Austria

‘No una ópera bufa cualquiera’

Jorge Binaghi
lunes, 2 de diciembre de 2024
Brook, Don Pasquale © 2024 by Michael Poehn Brook, Don Pasquale © 2024 by Michael Poehn
Viena, miércoles, 18 de diciembre de 2024. Staatsoper. Don Pasquale (3 de enero de 1843, Théâtre des Italiens, París), libreto de G. Ruffini y G. Donizetti y música de G. Donizetti. Dirección de escena: Irina Brook. Escenografía: Noëlle Ginefri-Corbe. Vestuario: Sylvie Martin-Hyszka. Luces: Arnaud Jung. Coreografía: Martin Buczko. Intérpretes: Erwin Schrott (Don Pasquale), Pretty Yende (Norina), Levy Segkapane (Ernesto), Davide Luciano (Malatesta), y Marcus Pelz (Notario). Orquesta y coro del Teatro. Dirección de orquesta: Giacomo Sagripanti
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La frase pertenece al estudio sobre la obra en el segundo volumen del Donizetti de William Ashbrook (pág.246 de la traducción italiana de 1987, E.D.T., Turín), de la que se agrega, allí mismo, que ‘se ha dicho que es la ópera más mozartiana de Donizetti’. Uno recuerda esas consideraciones mientras lee ‘coreografía’ y se queda pensativo.

Ve que en el reparto hay dos actores (Eduard Wesener y Waltraud Barton) que hacen, respectivamente, de mayordomo del protagonista (bien) y camarera (resulta que de Norina, que sin embargo es definida ‘pobre’), y agrega ‘a ver qué sale de esto’.

Resulta que la obertura nos desvela el misterio. Estamos en un bar/ restaurante (pero casi todos lo que hacen es beber) propiedad de Don Pasquale donde pasan -no se sabe bien haciendo qué- Norina y Ernesto, y una cantidad de parroquianos absolutamente innecesaria que nos ‘divierten’ con sus acciones coreográficas durante la obertura (como se sabe, la música de una ópera últimamente es, a lo sumo, como la música en La guerra de las galaxias).

La trama luego continúa como siempre salvo que Norina aparece de la nada como una gran dama, y su camarera inventada actúa mucho más que el previsto mayordomo de Pasquale aconsejando, asintiendo, subrayando. Hay un segundo encargado del bar que se esfuma luego sin destino conocido.

Naturalmente todo está modernizado con lo que buena parte del texto pierde sentido o entra en contradicción. La serenata con que se anuncia Ernesto en el último cuadro era, hasta ahora, entre bambalinas con tenor y coro: aquí el solista está en medio del escenario moviéndose como un aprendiz no se sabe si de Elvis o alguien anterior mientras las ‘guitarras’ acompañantes son, obviamente, mariachis.

‘Don Pasquale’ de Donizetti. Dirección de orquesta: Giacomo Sagripanti. Dirección de escena: Irina Brook. Viena, Staatsoper, noviembre de 2024. © 2024 by Wiener Staatsoper / Michael Poehn.‘Don Pasquale’ de Donizetti. Dirección de orquesta: Giacomo Sagripanti. Dirección de escena: Irina Brook. Viena, Staatsoper, noviembre de 2024. © 2024 by Wiener Staatsoper / Michael Poehn.

En fin, que últimamente Brook parece haber perdido la brújula (esta producción no es reciente). Ahora bien, la nutrida concurrencia rió con ganas viniera o no a cuento. Cuando se está dispuesto a divertirse, pues eso.

El motivo principal de esta reposición -y su interés mayor- radicaba en el debut en la parte del protagonista de Schrott. En plena forma, con sus importantes y bellos medios intactos y cantando muy en estilo fue por fortuna el centro del espectáculo. Calva, tupé y barriga postizos no impidieron que resultara demasiado joven (vaciló al decir ‘para un hombre sobre los setenta’ e intencionadamente agregó dubitativamente ‘sesenta..’). Es sabido que es una fuerza de la naturaleza y que es difícil, y más en una ópera cómica con una puesta anterior, contenerlo.

Me sorprendió gratamente pues no se salió del texto y la música y los hizo brillar con su arte (obtuvo una merecida ovación nada más empezar con su talentosa versión de ‘Un fuoco insolito’) hasta que llegó el gran dúo con Malatesta, una de las gemas de la ópera cómica en general y en esta ocasión punto culminante de la velada. El éxito por la bravura en canto y escena (Luciano le daba una buena réplica) llevó a la repetición de la segunda parte y hacia el final se detuvieron y salieron con un ‘Volare’ que enloqueció al respetable…

A mí particularmente me causó el efecto de una ducha helada (y ya hacía frío de suyo) ya que Modugno no tiene nada que hacer (con su hermosa canción, para nada cómica) en la ópera cómica de nadie. A una obra maestra como ésta no le hace falta nada exterior a ella. Pero evidentemente estoy equivocado, o al menos en minoría.

‘Don Pasquale’ de Donizetti. Dirección de orquesta: Giacomo Sagripanti. Dirección de escena: Irina Brook. Viena, Staatsoper, noviembre de 2024. © 2024 by Wiener Staatsoper / Michael Poehn.‘Don Pasquale’ de Donizetti. Dirección de orquesta: Giacomo Sagripanti. Dirección de escena: Irina Brook. Viena, Staatsoper, noviembre de 2024. © 2024 by Wiener Staatsoper / Michael Poehn.

Luciano, decía, fue un ‘partner’ muy adecuado, aunque la voz no sea particularmente bella ni personal, pero sí claramente baritonal y buen cantante, y poder tratar de igual a igual con alguien como Schrott habla muy bien de su habilidad de intérprete.…

Yende había encarnado a Norina en Barcelona hace tiempo. Si entonces no me había convencido no era principalmente por la voz. Esta vez el personaje salió mejor, con más soltura, pero vocalmente hubo problemas que no había advertido con tanta claridad: su centro y grave eran a veces inaudibles, su agudo sigue siendo bueno pero sus sobreagudos fueron cortos (algunos apenas tocados) y metálicos.

Sekgapane llegó a la tercera representación en sustitución de un colega. Me sigue llamando la atención que su carrera tenga tanto realce porque la voz es corta (aunque logra disimularlo aquí, si bien su gran escena del inicio del segundo acto -la cabaletta en particular- en el mejor de los casos pasa desapercibida), nada bonita, sin brillo y casi siempre afectada por un molesto vibratello. Ciertamente es simpático como actor.

Discreto el notario de Pelz y excelentes los dos actores (piénsese que la camarera de Norina en medio del caos general que se produce al final de la ópera se sienta abierta de piernas para recibir a un Pasquale embravecido… Vaya refinamiento).

El coro estuvo bien en su gran escena del tercer acto y la orquesta fue como siempre un auténtico placer. Sagripanti pareció pensar que llevarla a toda velocidad y dejándola sonar fuerte era lo que correspondía (las dos voces agudas no se beneficiaron de ese enfoque). Él también fue muy aplaudido. Se trata de un director que me ha gustado mucho en sus inicios, pero que últimamente tal vez esté trabajando demasiado o en condiciones no óptimas porque me falta la elegancia y exacta dosificación de su primer Rossini en Pesaro o su Werther en París (se supone que obras más difíciles de dirigir que ésta en concreto).

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