Geopolítica y Relaciones internacionales

Cambio climático

CLIII Malos tiempos para la lírica climática

Juan Carlos Tellechea
lunes, 25 de noviembre de 2024
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP29 © 2024 by Paul Kegane (CC BY-NC-ND 2.0) Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP29 © 2024 by Paul Kegane (CC BY-NC-ND 2.0)
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Donald Trump se propone dar vía libre a las energías fósiles (petróleo, carbón y gas) y hacer añicos todo lo alcanzado por el gobierno del presidente de los Estados Unidos de América, Joe Biden, en materia de política climática, cuando asuma él el cargo el próximo 20 de enero de 2025 en Washington.

El regreso de Trump a la Casa Blanca tiene un impacto decisivo en las relaciones climáticas internacionales y ya ha influido también en estos últimos días en las idas y venidas, dilaciones e incertidumbres registradas en la reciente 29a. Conferencia de las Partes de la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático (COP 29) celebrada en Bakú, Azerbaiyán, así como en la reunión cumbre del G20 en Río de Janeiro.

La derrota de los Demócratas y de la candidata Kamala Harris en las elecciones estadounidenses del pasado 5 de noviembre marcó una ruptura no solo para los Estados Unidos, sino también para los esfuerzos mundiales de protección del clima. Harris y Trump difícilmente podrían haber estado más alejados en sus posiciones, tratándose de la protección del clima, durante sus respectivas campañas políticas.

Cien días

Estados Unidos, el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero se retirará nuevamente de los esfuerzos internacionales contra el cambio climático. En los primeros 100 días, la nueva administración tendrá la oportunidad de hacer retroceder las regulaciones que obligan a las empresas a someterse a la política climática, según Lee Zeldin, un fiel seguidor de Donald Trump elegido por éste para dirigir la Agencia de Protección Medioambiental (EPA).

El presidente Joe Biden ha orientado bajo su mandato una fase de política climática progresista en los Estados Unidos y pasará a la historia como el primer mandatario climático de ese gran país. Biden también había llevado a Estados Unidos a una serie de formatos de cooperación bilateral y plurilateral para promover la protección del clima y la expansión de las tecnologías verdes.

Gas natural y fracking

Según Trump, su designado secretario de Energía, Chris Wright (empresario de fracking y jefe ejecutivo de Liberty Energy), un negacionista del cambio climático, deberá reducir la burocracia para impulsar la inversión en combustibles fósiles. Para ello se planean ya las correspondientes autorizaciones. Se aguarda asimismo que el gobierno de Trump vuelva a permitir nuevas instalaciones para la exportación de gas natural licuado (GNL), algo que no ocurrió bajo la administración Biden.

El Departamento de Energía que dirigirá Wright está a punto de conceder permisos para terminales de exportación de GNL por varios miles de millones de dólares a lo largo de la costa del Golfo de México y en otros lugares. Los proyectos podrán generar tantas emisiones como para seguir calentando el planeta durante décadas, mientras se consolida el papel de Estados Unidos como el mayor exportador mundial de gas licuado.

Negacionismo del cambio climático

De ahí que el gobierno de Brasil, la UNESCO y las Naciones Unidas hayan presentado en la reciente reunión cumbre del G20 que tuvo lugar en Río de Janeiro un proyecto conjunto para fortalecer la investigación y las medidas contra la desinformación que busca retrasar y hacer fracasar la acción climática. La Iniciativa Global para la Integridad de la Información sobre el Cambio Climático es una intervención clave para impulsar el apoyo a la acción climática urgente en un momento en que los científicos advierten que el mundo se está quedando sin tiempo.

El presidente de Brasil, Luiz Inácio “Lula” da Silva dijo en la cumbre que:

Las acciones para combatir el cambio climático también se ven muy afectadas por el negacionismo y la desinformación. Los países no pueden abordar este problema individualmente. Esta iniciativa reunirá a países, organizaciones internacionales y redes de investigadores que apoyarán esfuerzos conjuntos para combatir la desinformación y promover acciones con vistas a la preparación de la COP30 en Brasil.

Multilateral

Aunque inicialmente se discutió en el marco del G20, la iniciativa se está materializando como una colaboración multilateral entre los Estados y las organizaciones internacionales para financiar la investigación y las medidas que promuevan la integridad de la información sobre cuestiones climáticas. Con el objetivo de ampliar el alcance y la amplitud de la investigación sobre la desinformación climática y sus repercusiones, la iniciativa reunirá datos de todo el mundo para informar y afianzar la acción estratégica, la promoción y la comunicación.

