Discos
Alois Mühlbacher – "Urlicht"
Juan Carlos Tellechea
Para este bellísimo CD Urlicht (sello Ars Produktion), el contratenor de esbelta voz masculina Alois Mühlbacher y el pianista Franz Farnberger, han seleccionado un ramillete de Lieder de Gustav Mahler y Richard Strauss escritos a finales del siglo XIX.
Ambos compositores estaban unidos por su profunda relación con la literatura y especialmente con la poesía como fuente de inspiración para su interpretación musical y elevación a una esfera de expresión que reflejaba sus propios sentimientos ante la vida.
Sin embargo, Mahler y Strauss trabajaron sus textos de maneras muy diferentes. Mientras que el primero los ajustó a través de una variedad de intervenciones -omisiones, reorganizaciones e incluso sus propias adiciones- de acuerdo con sus necesidades y demandas expresivas, el segundo de los mencionados se ciñó estrictamente a los poemas.
Conmovedor
Franz Niños cantores de San Florián, en Alta Austria, y Alois , se conocen desde la época en que este contratenor era niño prodigio en ese conjunto vocal y el maestro su mentor. El cantante hace música con Farnberger en una armonía que se podría calificar de sonámbula.
El largo vínculo se percibe en cada nota, en cada frase. A través de su conexión con el solista, Farnberger consigue crear momentos conmovedores de gran ternura y sonoridad atmosférica, como en Morgen! de Strauss o en Urlicht (Luz primigenia), de Des Knaben Wunderhorn, de Mahler, que también sirve de título a este álbum.
A ambos se los vio en el reciente concierto con motivo del cumpleaños de Anton Bruckner en la iglesia de San Bartolomé, en Essen, en la periferia de Oldemburgo (Baja Sajonia). Farnberger se presenta siempre como un acompañante de apoyo. Maneja las sinfonías para teclado de Mahler y Strauss con aplomo y alegría audible.
Nada habitual
Alois Mühlbacher sorprende -una vez más- con un repertorio nada habitual entre los contratenores. Con sus primeros discos en solitario, Alois Mühlbacher ya causó sensación y atrajo mucha atención. En aquel entonces, como niño soprano, cantó el aria de Zerbinetta de Ariadne auf Naxos de Richard Strauss o el 'Csárdás' de Rosalinde de Die Fledermaus con una entonación estupenda y una energía incontenible.
Poco después siguieron las canciones con el niño solista, incluidas las Vier letzten Lieder (Cuatro últimas canciones) de Richard Strauss. Realmente no se puede hablar de vacilación o miedo a un gran repertorio o a cruzar fronteras con este artista. Más bien, ya entonces resultaba fascinante la seguridad en sí mismo y la naturalidad con la que Mühlbacher cantaba la música que era y sigue siendo un asunto cercano a su corazón.
Música antigua
Ahora, aquel “niño prodigio” de los Niños Cantores de San Florián se ha convertido en un joven, en términos vocales, en un contratenor. Desde hace tiempo, Mühlbacher ha actuado con grandes orquestas y directores, y a sus propios discos, que van más allá de fronteras, les han seguido lanzamientos en sellos de renombre, principalmente en el campo de la música barroca, como una pastoral de Telemann bajo la dirección de Dorothee
Más recientemente se presentó en la inauguración del Festival de Música Antigua de Knechtsteden con el Ensemble 1700, dirigido por Dorothee Oberlinger, en una producción concertante con elementos semi escenificados y un singular reparto en Il Trionfo del Tempo e del Disinganno de Georg Friedrich Händel.
Timbre
La voz de Alois Mühlbacher ha conservado su sonido inconfundible. El timbre es claramente más andrógino que el de muchos de sus colegas. Casi se podría afirmar que es más idiosincrásico. El joven artista no busca tanto un sonido seductoramente bello, sino un contenido musical y lírico. Farnberger no es un virtuoso del piano, no intenta lucirse en ciertos pasajes ni quiere ser exigente en el diálogo.
Queda en el oído el manejo sensible de las letras, el deseo inconfundible de contar historias en canciones, de crear imágenes. En las 21 canciones grabadas, lo consigue a veces de forma más o menos convincente, pero siempre de una forma profundamente auténtica.
Urlicht de Mahler suena etérea y casi como si se fuera de este mundo y Wo die schönen Trompeten blasen también demuestra ser una elección adecuada de repertorio para el ligeramente frío contratenor de Mühlbacher. En general, el lenguaje tonal de Mahler le sienta bien con sus líneas melódicas y su simplicidad a veces directa, que oculta eficazmente su complejidad.
Para el profesor Fran Farnberger:
La voz de Alois Mühlbacher es tan natural como inconfundible. Aunque se ha desarrollado naturalmente desde su época de 'niño prodigio' de los Niños Cantores de San Florián, tanto en afinación como en perfección vocal, muchos parámetros han permanecido inalterados: Podrían resumirse en una flexibilidad perfecta que capta los matices más sutiles de la música.
Emocionantes
Los Rückert-Lieder finales son la parte más emocionante de este álbum, especialmente el arrebatador 'Liebst du um Schönheit', que el cantante sirve con un bien dosificado toque de melancolía.
Liebst du um Schönheit
Liebst du um Schönheit,
O nicht mich liebe!
Liebe die Sonne,
Sie trägt ein gold'nes Haar!
Liebst du um Jugend,
O nicht mich liebe!
Liebe den Frühling,
Der jung ist jedes Jahr!
Liebst du um Schätze,
O nicht mich liebe.
Liebe die Meerfrau,
[Die]1 hat viel Perlen klar.
Liebst du um Liebe,
O ja, mich liebe!
Liebe mich immer,
Dich lieb' ich immerdar.
Traducción libre
¿Te gusta la belleza?
Amas por la belleza,
¡Oh, no me ames!
Ama al sol,
¡Lleva cabellos de oro!
Amas la juventud
¡Oh, no me ames!
Ama la primavera,
¡Que es joven cada año!
Amas los tesoros,
Oh no me ames.
Ama a la sirena,
[Que]1 tiene muchas perlas claras.
Amas por amor,
¡Oh sí, ámame!
Ámame siempre,
yo te amo siempre.
Desafío
Las canciones de Strauss también plantean al artista grandes retos en cuanto a variedad cromática, que difícilmente puede cumplir con los recursos actuales.
Sin embargo, Alois Mühlbacher hace suyas algunas de las canciones con su gran persuasión y les confiere un esplendor propio, como la intrépidamente jubilosa Zueignung, la tierna Nacht, la famosa Morgen!, con su encantadora intimidad, y Allerseelen, que Mühlbacher interpreta con la sencillez y los tonos oscuros adecuados. Quizá sea todavía un poco pronto para Ruhe, meine Seele. Ésta y otras canciones de Strauss siguen esperando un momento más adecuado; que llegará sin duda alguna: ¡tiempo al tiempo!
La grabación realizada por el ingeniero de sonido Erich Pintar, en el Estudio Weinberg de Kefermarkt (Alta Austria), ofrece claridad y relieve, con un perfecto equilibrio entre el piano Steinway de Franz Farnberger y la voz del contratenor Alois Mühlbacher; un logro que enorgullece.
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