Francia
Bruckner 200Bienvenidos sean los motivos
Francisco Leonarte
Empezamos con el Concierto nº 21 de Mozart. Se escucha ya en la larga introducción a cargo de la ONF dirigida por Poga lo que convenimos en llamar «espíritu mozartiano» hecho de sabia ligereza, una bocanada de aire fresco. Y cuando entra el piano a cargo de David Fray, continúa tal espíritu. Espíritu que también se refleja en una cierta contención, un cierto pudor al llegar al famoso segundo movimiento. Fray tiene el buen gusto de no almibararlo en demasía. Sus arpegios y florituras puede que no sean de una perfección absoluta, pero están siempre bien resueltos y cantados con soltura. Y sobre todo, a lo largo del concierto, hay un auténtico diálogo entre piano y orquesta, entre solistas y pianista que se solapan por momentos. Sencillez y plenitud.
Fray nos regala una propina: un J. S. Bach un punto ceremonioso, puede que un punto insulso. No le juzguemos por una propina que venía después de un concierto muy bien resuelto
La Cuarta de Bruckner ocupa la segunda parte. Poga da todas las entradas, pendiente de la partitura pero también de sus músicos y de los tempi. Tal vez se halle sin embargo demasiado concentrado en una interpretación casi camerística, tomándose su tiempo para los desarrollos, combinándolo, claro está, con los tutti brucknerianos que vuelven obsesivamente. Funciona los dos primeros movimientos. Pero la obra termina por caérsele y en el cuarto movimiento se va notando el aburrimiento de la sala. No ha sabido dosificar efectos ni establecer sutiles variaciones en las obsesivas repeticiones de Bruckner. Ha faltado un sentido estructural más sofisticado.
La Orquesta Nacional de Francia se muestra solvente, aunque tal vez no se trate de su repertorio de predilección y se le note más a gusto en Mozart que en Bruckner. A pesar de que la trompa pueda ser considerada como protagonista, retenemos sobre todo la vibrante trompeta, así como unas cuerdas de buen timbre y muy dúctiles, que responden con inmediatez a los signos de Polga.
La sala estaba llena a un 95 %: ¿Por qué ? Ni Fray ni Polga me parecen estrellas del rock, y a la ONF tenemos la suerte de poderla escuchar casi semanalmente. ¿Es el Concierto para piano de Mozart el que atrae así? En efecto, podemos notar que hay familias, niños, jóvenes con sus padres... y no creo que vengan por la Sinfonía de Bruckner... En todo caso, bienvenidos sean todos los motivos que llenan las salas.
Al final de una y otra obra (sobre todo tras la de Mozart), el público aplaude agradecido.
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