Italia

Ravenna 2024 (II): Il Pomo d’oro y un contratenor de moda

Agustín Blanco Bazán
miércoles, 27 de noviembre de 2024
Orliński en Ravenna © 2024 by Zani-Casadio Orliński en Ravenna © 2024 by Zani-Casadio
Ravenna, domingo, 17 de noviembre de 2024. Teatro Alighieri. Jakub Józef Orliński, contratenor. Solistas de la Orquesta Il pomo d’oro. Alfia Bakieva, primer violín. Claudio Monteverdi: E pur io torno qui, Voglio di vita uscir. Biagio Marini: Passacalio. Giulio Caccini: Amarilli, mia bella. Girolamo Frescobaldi: Così mi disprezzate? Johann Kaspar Kerll: Sonata per due violini e continuo in fa maggiore. Barbara Strozzi: L’amante consolato. Francesco Cavalli: Incomprensibil nume. Carlo Pallavicino: Sinfonia da ‘Demetrio’. Giovanni Cesare Netti: “Misero core”, “Si, si, si scioglia si”, y “Dolcissime catene”. Antonio Sartorio: “La certezza di sua fede”. Giovanni Cesare Netti: “Quanto più la donna invecchia”, y “Son vecchia, patienza” Adam Jarzebski: Tamburetta Concerto a tre voci e continuo. Sebastiano Moratelli: “Lungi dai nostri cor”. Festival de Ravenna 2024
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Luego de las dos importantes veladas de ópera a cargo de Pier Luigi Pizzi como regisseur y escenógrafo, y Ottavio Dantone al frente de la orquesta de la Academia Bizantina, la tradicional trilogía de espectáculos otoñales del teatro Alighieri, se completó con la presentación de otra excelente agrupación instrumental, la orquesta Il pomo d’oro. Particularmente destacable fue la vivacidad y acentuación de las violinistas Alfia Bakieva y Maegerita Pupulin en la Sonata de Kerll y similarmente irresistible el ritmo y la intensidad del Concerto a tre voci y continuo (Tamburetto) de Jarzebski.

Pero ¿qué quiso aportar durante la pasacaglia de Marini el contratenor Jakub Józef Orliński (Varsovia 1990)? Minutos antes había ingresado por el corredor central de la sala, descalzo y revoleando pomposamente un manto como si fuera la capa de un torero, para iniciar el espectáculo cantando en buen estilo dos arias de Monteverdi.

Durante la obra orquestal de Marini en cambio, se paseó por todos lados, siempre con pases de manto mirando con asombro, atención aguzada o expresión de poeta perdido tal vez para justificar un fanal construido utilizándolo como centro denominado Beyond o sea “Mas allá.” En algunos momentos la desaparición de su imagen nos hizo pensar a los que estábamos en la fila 9 de platea que había decidido dejarnos en paz para apreciar la orquesta, ¡pero no! Una mano elevándose en oleados movimientos hacia un foco de luz denunció que se había recostado sobre la tarima frente a ella para mimificar su ensueño desde el suelo.

Y así siguió, sobre-enfatizando sus intervenciones cantadas con movimientos estereotipados, y moviéndose hasta con pasos de danza durante todas las obras exclusivamente orquestales. El espectáculo fue todo un éxito de público: a sala repleta y con entusiastas alaridos de aplauso al final.

Momento del recital 'Beyond' de Orliński e Il pomo d'oro en el Festival de Ravenna. © 2024 by Zani-Casadio.Momento del recital 'Beyond' de Orliński e Il pomo d'oro en el Festival de Ravenna. © 2024 by Zani-Casadio.

Orliński mismo advirtió que lo suyo no era un recital tradicional, pero aún aceptando que este tipo de recitales pueden admitir estéticas escénicas novedosas, caben en este caso algunos reparos. Por empezar, el contratenor carece de una formación de mímica que lo equipare a un Marcel Marceau y su improvisado deambular naufragó demasiadas veces en un egocentrismo superfluo e innecesario: al no abandonar el proscenio siquiera por un segundo, su presencia terminó siendo insufriblemente machacona.

La teatralización de las arias a su cargo hubiera sido mas efectiva si hubiera desaparecido durante los números de orquesta. Y aún sus arias hubieran lucido mejor si en lugar de dar rienda suelta a sentimientos excesivamente sobreactuados hubiera sincronizado su canto con la ayuda de un regisseur experimentado. En un momento me pregunté por qué Pier Luigi Pizzi, que estaba sentado cerca de mí no había sido contratado para encausar este derroche de autoindulgencia con algo de sobriedad y control.

Vocalmente hablando, Orliński exhibió un registro firme con un timbre mas bien monocromo, con un engolamiento de constante mezzoforte apoyado en el paladar. Su aceptable fraseo fue por ello malogrado con algunas estridencias que seguramente podría evitar con un mayor cuidado y variedad de dinámicas en la emisión. Su “Amarilli mia bella” por ejemplo, permitió imaginar posibilidades interpretativas dramáticamente genuinas y mas convincentes. Y la comicidad ensayada en las bufonerías de Giovanni Cesare Netti (“Quanto più la donna invecchia”, “Son vecchia, patienza”) fue genuinamente divertida.

Es de esperar que Orliński pueda volver de su “más allá” al “mas acá” de sus muchas posibilidades. Y también de sus limitaciones. Porque las tiene, como todos los artistas, y como todo el mundo. 

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