Artes visuales y exposiciones
Peter Halley, una exploración ideológica de la geometría
Juan Carlos Tellechea
La primera retrospectiva de Peter Halley en más de tres décadas en España tiene lugar desde el 19 de octubre al 19 de enero de 2025 en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid. Las obras expuestas abarcan desde 1985 hasta 2024 y muestran claramente el principio básico de este clásico moderno en el arte abstracto.
La exhibición, dentro del programa en torno a
la colección de Blanca y Borja Thyssen-Bornemisza, se realiza en colaboración
con el Ayuntamiento de Palma de Mallorca y tras su presentación en Madrid podrá
visitarse desde el 22 de marzo al 25 de mayo del año próximo en el Casal Solleric de esa capital
de la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares.
Peter
Comisario
El catálogo de la muestra editado por el Museo
Nacional Guillermo
Solana, director artístico del Museo y comisario de la exhibición,
así como del poeta Enrique
Juncosa.
En el prefacio Solana describe sucintamente la
obra del artista:
La entrada en escena de Peter Halley, hacia 1980, rectificó la tradición del arte abstracto-geométrico del siglo xx, dominado hasta entonces por concepciones idealistas y formalistas, situándolo en un contexto social.
Peter Halley comenzó como un independiente radical y ha trabajado hasta hoy sin el soporte de una megagalería, colaborando en cada país con galeristas con los que tiene una larga relación de confianza. Nuestra exposición destaca la excepcional acogida que su obra ha disfrutado en España desde hace casi cuarenta años.
Para los pioneros de la abstracción, la geometría encarnaba una racionalidad ideal dotada de valor utópico; Halley reinterpreta la geometría como un medio de confinamiento y control social, con rasgos distópicos. Y el cuadrado, que había sido objeto de un culto cuasi-religioso desde (Kazimir) Malévich hasta Josef Albers, lo convierte con humor crítico en sus iconos de prisiones y celdas.
En sus composiciones que recuerdan circuitos integrados y diagramas de flujo, Halley anticipa la sociedad de la era digital, marcada por el aislamiento sistemático y la interconexión total. Desde la introducción en su pintura de los colores fluorescentes Day-Glo, Peter Halley se ha distinguido además como uno de los coloristas más audaces y experimentales de nuestro tiempo .
Estrategia
Las telas expuestas muestran claramente el
principio básico del trabajo de Halley con el tipo de motivo del arte
abstracto. En el centro hay un cuadrado o rectángulo sobre el que parece
extenderse una cuadrícula tripartita que lo divide en cuatro partes: el momento
central de la Prisión. Alrededor se aplica una masa de yeso de textura
rugosa, con un fondo y una especie de bloque de suelo alrededor.
Lo especial de estos cuadros es la combinación
de colores. En todos estos motivos tan parecidos, Halley experimenta con el
efecto de los distintos colores y sigue así la tradición de artistas de la
abstracción clásica como Piet Mondrian
o Barnett
Newman todos los cuales situaron la cuestión de la armonía y el
efecto de la forma y el color en el centro de su obra: colores de neón y
momentos brillantes.
La continua suscripción al mismo repertorio de
células y conductos, y su continua práctica de referenciar su propia obra a lo
largo del tiempo de diferentes maneras, es una estrategia hiperrealista en la
que los signos remiten a conjuntos de signos ya construidos en cadenas
continuas, obviando así el papel representacional y fundacional de la verdad.
Referéndum
El historiador del arte Robert Hobbs, catedrático
emérito de la Virginia Commonwealth University y profesor visitante de varias
universidades estadounidenses, entre ellas Yale y Cornell, afirma en Peter Halley:A Monograph (Peter Halley: Una monografía), publicada por la editorial Hirmer de
Múnich,* que:
Aunque la obra de Halley podría interpretarse como un referéndum sobre los méritos del posmodernismo que sus espectadores deben afirmar o negar, requiere respuestas mucho más matizadas de lo que permiten las conclusiones de uno u otro. En lugar de limitarse a celebrar la hiperrealidad y la pérdida de una base segura, las representaciones decididamente materiales de Halley de células y conductos, con su color fluorescente y sus superficies Roll-A-Tex, parecen afirmar un mundo estable, incluso cuando apuntan al reino inmaterial, distante y altamente simulativo de los signos que reflejan y compiten con otros signos.
