España - Euskadi
Un Don Pasquale entretenido y sin sorpresas
Teresa Cascudo

En un Bilbao tomado por la 16ª edición de la TotalEnergies Bilbao Night Marathon, el Palacio Euskalduna abrió sus puertas el pasado 19 de octubre de 2024 para la inauguración de la temporada 2024/2025 de la ABAO. El evento atrajo la expectativa de su público fiel. La obra elegida, la ópera Don Pasquale de Gaetano Donizetti, prometía una noche de humor y entretenimiento.
Dirigida en lo escénico por Emiliano Suárez, la acción se situó en este montaje en una pizzería napolitana moderna, trasladando la trama a un ambiente contemporáneo. Así, por ejemplo, el personaje de Norina se caracterizó como el de una joven enganchada a las redes sociales. Aparte de que no aportó nada sustancial a la trama, esta ambientación resultó en última instancia algo insulsa, una ocurrencia simpática sin verdadero desarrollo dramatúrgico. Sus evidentes referencias cinematográficas, reforzadas por la excelente iluminación, quedaron asimismo apenas esbozadas. La escenografía, concebida como una especie de gran caja de pizza, acabó revelándose funcional pero también limitante. Aunque el diseño ingenioso captaba el espíritu desenfadado de la obra, su disposición en el escenario dejaba amplios espacios sin utilizar, restringiendo y, además, descontextualizando buena parte del juego cómico inherente al libreto, particularmente cuando, al girar el escenario -la enorme caja de pizza entreabierta– sobre sí mismo, la acción se situaba en las traseras de la pizzería y los solistas debían cantar entre cubos de basura.
La dirección de Sesto
Quatrini al frente de la orquesta de la ABAO ofreció una lectura de Don
Pasquale en la que mostró su familiaridad con el estilo de orquestación de
Donizetti. Desde el primer compás, se percibió que no pretendía abordar la
partitura con la ligereza superficial que podría esperarse en una comedia buffa,
sino de explorar con profundidad sus contrastes emotivos, logrando una versión
rica en detalles. Su enfoque estilístico, de energía viva y articulación
precisa, capturó en los momentos cómicos un contraste que animó el tono
desenfadado de la obra. Contó con la total adhesión de la Euskadiko
Orkestra. Por ponerle algún pero, en su intento de dar protagonismo a cada
sección orquestal, ciertos cambios de tempo y decisiones dinámicas imprimieron
en ocasiones un ritmo fragmentado, en el que la cohesión narrativa parecía
ceder ante el efectismo. No obstante, su cuidada propuesta resaltó la
complejidad de Don Pasquale, aportando una visión que se mantuvo fiel a
la gran tradición de la ópera italiana.
En lo que concierne al
elenco protagonista, María José Moreno, en el papel de Norina/Sofronia, destacó
de manera rotunda. Su técnica precisa y su tono brillante dotaron al personaje
de frescura y vitalidad, haciendo justicia al estilo belcantista que exige
Donizetti. Su actuación, tanto en el aspecto vocal como en el gestual, fue sin
duda uno de los pilares de la noche. Simón Orfila, en el papel titular de Don
Pasquale, desplegó una voz potente, aunque su interpretación careció en algunos
puntos de la sutileza estilística que exige el repertorio donizettiano. Su
desempeño fue eficaz, pero se percibió una falta de refinamiento en los
matices, algo que, en este tipo de papeles, pueden marcar la diferencia entre
lo correcto y lo sobresaliente. En el dúo “Chieti, cheti, inmmantinente”,
Orfila y el solvente Damían del Castillo en el papel Malatesta fueron muy
aplaudidos. Finalmente, la limitada expresividad gestual de Francesco Demuro,
en el rol de Ernesto, redujo su personaje a ocupar un segundo plano. Tiene una voz
lírica ligera, con un timbre claro y brillante, y canta con gusto, pero se echó
de menos un poco más de variedad y gama agógica y dinámica.
Pese a las limitaciones
de la dirección escénica y el desigual rendimiento de los cantantes
protagonistas, la producción logró mantener parte del espíritu cómico que
caracteriza a Don Pasquale. El público respondió con risas y aplausos,
lo que demuestra que, más allá de las críticas, la obra cumplió su principal
objetivo: entretener sin darle demasiadas vueltas al trasfondo serio del
libreto, que también es una fábula acerca de la inevitabilidad del paso del
tiempo y del envejecimiento. En suma, la inauguración de la temporada con Don
Pasquale podría calificarse como un éxito moderado.
El resto de la temporada ofrece una programación diversa y estimulante, que esperamos con expectativas. La próxima cita será el 29 de noviembre próximo. Coincidiendo con la conmemoración del centenario del fallecimiento de Giacomo Puccini, la ABAO presentará, por primera vez en una de sus temporadas, Il Trittico completo.
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