Alemania

Alcina como metáfora de los locos años veinte

Juan Carlos Tellechea
miércoles, 27 de noviembre de 2024
Alcina. Régie de Jens-Daniel Herzog © 2024 by Bettina Stöß Alcina. Régie de Jens-Daniel Herzog © 2024 by Bettina Stöß
Bonn, domingo, 10 de noviembre de 2024. Gran sala del Teatro de Bonn. Ópera de Bonn. Alcina, ópera seria en tres actos con un prólogo, con música de Georg Friedrich Haendel y libreto de autor desconocido basado en el libreto de Antonio Fanzaglia para L'isola di Alcina de Riccardo Broschi a partir de los cantos VI y VII del poema épico Orlando furioso (1516) de Ludovico Ariosto, estrenada en la Royal Opera House del Covent Garden de Londres el 16 de abril de 1735. En italiano con subtítulos en alemán e inglés. Régie Jens-Daniel Herzog. Escenografía Mathis Neidhardt. Vestuario Sibylle Gädeke. Iluminación Max Karbe. Dramaturgia Georg Holzer, Hans-Peter Frings, Polina Sandler. Reparto: Alcina, hechicera (Marie Heeschen), Ruggiero, prisionero de Alcina (Charlotte Quadt), Morgana, hermana de Alcina (Gloria Rehm), Oronte, sirviente de Alcina (Stefan Sbonnik), Bradamante, amante de Ruggiero (Anna Alàs i Jové), Melisso, guardián de Bradamante (Pavel Kudinov), Oberto, hijo del paladín Astolfo, en busca de su padre (Nicole Wacker). Coreografía Ramses Sigl. Bailarines: Chayan Blandón-Durán, Luca Graziosi, Aron Nowak, Antonio Rasetta, Felix Schnabel, Víctor Zapata. Solistas del coro: Jongmyung Lim, Justo Rodríguez, Nicholas Probst. Coro del Teatro de Bonn, preparado por André Kellinghaus. Extras del Teatro de Bonn. Clavecín Olga Watts. Beethoven Orchester de Bonn. Directora Dorothee Oberlinger. Coproducción con el Teatro Estatal de Núremberg. Nueva producción del Teatro de Bonn. 100% del aforo.
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Una magistral producción de Alcina, ópera pocas veces representada de Georg Friedrich Haendel, fue estrenada este domingo entre ovaciones y atronadoras exclamaciones de aprobación en el Teatro de Bonn, con puesta en escena de Jens-Daniel Herzog y dirección musical de Dorothee Oberlinger, destacada especialista en el repertorio del Barroco. La acción no quedó exenta de sorpresas.

Haendel encanta al público por su gran riqueza de afectos y colores. 

Alcina (Marie Heeschen), la hechicera, tiene poder, dinero, respeto, es amada y temida, impresionantemente bella, astuta y en extremo peligrosa. 

Lleva una vida mundana, de escandaloso lujo, en una villa rodeada por un sombrío muro que parece haber quedado marcado por balas de grueso calibre en su superficie de ladrillo gris antracita.

Impía

Mas su gran debilidad es la de estar perdidamente enamorada de Ruggiero (Charlotte Quadt), su prisionero, por lo que se ve obligada a mentirle de forma constante para que se quede con ella.* 

Durante mucho tiempo (quizá demasiado) Alcina parece tenerlo todo bajo control. 

Anna Alàs i Jové, Bradamante, Gloria Rehm, Morgana, y Pavel Kudinov, Melisso. © 2024 by Bettina Stöß.Anna Alàs i Jové, Bradamante, Gloria Rehm, Morgana, y Pavel Kudinov, Melisso. © 2024 by Bettina Stöß.

Sin embargo, Bradamante (Anna Alàs i Jové), la rival de Alcina, es una luchadora y no una seductora; solo conoce la verdad de su corazón. Ella se infiltra de incógnito (disfrazada de hombre) en el reino mágico de Alcina para liberar a su amante Ruggiero de su cautiverio.

Marie Heeschen, Alcina, y Nicole Wacker, Oberto. © 2024 by Bettina Stöß.Marie Heeschen, Alcina, y Nicole Wacker, Oberto. © 2024 by Bettina Stöß.

