Alemania

Bruckner 200

Bruckner, Brahms y Schönberg en amistosa convivencia

Juan Carlos Tellechea
jueves, 12 de diciembre de 2024
Wiener Symphoniker, Wiener Symphoniker y Marie Jacquot  © 2024 by Christian Palm Wiener Symphoniker, Wiener Symphoniker y Marie Jacquot © 2024 by Christian Palm
Düsseldorf, jueves, 28 de noviembre de 2024. Gran sala auditorio Mendelssohn de la Tonhalle de Düsseldorf. Heinersdorff Konzerte – Klassik für Düsseldorf. Solista Bruce Liu (piano). Wiener Symphoniker. Directora Marie Jacquot. Anton Bruckner, Adagio de la Sinfonía nº 7 en mi mayor WAB 107 (arr. Ferdinand Löwe). Ludwig van Beethoven, Concierto para piano nº 3 en do menor op 37. Johannes Brahms, Cuarteto para piano nº 1 en sol menor op 25 (versión para orquesta de Arnold Schönberg). Bises: Piotr Chaicovski, VI. Junio (Barcarole), de: Las Estaciones op 37b (pianista Bruce Liu). Johann Strauss (hijo), Stürmisch in Lieb' und Tanz, Polka schnell op 393, Tritsch-Tratsch-Polka op 214 (orquesta). Ciclo de abono: Conciertos magistrales. Organizador Heinersdorff Konzerte, Klassik für Düsseldorf. 100% del aforo.
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Marie Jacquot, antigua directora principal de la Deutsche Oper am Rhein, y muy conocida en Düsseldorf, fue otra vez aclamada esta tarde en la sala Mendelssohn de la Tonhalle tras el magistral concierto ofrecido por la orquesta Wiener Symphoniker y el pianista Bruce Liu, organizado por Heinersdorff Konzerte.

Desde la temporada pasada, Jacquot es la principal directora invitada de la Sinfónica de Viena y no hace más que deleitar al público con sus cuidadas, sensibles y frescas interpretaciones. La velada comenzó con una curiosidad, el Adagio de la Sinfonía nº 7 de Anton Bruckner en una versión condensada por su alumno y amigo Ferdinand Löwe.

Metales

No es habitual que ya en la apertura de un concierto sinfónico se llenen las filas de metales y percusión como ha ocurrido en esta oportunidad, Los vientos supieron explotar aquí impecablemente la breve pieza, en términos de entonación y sonido homogéneo. Las tubas wagnerianas ofrecieron a buena distancia un sonido cálido, apagado y oscuro, construyendo con fuerza el coral tomado del movimiento sinfónico bruckeriano hasta su clímax, marcado eficazmente por dos golpes de platillo.

La conducción de Marie Jacquot mantuvo diáfanamente unido al grupo. Ferdinand Löwe produjo esta concentrada pieza y la hizo interpretar en Viena tras la muerte de su maestro. La marcha fúnebre para Richard Wagner, que en cierto modo la era también para Sigfrido, se convertiría así en una solemne despedida a Bruckner, que finalmente había alcanzado la fama y el honor como eximio compositor con esa Séptima Sinfonía.

Vigoroso

A continuación, el magnífico Concierto para piano nº 3 en do menor op 37 de Ludwig van Beethoven fue ejecutado por Bruce Liu con serenidad, energía, ligereza y fabulosa precisión. Los Sinfónicos de Viena le acompañaron con extrema consideración bajo la égida de Jacquot. El solista y la orquesta entregaron un dúo vigoroso y presto que conmovió sobremanera a los espectadores que colmaban la sala Mendelssohn.

Las ovaciones fueron tan insistentes que el solista tuvo que agradecerlas varias veces y entregar como bis la Barcarola (VI. Junio) de Las Estaciones op 37 de Piotr Chaicovski, que apenas pudo acallar la persistencia de los efusivos aplausos.

Brahms por Schönberg

La última obra de este concierto fue también singular. Se trata de la orquestación de Arnold Schönberg del Cuarteto para piano nº 1 op 25, de Johannes Brahms. Aunque a veces se la denomina Quinta Sinfonía de Brahms debido a su transcripción para orquesta, fue sobre todo una oportunidad para Schönberg de celebrar su ilimitada admiración por Brahms.

Schönberg describió en una oportunidad a Brahms como un compositor “progresista” en una época en la que reinaba el hegemónico Richard Wagner, considerado el compositor de la música del futuro. Suntuosamente orquestado por Schönberg, que despliega una formación considerable, este Cuarteto termina con un ampuloso Rondo alla zingarese, donde culminan las influencias gitanas, mezcladas con recuerdos de las famosas danzas húngaras compuestas por Brahms entre 1849 y 1880.

Richard Strauss hijo

Las incontenibles aclamaciones fueron in crescendo al cierre de este magnífico concierto. Una y otra vez Marie Jacquot tuvo que volver al escenario para inclinarse ante la platea. Al final, los vieneses interpretaron a los bises una ronda digna de Johann Strauss (hijo), animada pero no alocada: Stürmisch in Lieb' und Tanz, Polka schnell op 393, y la celebérrima Tritsch-Tratsch-Polka op 214. 

Marie Jacquot no necesitaba dirigir a la orquesta. En este género la Wiener Symphoniker funciona como un avión con piloto automático. ¡Vaya velada importada directamente de Viena por Heinersdorff Konzerte en Düsseldorf!

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