Los países que se comprometan a participar en la Iniciativa contribuirán a un fondo administrado por la UNESCO con el objetivo de recaudar inicialmente entre 10 y 15 millones de dólares en los próximos 36 meses, que se distribuirán en forma de subvenciones a organizaciones no gubernamentales para apoyar su labor de investigación de la integridad de la información climática, desarrollo de estrategias de comunicación y realización de campañas de sensibilización pública.

La directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay, subrayó en el encuentro que:

 Sin acceso a información fiable sobre los desequilibrios climáticos, nunca podremos esperar superarlos. A través de esta iniciativa apoyaremos a los periodistas e investigadores que trabajan en cuestiones climáticas, en ocasiones con gran riesgo para ellos mismos, y lucharemos contra la desinformación relacionada con el clima que se extiende en las redes sociales.

Países que se suman

La UNESCO y la ONU se han convertido en socios clave del gobierno brasileño en este desafío, y se está invitando otros países y organizaciones internacionales alineados con los objetivos climáticos y el compromiso con la integridad de la información a sumarse a esa iniciativa. Los primeros en hacerlo fueron Chile, Dinamarca, Francia, Marruecos, el Reino Unido y Suecia, que ya han confirmado su participación.

El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, señaló al respecto que:

Debemos luchar contra las campañas coordinadas de desinformación que impiden el progreso global sobre el cambio climático y que van desde la negación absoluta hasta la ecoimpostura y el acoso a los científicos del clima. En esta Iniciativa trabajaremos con investigadores y socios para intensificar las acciones contra la desinformación climática.

El riesgo que representa la desinformación para cumplir los objetivos climáticos ha sido reconocido por el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, que declaró en 2022 que “el menoscabo deliberado de la ciencia” estaba contribuyendo a “percepciones erróneas del consenso científico, incertidumbre, riesgo y urgencia ignorados y disensión”.

La Iniciativa responde al compromiso del Pacto Digital Mundial, adoptado por los Estados Miembros de las Naciones Unidas en septiembre, que anima a las entidades de las Naciones Unidas, en colaboración con los gobiernos y las partes interesadas pertinentes, a evaluar el impacto de la desinformación en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Unión Europea

La política seguida por el presidente Joe Biden incluyó también una asociación bilateral con Alemania en materia de clima y energía. Los Estados Unidos y la Unión Europea se habían fijado asimismo el objetivo de negociar el desmantelamiento de las barreras comerciales en el ámbito de las tecnologías verdes en el Consejo conjunto de Comercio y Tecnología.

Para coordinar la política climática exterior, Biden había nombrado al ex Secretario de Estado John Kerry Representante Especial para la Cooperación Internacional. Solo gracias a su experiencia y capacidad negociadora, Estados Unidos pudo mantener el diálogo con su rival estratégico China sobre los retos de la política climática, pese a todas las demás diferencias.

Todo se irá al garete

Con Trump están en juego los créditos fiscales para energías limpias, regulaciones medioambientales, el Acuerdo Climático de París...todo esto y más que Biden promoviera durante su administración, señala en un análisis la politóloga Sonja Thielges, de la Fundación Ciencia y Política (SWP) de Berlín, gabinete estratégico que asesora al gobierno y al parlamento federal de Alemania.

El saliente presidente Demócrata se había impuesto el objetivo de reducir a la mitad las emisiones del país para 2030 y llevó a Estados Unidos de nuevo al Acuerdo Climático de París, después de que Trump lo abandonara durante su primer mandato. Asimismo, el presidente Joe Biden consiguió afianzar la promoción de tecnologías verdes como las energías renovables, los vehículos eléctricos y el hidrógeno con una serie de leyes, sobre todo la Ley de Reducción de la Inflación (IRA), promulgada en 2022.

Estados Republicanos

Trump quiere derogar estas leyes que incluyen decenas de miles de millones en subvenciones, créditos fiscales para los consumidores que compren vehículos eléctricos, bombas de calor y paneles solares. Además, hay grandes petroleras que solicitan ayudas gubernamentales, por ejemplo para la producción de hidrógeno ecológico.

El presidente electo abordó los detalles durante la campaña electoral y prometió “anular todos los fondos no utilizados” en virtud del proyecto de ley. Trump necesitará que el Congreso derogue los incentivos y la iniciativa puede ser difícil de llevar adelante. El gasto se destina en gran medida a los estados Republicanos, muchos de los cuales lo utilizan para atraer la producción de tecnologías limpias.

Reservas y minería

Trump planea reducir las áreas de conservación de la naturaleza en favor de la minería. Una de las mayores batallas del primer mandato de Trump giró en torno a Utah. En 2017, Trump redujo el tamaño de las áreas de conservación de Bears Ears y Grand Staircase-Escalante, dos monumentos nacionales de protección de la naturaleza, en más de 4.000 kilómetros cuadrados.