El niño Oberto (Nicole Wacker), quien también quiere salvar a su padre (el paladín Astolfo) convertido en un león (de peluche), tiene una esperanza similar, pero resulta nada más que una vana ilusión. Alcina se encarga de terminar con toda utópica creencia, arrojando al muñeco impíamente al fuego de la chimenea en la sala de estar de la mansión; punto. Nicole Wacker con su aspecto y registro vocal es un reparto ideal para el niño Oberto.

Fuerza

Charlotte Quadt como Ruggiero. © 2024 by Bettina Stöß.Charlotte Quadt como Ruggiero. © 2024 by Bettina Stöß.

En cuanto a Ruggiero, en realidad apenas sufre por el encarcelamiento; se lo pasa bastante bien porque Alcina lo ha elegido como su amante. Dividido entre las dos mujeres que le aman, Ruggiero se ve obligado a cuestionar su identidad y a tomar una decisión sobre su futuro.

En cualquier caso, una cosa salta a la vista: las mujeres de esta Alcina son fuertes e inteligentes. Sufren, luchan y sienten mucho, pero se mantienen íntegras y no se rompen. Esto se aplica sobre todo a la propia Alcina, en cuyo papel Heeschen ofrece una interpretación vocal fuerte y polifacética. Pero también a Bradamante, cuya voz es impresionante, oscura y rica, pero muy ágil y juvenil. Alàs i Jové gana la competición de coloratura entre las cantantes.

Conmovedora

Al mismo tiempo, la polifacética y encantadora música de Haendel, maravillosamente interpretada por la Beethoven Orchester de Bonn y la clavecinista Olga Watts, bajo la égida de Dorothee Oberlinger, conmueve sobremanera al público.

Charlotte Quadt, Ruggiero, y Marie Heeschen, Alcina. © 2024 by Bettina Stöß.Charlotte Quadt, Ruggiero, y Marie Heeschen, Alcina. © 2024 by Bettina Stöß.

De pronto, Alcina se da cuenta de que su poder se desvanece. Su amado Ruggiero se ha liberado de su hechizo y se aleja de ella. Esto la coge desprevenida. La conmoción de Alcina se percibe en los staccatos de la orquesta. El colectivo musical los interpreta como congelados en el tiempo. Y Marie Heeschen revela de repente lo vulnerable que es Alcina. Su voz tiembla cuando acusa a Ruggiero de ser un traidor (traditore).

Realidad

Marie Heeschen, Alcina, con los bailarines Chayan Blandon-Duran y Felix Schnabe. © 2024 by Bettina Stöß.Marie Heeschen, Alcina, con los bailarines Chayan Blandon-Duran y Felix Schnabe. © 2024 by Bettina Stöß.

Heeschen encarna el papel principal con gran intensidad. Su aria Ah, mio cor (Ah mi corazón) es un instante conmovedor. Y no es el único. La interpretación de Alcina de Haendel cautiva por su expresividad, explorando un amplio espectro de emociones, desde la profunda desesperación hasta la exuberante anticipación del amor.

Lo que comienza como un fantástico cuento de hadas y una historia de aventuras se convierte en un juego psicológico entre gato y ratón, con una acción artificial que implica persecución constante, capturas casi accidentales y escapes repetidos. Lo que está sobre el tapete es real: celos, confusión emocional, miedos, ansiedades, dudas y muchas amargas acciones.

Locos años

La régie de Herzog ausculta a fondo este drama, con un equipo (escenografía Mathis Neidhardt; vestuario Sibylle Gädeke; iluminación Max Karbe) que hace brillar el magnífico, multicolorido y misterioso mundo mágico de Alcina, ambientado en el art déco de los locos años veinte. Fuera llueve a cántaros, diluvia. Dentro, la dueña de casa es una exquisita mujer de la época que somete al personal y a sus invitados a sus propias reglas, mientras se divierte con Ruggiero.

La coreografía (Ramses Sigl) se inspira visualmente en las danzas de aquellos tiempos que llegaron a Europa importadas de los Estados Unidos tras la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Los seis bailarines del conjunto siguen disciplinada y sincronizadamente la ejecución musical con fascinante e incontenible compromiso físico.

