España - Madrid
Vodevil zarzuelero
Germán García Tomás
En los escenarios teatrales a veces se realizan experimentos de pequeño formato con la ópera o la zarzuela como vehículo argumental.
Albert
es hoy por hoy el director de escena que más ha cultivado este formato teatral con jugosas dramaturgias presenciadas en Teatros del Canal en los últimos años como las de El pimiento Verdi, ¿Y si nos enamoramos de Scarpia?, Diva y Malos tiempos para la lírica.Al margen del dramaturgo catalán, sobre la figura de Maria Callas aparte de su Diva se pudo ver en la capital española, concretamente en el Teatro Infanta Isabel en julio de 2022, el espectáculo de Pedro
Sfogato, y ya en el terreno exclusivamente zarzuelístico, el Teatro de la Comedia en diciembre del pasado año 2023 acogió la propuesta lírica de Rafa : Los Bufos Madrileños. Un espectáculo a partir de la figura de Francisco Arderíus y la zarzuela bufa Los órganos de Móstoles”.Y para finalizar este preámbulo, la última Verbena
de la Paloma que subió a escena en el Teatro de la Zarzuela contó con el
prólogo de Álvaro
Tras este amplio catálogo, este pasado verano nos llegó el
alumbramiento escénico de
A partir de ahí, se suceden una serie de situaciones en las
que Paloma se quitará la careta de mojigata y se revelará como una prometedora
cantante, que encandilará a los presentes, hasta el punto de competir con la
veterana artista en el amor del mismo hombre, el galán tenoril. Ese enredo de
sinsabores amorosos y feroces competiciones entre ambas mujeres, con las
alianzas y enemistades de por medio de los dos varones serios, finalmente supone
ser un sueño que concluye con la celebración por todos los presentes del
cumpleaños de Josefina al ritmo de un distorsionado pasacalle Por la calle de
Alcalá de la revista Las Leandras de
Alonso.
En esta historia intrascendente del mundillo de la lírica
sin más ánimo que el de divertir y entretener, los números de zarzuela
seleccionados hacen las delicias de los aficionados en una especie de pseudo
antología sin llegar a serlo, ya que es una lástima que no se ofrecieran
completos la gran mayoría de ellos, porque Susana Gómez los emplea más como
recursos dramatúrgicos que como detenimiento de la acción, aunque gran parte de
ellos son empleados como vehículos de transmisión para el exhibicionismo canoro
de todos los cantantes.
Como todo montaje que interpela a la zarzuela, hallamos no pocas dosis de chascarrillos –no escandalosamente irrisorios, pero simpáticos- encomendados sobre todo al carácter carismático del tenor cómico –quedándose cojo el asunto por faltar la figura de la tiple cómica-, y situaciones desenfadadas de las que participan igualmente el tenor y el barítono, siendo éste el antiguo amante y protegido de Josefina, que se enfrenta al actual, el tenor, en un chistoso dúo, que no es otro que el de Joaquín y Ricardo de La del manojo de rosas de Sorozábal.
Otro momento de es el dúo de
Giuseppini y Querubini de El dúo de la
Africana de Fernández Caballero. El contraste expresivo lo encontramos en
el dúo de Luisa Fernanda y Javier Moreno que da título al espectáculo, el lastimoso
y sentimental Cállate, corazón, de Luisa
Fernanda de Moreno Torroba, que entona la cuando ve que el amor de antaño
ya es imposible. Semánticas de los números originales que en general casan bien
con las nuevas situaciones planteadas en la historia que se nos cuenta, aunque
en ocasiones hagan esbozar una sonrisa irónica al recordar el original contexto
de esos cantables que escuchamos ahora en ropaje escénico más prosaico.