Reflexión
Parte de la brillantez de su arte reside en su
capacidad para mantener en suspenso estos múltiples puntos de vista. Sus
prisiones y celdas encierran metafóricamente al espectador dentro de sus
confines, a la vez que señalan suavemente la apertura y el cierre a través de
sus conductos y de las referencias de las obras a la autonomía modernista y la
permeabilidad posmoderna.
Esta reversibilidad anima a los espectadores a
reflexionar sobre lo que están viendo y cómo puede interpretarse, además de
hacerles reflexionar más profundamente sobre la peligrosidad de la condición
posmoderna, que puede resultar seductora y trepidante.
En Alemania
La obra de Peter Halley, nacido en Nueva York,
donde aún vive, trabaja y expone, suele asociarse con el minimalismo y el arte
conceptual. Además de encontrarse en grandes espacios públicos en los Estados
Unidos ha sido exhibida además en museos de París, Londres, Moscú, Roma, Tokio
y Seúl, entre otras ciudades.
En Alemania el artista, representado por la Galería Thomas Modern de
Múnich, expuso en el Folkwang Museum de Essen (1992). Más recientemente (2014)
se mostró su serie de Prisiones, creada a lo largo de décadas, en las
antiguas cocheras del sistema de tranvías de Jena (Turingia).
Pensadores
El libro del profesor Robert Hobbs investiga
las pinturas neoconceptuales de Peter Halley posteriores a 1980 desde
perspectivas que van de lo biográfico a lo teórico. En sus numerosos, artículos
y ensayos publicados, así como en declaraciones públicas, Halley ha citado a
menudo a los postestructuralistas franceses Roland Barthes, Michel Foucault y Jean Baudrillard, entre
otros pensadores, además del arte de Andy Warhol, y cada uno de
ellos proporciona una base diferente para entender su obra.
Dado que los discursos de
Fundamentos
El enfoque general de estas diferentes
perspectivas depende de los objetivos que el teórico francés Jean-François
Lyotard propone para la ciencia reciente en La condición
postmoderna. Esta confianza en concuerda con la convicción
del propio Halley de que el arte avanzado de finales del siglo XX pasó de los
fundamentos formalistas de la abstracción de principios y mediados del siglo XX
a los lingüísticos del pensamiento posestructuralista francés.
Publicado por primera vez en francés en 1979 y en inglés en 1984, La condición postmoderna ha interesado sobre todo al mundo del arte por su prólogo del teórico literario marxista y postmoderno Fredric Jameson, por la introducción de Lyotard, que describe el postmodernismo como «incredulidad ante las metanarrativas», y por su apéndice ”Responder a la pregunta: ¿Qué es el posmodernismo?», que aborda directamente el tema del arte.
Esta investigación sobre el arte de Halley se
basa, en cambio, en una sección clave del libro de Lyotard que informa sobre la
influencia de la tecnología en la ciencia. La notable dependencia de Lyotard de
los juegos de lenguaje del filósofo austro-británico Ludwig
Wittgenstein proporciona una racionalidad juiciosa para llegar a un
acuerdo con las aspiraciones de la ciencia y para interpretar tanto el arte
posmoderno en general como la iconografía básica del Halley en particular.
Dictado
En otras palabras, la visión de Lyotard de la
ciencia reciente en términos de juego ofrece un marco general para analizar la
obra de Halley. Aunque el enfoque diagramático de Halley puede considerarse
referencial o abstracto y podría parecer que pertenece a la familia de la
abstracción geométrica moderna trascendente, que se desarrolló a principios y
mediados del siglo XX, su intención era que la geometría reflejara en su arte
su experiencia del mundo social, político y económico.