La idea de llevar danzas al escenario de la ópera barroca no es nueva, pues el propio Haendel ya lo había hecho. Fueron claramente escritas al estilo francés para la parisina Marie Sallé y su compañía, como demuestran también los títulos de sus movimientos. Pero casi tres siglos después, la Ópera de Bonn las traduce con gran intensidad al lenguaje moderno.

Gran Guerra y Depresión

Imágenes proyectadas sobre la cortina de una de las ventanas evocan la barbarie de esa Gran Guerra, que causó más de 17 millones de víctimas, entre militares y civiles, recordados precisamente este domingo 10 de noviembre por el rey Carlos III y su familia con dos minutos de silencio en el Reino Unido en vísperas del 106º aniversario del Armisticio de 1918.

Con esas alegorías y en esa vida tan cargada de excesiva opulencia y erotismo, se acaba el sortilegio. A Ruggiero le vienen a la mente las pesadillas de la vida de soldado. Más tarde se le recordará lo que se aguarda de él en medio de la Gran Depresión de 1929, un matrimonio bien avenido en medio de la miseria. A Alcina, rodeada por el cuerpo de danzarines, se le antoja caprichosamente seducir a Bradamante, pero su magia es ya cosa del pasado, y nadie le cree.

En su puesta, Herzog muestra la decepcionante situación del momento cuando cambia los elegantes trajes de fiesta por la humilde vestimenta de la era de la Gran Depresión. Deja en claro que este reino mágico con sus propias reglas inhumanas no es ciertamente un paraíso. Aunque los contrastes entre los atuendos de noche y los abrigos de los soldados son crasos, el concepto funciona muy bien sobrellevado por la trama.

Hechizo musical

El cuidado sonido que Oberlinger logra (sí) hechizar de la Beethoven Orchester Bonn resalta todos los matices de la partitura de Haendel. Con el elenco entero de solistas, la directora tiene además un conjunto de primera. Las voces femeninas, en particular, son sobresalientes. La soprano Gloria Rehm capta el tono de la joven Morgana, que aún no está del todo segura de sus sentimientos, con un timbre argénteo, flexible y dulce. El coro del Teatro de Bonn, muy bien preparado por André Kellinghaus, tuvo también una intervención impresionante.

Haendel escribió originalmente el papel de Ruggiero para Giovanni Carestini, uno de los castrati más famosos de aquel entonces. En esta producción no es cantado por un contratenor, como en otras puestas en escena, sino por una mujer Charlotte Quadt, quien nació y se crió precisamente en el barrio de Beuel, en la margen derecha del Rin, frente al Teatro de Bonn, antes de formarse en Fráncfort del Meno.

El amor

La mezzosoprano empatiza con las fluctuaciones emocionales del joven, conmoviendo al oyente con momentos maravillosamente íntimos. Por ejemplo, cuando canta sobre la belleza de la naturaleza en el aria “Verdi prati”.

Bradamante, la amante de Ruggiero, es la despechada durante mucho tiempo. Siente celos de Alcina. Y Anna Alàs i Jové lo demuestra con una energía deslumbrante. Al final, Ruggiero y Bradamante se encuentran. Alcina, la hechicera, no convierte a Ruggiero en un animal o en una piedra, aunque podría hacerlo, y se da cuenta de que es imposible conspirar contra el amor.

Meticulosidad

En los papeles masculinos, Stefan Sbonnik consigue dar profundidad al de Oronte con su brillante registro de tenor, y Pavel Kudinov al de Melisso con un vibrante sonido de órgano negruzco.

Dorothée Oberlinger dirige desde el foso con especial meticulosidad y entrega, no aprieta el tempo con la orquesta ni huye de los solistas y cada compás cuadra a la perfección con el canto sobre el escenario. Casi en los últimos compases, Oberlinger una excelente y personalísima solista de flauta dulce, coge rápidamente su sopranino para anunciar de forma breve el desenlace final. Es esta una de las producciones de Alcina más emocionantes de los últimos años.

Notas

Hasta último momento no se sabía si Quadt estaría en condiciones de cantar durante toda la velada su papel, porque más temprano había tenido problemas con su voz. Finalmente pudo superarlos. El contratenor Ray Chenez vino exprofeso desde Viena para sustituirla, pero su intervención no fue necesaria.

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