España - Madrid
Un viejo rockero
Xoán M. Carreira
El organista sueco Gunnar Idenstam (Kiruna, Laponia, 1961) inauguró la temporada 2024-25 del popular ciclo 'Bach Vermut' del CNDM (Centro Nacional de Difusión Musical), que sistemáticamente consigue una ocupación superior al 75% del amplio aforo de la Sala sinfónica del Auditorio Nacional de Madrid. Un público variopinto que en buena parte permanece un rato en el foyer del Auditorio Nacional pra conversar y disfrutar de los puestos de especialidades gastronómicas y por supuesto de un vermut que nunca falta. Como además las entradas son baratas -este año a 6€- los conciertos del Bach Vermut son de los más agradables del panorama madrileño: la gente va a escuchar música pero también a pasarlo bien, socializar, probar sabores nuevos y si se tercia, comprar cosas ricas.
Y entre la oferta de sabores nuevos se cuentan los organistas invitados y los programas que ofrecen, cuyo único límite es la compatibilidad con el maravilloso órgano construido por Gerhard Grenzing en 1990. La encomiable falta de prejuicios de los programadores ha permitido que en el ciclo del Bach Vermut hayamos escuchado a organistas académicos repasando el gran repertorio francés y germánico, e intérpretes afines a las corrientes historicistas, así como organistas atentos a las corrientes actuales entre los que se cuenta Gunnar Idenstam, quien viste como un viejo rockero y luce un sonido afín al nordic metal. Su técnica, basada en la gran tradición francesa (fue alumno de Marie-Claire Alain en París), convive con un concepto retórico y sonoro deudor de Jon Lord (Deep Purple) y Keith Emerson (The Nice y Emerson, Lake & Palmer).
El imprescindible Johann Sebastian Bach aportó el Preludio y fuga en do mayor, BWV 531 (ca. 1703-1707) para introducir una suite de música cinematográfica y de vídeojuegos, a la que llamó Soundtrack Suite, seguida de tres de las piezas de su propia Suite del Metal Angel (2020). Es un concepto habitual -aunque transformado- en los programas para tecla de la Belle Époque, en los que el intérprete preludiaba -y a veces interpolaba- una primera parte con una secuencia de obras breves y diversas interpretadas con un nexo retórico orgánico.
Obligado por el repertorio elegido, Idenstam cuida al extremo la registración y los enganches de los teclados, y exhibe una pulcra y precisa técnica en la pedalera que en algunos detalles -por ejemplo la ejecución de trinos- no coincide con los procedimientos de Marie-Claire Alain (ampliados por Cameron Carpenter).
Si los autores actuales de B.S.O. son orquestadores excelentes e imaginativos, Maurice Ravel lo es en grado sumo, por lo que transcribir para órgano su Bolero (1928) puede ser considerada una labor titánica, no inferior a la realizada por Idenstam con Le Mer de Debussy. Idenstam concibió su versión del Bolero interpretada en este Bach Vermut, como la banda sonora de la proyección en las pantallas de las imágenes filmadas en directo en el interior del órgano Grenzing, que recordaron los ballets mecánicos tan de moda en la época de composición del Bolero.
El público, puesto en pie, ovacionó a Idenstam y en los corrillos a la salida escuché frecuentes y bien merecidos comentarios de asombro por la hipnótica evocación del ostinato rítmico de la caja en el Bolero.
Comentarios