Su consecuente reposicionamiento de la pintura
abstracta geométrica es una de las críticas más mordaces al modernismo
formalista que haya realizado ningún artista de finales del siglo XX. En 1997,
Halley reflexionaba:
Me propuse una doble tarea: quería demostrar que la geometría abstracta organizaba el paisaje del capitalismo, mientras que... el paisaje geométrico del capitalismo dictaba el contenido del arte abstracto.
Juegos
La iconografía geométrica de Halley presenta “una
exploración ideológica de la geometría", expresada en forma de cuadrados y
rectángulos autocerrados, codificados como celdas, que parecen hacer referencia
a secciones arquitectónicas y habitaciones cerradas, y están conectados por
relés (conductos) que se extienden hasta los límites de los cuadros. Halley
considera estos conductos como un modelo de las rutas de suministro de
electricidad, gas, fontanería, telecomunicaciones e Internet.
También considera que su geometría rectilínea
alude al mundo de los tableros de juego tradicionales y a los videojuegos, así
como a las placas base de los ordenadores y los microchips ampliados. Esto le
permite mantener el contenido de su arte abierto en lugar de cerrado, al tiempo
que garantiza que sus referencias a la abstracción de principios y mediados del
siglo XX sigan siendo signos oscilantes en lugar de símbolos profundos.
Explicación
Las investigaciones iniciales del académico
Robert Hobbs de las narrativas sugeridas por los amplios intereses de Halley se
han topado con impasses que impiden confiar en un único enfoque teórico. Estos
esfuerzos han sido paralelos a la estructura visual de sus cuadros: Del mismo
modo que sus conductos unen celdas y prisiones en el interior de sus cuadros y
terminan en los perímetros de sus lienzos, cualquier interpretación aislada
queda excluida de una explicación totalizadora de la obra de este artista.
Esta interrupción visual es paralela al rechazo
de Lyotard de la clara “ecuación de entrada/salida“ central en la ciencia
tradicional y su dependencia de la razón instrumental para alcanzar leyes
definitivas.
La refutación por parte de Lyotard de este
enfoque científico tradicional en favor de otro mucho más abierto, unida al
reconocimiento de que los conductos truncados de Halley establecen y, sin
embargo, niegan los tipos específicos de ecuaciones de entrada/salida
propugnados por la ciencia clásica, han animado a idear una nueva forma de
abordar su obra apoyándola en la idea de Lyotard del juego continuo, una teoría
que garantiza la perpetua apertura a nuevos conjuntos de reglas y diferentes
tipos de códigos, dando lugar a la creación de juegos innovadores.
Utopía
Aunque podría parecer que las composiciones
formales de Halley invocan un reino utópico coherente con la obra idealista de
artistas de principios y mediados del siglo XX como Kazimir
Además, su arte fluctúa entre las asociaciones
históricas de la pintura abstracta con la realidad trascendente y las
evocaciones actuales de un mundo hiperreal posmoderno. También oscila entre
pinturas muy formales, planas y de textura gruesa y esculturas de bajo relieve.
Estos cambios continuos que representan Fuerzas distintas y diferenciadoras,
animan al espectador a cuestionar los enfoques anteriores de la abstracción
moderna, al tiempo que experimenta una oscilación entre las formas pasadas y
presentes de considerarla.
Así pues, el arte altamente formal de Halley es
implícitamente agencial y definitivamente epistemológico en su capacidad de
hacer que los espectadores se replanteen el género de la pintura abstracta,
incluidas sus capacidades y presuntos límites. Dado que la abstracción puede
tener un final abierto -y la de Halley lo tiene consumadamente-, con
suspensiones definidas entre la obra de arte como significante y sus múltiples
significados posibles, es eminentemente susceptible de ser interrogada a través
de las teorías del juego de Lyotard.
