Alemania
Bruckner 200Bruckner, Brahms y Schönberg en amistosa convivencia
Juan Carlos Tellechea
Marie Jacquot, antigua
directora principal de la Deutsche Oper am Rhein, y muy conocida en Düsseldorf, fue otra vez aclamada esta tarde en
la sala Mendelssohn de la Tonhalle tras el magistral concierto ofrecido por la
orquesta Wiener
Symphoniker y el pianista Bruce Liu, organizado por Heinersdorff
Konzerte.
Desde la temporada pasada, Jacquot es la
principal directora invitada de la Sinfónica de Viena y no hace más que
deleitar al público con sus cuidadas, sensibles y frescas interpretaciones. La
velada comenzó con una curiosidad, el Adagio de la Sinfonía nº 7 de Anton Bruckner en una
versión condensada por su alumno y amigo Ferdinand Löwe.
Metales
No es habitual que ya en la apertura de un
concierto sinfónico se llenen las filas de metales y percusión como ha ocurrido
en esta oportunidad, Los vientos supieron explotar aquí impecablemente la breve
pieza, en términos de entonación y sonido homogéneo. Las tubas wagnerianas ofrecieron
a buena distancia un sonido cálido, apagado y oscuro, construyendo con fuerza
el coral tomado del movimiento sinfónico bruckeriano hasta su clímax, marcado
eficazmente por dos golpes de platillo.
La conducción de Marie
Vigoroso
A continuación, el magnífico Concierto para
piano nº 3 en do menor op 37 de Ludwig van Beethoven fue ejecutado por Bruce
Las ovaciones fueron tan insistentes que el
solista tuvo que agradecerlas varias veces y entregar como bis la Barcarola
(VI. Junio) de Las Estaciones op 37 de Piotr Chaicovski, que apenas pudo
acallar la persistencia de los efusivos aplausos.
Brahms por Schönberg
La última obra de este concierto fue también
singular. Se trata de la orquestación de Arnold Schönberg del Cuarteto para
piano nº 1 op 25, de Johannes Brahms. Aunque a veces se la denomina Quinta
Sinfonía de Brahms debido a su transcripción para orquesta, fue sobre todo una
oportunidad para Schönberg de celebrar su ilimitada admiración por Brahms.
Schönberg describió en una oportunidad a Brahms
como un compositor “progresista” en una época en la que reinaba el hegemónico
Richard Wagner, considerado el compositor de la música del futuro.
Suntuosamente orquestado por Schönberg, que despliega una formación
considerable, este Cuarteto termina con un ampuloso Rondo alla zingarese, donde
culminan las influencias gitanas, mezcladas con recuerdos de las famosas danzas
húngaras compuestas por Brahms entre 1849 y 1880.
Richard Strauss hijo
Las incontenibles aclamaciones fueron in crescendo al cierre de este magnífico concierto. Una y otra vez Marie Jacquot tuvo que volver al escenario para inclinarse ante la platea. Al final, los vieneses interpretaron a los bises una ronda digna de Johann Strauss (hijo), animada pero no alocada: Stürmisch in Lieb' und Tanz, Polka schnell op 393, y la celebérrima Tritsch-Tratsch-Polka op 214.
Marie Jacquot no necesitaba dirigir a la orquesta. En este género la
Wiener Symphoniker funciona como un avión con piloto automático. ¡Vaya velada
importada directamente de Viena por Heinersdorff Konzerte en Düsseldorf!
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