y los primorosos dúos con Celso Albelo de los actos primero, tercero y cuarto.

No nos decepcionó en demasía la siempre complicada Musetta, aquí una Helena Abad de instrumento pequeño, de hecho, una soubrette casi de libro. Aunque hubiéramos preferido algo más de consistencia en la voz, la cantante se manejó con holgura en sus cabriolas agudas y con enorme desenvoltura en su gran escena valseada del acto segundo (“Quando m’en vo”). Menos dignidad vocal tuvo en sus escasas frases del acto cuarto, cuando se espera de ella un cambio drástico de carácter. 

El barítono Massimo Cavaletti compuso un Marcello de enorme rotundidad y enfático, aunque un tanto homogéneo; el también barítono Manuel Mas brindó un timbrado y muy correcto Schaunard, y el Colline del bajo Simón Orfila, siempre haciendo gala de estupendo actor y cantante, fue vigoroso, regalando una magnífica aria “Vecchia zimarra”. Y Matteo Peirone revistió su doble faceta bufa de la dosis adecuada de histrionismo, más actuado el Benôit, más cantado el Alcindoro.

«La bohème», producción de Danilo Coppola. © 2024 by Alfonso Rego / Amigos de la Ópera de A Coruña.«La bohème», producción de Danilo Coppola. © 2024 by Alfonso Rego / Amigos de la Ópera de A Coruña.

Buena prestación la que ofreció el Coro Gaos en el abigarrado acto segundo, con un excelente trabajo y desenvoltura del Coro infantil Cantabile, y acertada nos resultó la opción de hacer atravesar el pasillo por delante del escenario a la banda de música al final de dicho acto, consiguiendo un efecto sonoro de gran vistosidad teatral.

Antes de dar comienzo a la función, que se extendió bastante por la inclusión de dos pausas de 30 minutos -lo que considera excesivo el que escribe-, el director de Amigos de la Ópera de la Coruña, el tenor Aquiles Machado, acompañándose de Albelo y Orfila, en un hermoso gesto, quiso rendir un tributo de homenaje a la figura del tenor canario Alfredo Kraus, cuando se cumplían exactamente ese mismo día 25 años de su desaparición, pidiendo un aplauso del público en su memoria.

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