Los espléndidos artistas presenciados en esta función –que se alternan con otros igual de magníficos- dan lo mejor de sí mismos en una función que disfrutan de verdad. De primeras tenemos a toda una dama del canto que se mete en este papel de Josefina tanto como lo ha hecho decenas de veces dando vida a la Ascensión de La del manojo de rosas o a la Manuela de La chulapona, con cuyo emocionante hablado sobre música conclusivo comienza la trama, grabado y fuera de escena, antes de que ella entone el famoso Pasacalle Como soy chulapona de los Madriles.
De la soprano Rebeca Cardiel, integrante del Coro Nacional de España, en el personaje de Paloma –no había más castiza y zarzuelera elección de nombre- podríamos decir que se interpreta a sí misma, ya que es uno de esos valores en alza, un diamante en bruto que impresionó gratamente por la belleza y la potencia de su voz que se pudo comprobar nada más hacer acto de presentación canora con, como no podía ser de otro modo, la canción de Paloma de El barberillo de Lavapiés, Como nací en la Calle de la Paloma.
Conjugó muy bien esa ambivalencia teatral entre
lo reservado y lo chispeante, demostrando una enorme desenvoltura escénica para
la comedia musical en números como Yo soy una mujer, dúo a ritmo de fox-trot
de Me llaman la presumida del maestro
Alonso, bailando con una gracia y facilidad asombrosa, y exhibiendo que ella
era una mujer moderna que tiene que vivir, como dice la letra, o en la copla de
Quintero, León y Quiroga, Yo soy esa.
Frente a la seriedad, la firmeza y la dignidad vocal con que
cantó la hermosa romanza “¡Ah! Yo me vi en el mundo desamparada” de El juramento de Gaztambide, destiló pura
gracia y picardía en la canción del arlequín de La generala de Vives, todo un clásico para mostrar el manejo de los
hombres por parte de las mujeres, o la canción del pajarito de Juegos malabares del mismo autor,
auténticos regalos para su voz lírica con facilidad para el agudo, como
igualmente lució en la polonesa Me llaman la primorosa de El barbero de Sevilla de Giménez y
Nieto.
En el apartado masculino, y como uno de los pocos números
que se salva de los cortes encontramos la romanza “No puede ser” de La tabernera del puerto de Sorozábal,
que congratula escuchar por ser algo inhabitual en una voz de emisión brillante
y volumen poderoso como la del tenor
El barítono
Por fin, el tenor
esparce por la escena su veta de comediante y maestro de ceremonias, todo un histrión en fragmentos como el garrotín de La corte de Faraón de Lleó o En la Habana hay una casa -tango del abanico- de La chulapona.Los únicos tres instrumentistas, en ideal encaje y combinación
camerística, los jóvenes solistas Irene Celestino al violonchelo, Cecilia Serra
al clarinete y Miguel Huertas al piano –versátil ejecutante encargado a su vez
de la imaginativa dirección musical- acompañan con esmero, énfasis y mucho mimo
a los cantantes, siendo un apoyo y sostén sencillo pero efectivo y suficiente,
perfectamente integrado en los tiempos y los ritmos de la historia.
Puro teatro musical dentro del teatro musical (bueno, más bien de un tocador) el conseguido en este Cállate corazón, un vodevil o juguete escénico delicioso que quiere apelar a la emoción, cuyo fin último es hacernos rememorar los tesoros musicales de nuestro teatro lírico. Porque Josefina y Paloma nos exhortan a cantar y no llorar con el toque sentimental de la Habanera de Don Gil de Alcalá de Penella, o aquello otro de Tomar la vida en serio es una tontería, como lanzan al público los cinco solistas glosando la revista Luna de miel en El Cairo del maestro Alonso, antes de que en el apoteosis final se apoderen del escenario del Pavón las seguidillas de la Verbena de Bretón.
Función esta a la que asistimos que tuvo la presencia de Plácido Domingo y su esposa Marta, obsequiados con unas palabras por parte de Polo Falcón, subrayando al respetable la reivindicación e interés que el cantante madrileño siempre ha manifestado por nuestro género lírico durante toda su carrera.
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