Esto provocó protestas de grupos conservacionistas y pueblos indígenas americanos. Biden restableció la protección en su primer año de mandato. Ahora Trump volverá a reducir las zonas protegidas de la escarpada región de arenisca, allanando el camino a la minería y el turismo.

Es probable que Trump rechace las iniciativas que dan prioridad a la diversidad, la equidad y la inclusión, verbigracia la iniciativa “Justice 40” de Biden, cuyo objetivo es destinar al menos el 40% de las inversiones para la protección del clima a las comunidades que se ven desproporcionadamente afectadas por la contaminación medioambiental.

La economía es prioritaria

El planteamiento de Trump está centrado en la economía y hará retroceder las normas de la administración Biden para proteger las más de 1000 plantas y animales protegidos por la Ley de Especies en Peligro de Extinción. Esto incluye también una que prohibe a los funcionarios tener en cuenta consideraciones económicas a la hora de tomar estas decisiones.

Como los planes de Trump y de sus amigos Elon Musk y Vivek Ramaswamy (ambos a cargo del nuevo Departamento de Eficiencia Pública) están destinados a reducir la burocracia, introducir recortes presupuestarios y practicar un “cambio drástico” en la administración, los funcionarios que no quieran perder sus puestos de trabajo acatarán sin chistar estas medidas.

Los aliados republicanos de Trump en el Congreso podrían tratar de eliminar las protecciones para ciertos animales a pedido de las industrias petroleras y maderera. Asimismo, el presidente reelecto quiere reducir las regulaciones sobre los fabricantes de automóviles, derogando regulaciones federales que los obligan a convertir sus líneas de producción a vehículos eléctricos y otras tecnologías de bajas emisiones.

Industria automotriz

Al igual que lo hizo en su primer mandato, se espera que Trump busque normas agresivas de eficiencia de combustible que empujen a la industria en esta dirección. También es probable que su administración se oponga a un permiso especial para California que permitiría al estado de la costa del Pacífico aplicar normas de eficiencia de combustible más estrictas que el gobierno federal.

Al ser uno de los mayores mercados de automóviles y camiones del país, la normativa de California afecta a la planificación de la producción de las principales empresas automotrices. La normativa del estado también ha sido adoptada por una docena de otros estados, lo que le confiere una influencia considerable sobre el mercado automotor.

Los cambios previstos suponen un reto para los fabricantes de automóviles. Aunque se sienten frustrados por la lentitud de las ventas de modelos de emisiones cero a corto plazo, la mayoría ya ha adaptado sus líneas de producción a la normativa federal y californiana vigente.

La creciente competencia de China en el segmento de los automóviles eléctricos a precios accesibles para compradores de ingresos medios bajos es arrolladora y está afectando también a la industria automovilística europea (léase Volkswagen, Mercedes Benz, entre otros).

Nada de cero emisiones

El nuevo gobierno de Donald Trump planea derogar durante su primer año de gestión todas las regulaciones adoptadas bajo el mandato del presidente Joe Biden que apuntan al objetivo de alcanzar cero emisiones de CO2 en 2050. La orden ejecutiva del gobierno Demócrata actual estaba destinada a allanar el camino hacia un planeta no tan caliente.

Gran parte de ese objetivo se hizo con un gasto de miles de millones de dólares para equipar a los edificios federales con paneles solares y adquirir vehículos eléctricos. Con tanta inversión, la administración aguardaba que se produjera el efecto secundario de impulsar la demanda de tecnologías verdes. Todo será anulado por Trump, retrasando la generación y distribución de energía limpia.

Descarbonización

El sector eléctrico debe descarbonizarse para 2035 con una estricta regulación de las centrales eléctricas. Durante la administración Biden se inició el abandono del motor de combustión con estrictas normas de emisiones para los vehículos.

Pero Donald Trump hará pedazos todo esto; quiere deshacerse de leyes como la IRA, que también beneficia a la mayoría de los estados Republicanos de Estados Unidos y cuenta para ello con una mayoría en el Congreso y en el Senado.

Elon Musk

Es probable que sus partidarios, como el multimillonario Elon Musk (y su compañía TESLA, fabricante de vehículos eléctricos), ejerzan presión para mantener el flujo de subvenciones en el sector de la economía estadounidense que se beneficia de la expansión de la electromovilidad y otras medidas climáticas.

Sin embargo, Trump cambiará o suprimirá normativas, reorganizará ministerios, congelará la financiación de la investigación climática o los préstamos para energías renovables o limitará el acceso a los incentivos fiscales.