Lenguaje
De hecho, su abstracción se mueve entre
diferentes marcos, sugiriendo diversas realidades que inician continuos juegos
con el significado. El concepto de juego continuo de La condición postmoderna sugiere una aproximación a las múltiples iconografías ocasionadas por la
biografía de Halley, sus intereses intelectuales y su pertenencia a una
generación de artistas de principios de los ochenta. Este serio divertimento
amplía los juegos de lenguaje de
Invención
Para Lyotard, el principal objetivo de la
ciencia posmoderna es seguir inventando nuevos juegos con reglas innovadoras
que impidan el cierre, de modo que el significado sea un proceso continuo, que
implique una serie interminable de repescas localizadas más pequeñas
(micronarrativas), favoreciendo una inefabilidad interminable, que es
placentera y afirma la vida en su apertura.
La teorización de Lyotard sobre la ciencia es,
por tanto, aplicable al arte. Al emplear la paralogía para negociar los
significados potenciales de los cuadros de Halley, se suscribe una estrategia
interpretativa que niega la cosificación agresiva de una explicación
concluyente de una vez por todas -un único sistema iconográfico- a favor de
jugadas (interpretaciones) relativamente ilimitadas que perpetúan la
gratificación que el juego continuo es capaz de proporcionar a sus jugadores,
al tiempo que afirma la participación del arte en dicho proceso.
Excursiones
A lo largo de los años, el profesor emérito
Hobbs ha descrito sus propias investigaciones histórico-artísticas como un
proceso consistente en “pasear“ por el mundo una obra de arte determinada para
descubrir cómo puede catalizar en el espectador una serie de circunstancias que
parecen oportunas y trascendentales.
El historiador lo he hecho consciente de que la
habilidad del arte para desplazarse entre diferentes categorías y realidades es
representativa de su capacidad para interferir en los puntos de vista
establecidos y transformarlos. El discurso de Lyotard sobre la ciencia
posmoderna le ha permitido elaborar este tipo de excursión concentrada
discerniendo cómo la obra de Halley señala a los espectadores la dirección de
diferentes universos teóricos y diversos paisajes artísticos, cada uno de los
cuales significa uno o más contextos dentro de los cuales sus pinturas son
capaces de exhibir significación.
El paralogismo de Lyotard permite evitar que se
vinculen los cuadros de Halley con contenidos simbólicos fijos y, en su lugar,
teorizar una polémica general en la que las inferencias del arte de este pintor
abstracto y las interpretaciones concomitantes que son capaces de inspirar
pueden basarse en otras anteriores y, en ocasiones, socavarlas, del mismo modo
que el propio arte se desplaza entre diferentes marcos que dependen
parcialmente de quien lo estudie.
El objetivo es mantener abierto el juego de la
interpretación basándose en el arte en busca de pistas y permanecer atento a
los movimientos interpretativos relacionados con los intereses particulares de
Halley, los de sus contemporáneos cercanos y la época en la que trabaja. En
otros términos, utilizar la historia del arte como herramienta, evitando al
mismo tiempo el cierre iconográfico e iconológico.
Contextos convincentes
De nuevo, tomando el paralogismo como guía, la
inteligibilidad se considerará localmente en términos de unas narrativas
continuas y otras discontinuas, todo ello con vistas a abrir diferentes
iteraciones de su esquema a nuevas y diversas micronarrativas en las que
catalizan por turnos nuevos contenidos. Los aspectos de este arte solo pueden
entenderse desde las perspectivas que el espectador emplea al acercarse a ellos
y que ellos mismos suscitan cuando se utilizan diferentes lentes para verlos
como parte de una historia multidimensional y potencialmente abierta.
La contemplación de las obras de Halley su
análisis permiten algunas vueltas sobre temas principales, como la
deconstrucción de la cultura y la regeneración del mundo en su imagen actual,
verbigracia Jacques
Derrida, así como Baudrillard y la simulación, en la esperanza de
que una visita al Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid o al Casal Solleric de
Palma de Mallorca ilumine los diferentes contextos en los que el arte de Halley
se vuelve muy convincente.
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