La mayoría conservadora del Tribunal Supremo también juega a su favor. Los jueces han debilitado considerablemente el poder regulador del gobierno estadounidense en los últimos años. La regulación existente desde la era Biden puede ser anulada por los tribunales.

Freno total al compromiso internacional en política climática

Donald Trump se opone radicalmente a la cooperación internacional en materia de protección del clima. Con una simple orden ejecutiva, Trump se retirará de la mayoría de los formatos de cooperación. Esto también supondrá una retirada total de los Estados Unidos de América de las iniciativas internacionales de financiación climática en países emergentes y en desarrollo.

Además, a Trump también se le puede ocurrir torpedear la política climática de la Unión Europea. En particular, el mecanismo de ajuste en frontera del carbono CBAM puede ser una espina clavada para el próximo presidente estadounidense Donald Trump. Cuando se introduzca la medida a partir de 2026, las importaciones estadounidenses también podrían estar sujetas a gravámenes por parte de la UE.

Trump puede amenazar entonces a la UE con aranceles como sanción por el CBAM y presionar a la UE anunciando otra vez una retirada de la OTAN o la retirada de las garantías de seguridad si los europeos no le complacen en cuestiones económicas. También podría exigir que la UE permita exenciones para los productos estadounidenses, pero utilizando la CBAM como sanción económica contra China.

Salida del Acuerdo de París

La retirada del Acuerdo de París solo entrará en vigor un año después de que Trump lo haya notificado a la comunidad internacional, de acuerdo con las normas de la ONU. Cuando Trump se retiró del pacto durante su primer mandato, ninguna otra nación le siguió. Esta vez, sin embargo, el presidente de Argentina, Javier Milei, está considerando si debiera retirar a su país del pacto.

Trump quiere abrir más zonas a la prospección de petróleo y gas, para cumplir su promesa electoral en ese sentido. El Departamento estadounidense de Interior supervisa varios millones de kilómetros cuadrados de tierras y aguas de propiedad federal, incluidas vastas zonas ricas en petróleo en el Golfo de México y en el Oeste.

Asalto

El candidato propuesto por Trump para dirigir ese Departamento, el republicano Doug Burgum, dijo a los donantes durante la campaña electoral que Trump detendría lo que denominó el “asalto” del presidente Joe Biden a los combustibles fósiles. Los ecologistas están particularmente preocupados por el casi prístino Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico en Alaska.

Los republicanos lo abrieron a las empresas energéticas durante el primer mandato de Trump. En 2017, Trump firmó una ley fiscal que exigía al menos dos ventas de arrendamientos en la llanura costera de 4.000 kilómetros cuadrados del refugio para finales de 2024. El gobierno de Joe Biden ha restringido hasta ahora el desarrollo allí.

Por otra parte, Trump promete menos normas para las centrales eléctricas y planea retirar las que restringen sus emisiones. Estas normas pretenden frenar el calentamiento global y promover la salud pública. Imponen requisitos estrictos a las centrales eléctricas de gas y carbón y estipulan que deben quemar de forma mucho más limpia.

Nuevas centrales

Mientras tanto, la demanda de energía, históricamente alta, está impulsando los planes de las empresas para construir docenas de nuevas centrales que queman combustibles fósiles. Según las estimaciones de la EPA, las normas sobre gases de efecto invernadero evitarían hasta 1.200 muertes prematuras, 870 visitas al hospital y 1.900 casos de asma de aquí a 2035.

La normativa también reduciría las emisiones de carbono en 1.380 millones de toneladas para 2047, el equivalente a las emisiones anuales de 328 millones de coches de gasolina. Trump prometió eliminar la normativa durante una campaña electoral en agosto. Acusó a la administración Biden de una “yihad reguladora para cerrar centrales eléctricas”.

El metano, uno de los principales causantes del cambio climático, se libera con frecuencia a la atmósfera durante la producción de petróleo y gas. Las nuevas normas de la administración Biden restringen las emisiones.

Se va a instar a las empresas que extraen combustibles fósiles a que lo frenen. Algunas grandes petroleras, que ven en la reducción del metano una forma de disminuir sus propias emisiones, han acogido favorablemente este planteamiento.

Sin embargo, grupos industriales y legisladores conservadores piden que se debiliten los mandatos federales. Se incluye una tasa impuesta a las empresas si no cumplen con los nuevos límites de metano. Trump prometió repetidamente a los ejecutivos de las petroleras durante la campaña electoral que continuaría con su agenda. Se avecinan tiempos muy difíciles y sombríos para las relaciones climáticas en todo el mundo con el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca.

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