Discos
Luis Milán, Primer Libro Intitulado “El Maestro”
Juan Carlos Tellechea
Pedro Alcàcer, rinde en este CD un encendido homenaje al siglo de oro (XVI) de la vihuela española en la figura del compositor renacentista y pedagogo Luis Milán y a su Libro primero de música para ese instrumento intitulado El Maestro.
El volumen no solo fue en aquel entonces el número uno de carácter didáctico para música instrumental impreso en la península ibérica, sino también un pionero en la gloriosa literatura para vihuela, explica Alcàcer en el folleto que acompaña al disco. E inspirador también para escritores como Miguel de Cervantes Saavedra, según el clásico relato (II, XXIII) de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (1605).
Vihuela y laúd
El vihuelista (instrumento del lutier Ivo Magherini, de Bremen) reúne, en esta nueva degustación de músicas antiguas, veintidós fantasías y seis pavanas de Milán escritas en 1535 y publicadas un año después. De los ocho cuadernos de este primer volumen, Alcàcer se concentra en siete de ellos, descartando en este CD el octavo que contiene música para voz y vihuela.
Corrían los tiempos de Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, así como de su hijo Felipe II y la vihuela pronto atravesaría el Atlántico para llegar a América, donde han quedado un par de ejemplares históricos (verbigracia uno en Quito, Ecuador).
La Francesco da Milano, Hans Neusidler o Adrian Le Roy, por citar algunos autores, tenían un gran apogeo en todo el continente. No en vano, diversas fuentes indican al laúd como rey de los instrumentos.
Muy buen gusto
El sonido de la vihuela, este pariente español del laúd, resulta familiar al oyente y el intérprete ejecuta estas joyas originales de Milán con elegancia y muy buen gusto. Ejecutadas aquí en su forma original, las fantasías suenan bellísimas y las pavanas impecablemente articuladas.
Se trata de una paleta musical extremadamente sutil. Algunas piezas suenan como una especie de meditaciones; otras más líricas y románticas. Alcàcer relata que su vínculo con El Maestro comenzó en torno al año 2003, cuando cursaba estudios de guitarra clásica en la Escuela Nacional de Música de la Ciudad de México.
Desde entonces quedó prendado y se sintió identificado con:
La manera en que Luis Milán exponía su postura hacia la música (...). El Maestro nos habla directamente, explicándonos la interpretación y guiándonos en nuestra práctica. Sus exquisitas palabras al explicar los rudimentos para la ejecución del libro bastaron para que intentara tocar la primera fantasía esa misma noche. Poco después, adquirí un instrumento afín y me sumí en el mundo de los vihuelistas, laudistas, guitarristas y tiorbistas. En ese momento, se inició un camino que me adentró en la música renacentista y barroca, la familia del laúd y su práctica interpretativa (…), hasta hoy.
Vihuela y guitarra
Si bien El Gaucho Martín Fierro (poema narrativo de José Hernández) la menciona en sus versos:
Aquí me pongo a cantar
al compás de la vigüela,
que el hombre que lo desvela
una pena estraordinaria,
como la ave solitaria (5)
con el cantar se consuela. (...)
No cabe la menor duda de que la utilización del nombre del instrumento solo sirvió aquí de ayuda para la rima y que el verdadero cordófono que tocaba (y toca aún) el hombre de campo en Argentina y Uruguay era (y es) otro también venido de España:
(…) Con la guitarra en la mano (55)
ni las moscas se me arriman,
naides me pone el pie encima,
y cuando el pecho se entona,
hago gemir a la prima
y llorar a la bordona. (...)
Hondo
A lo largo de este relato de las distintas facetas de la música de
La capacidad de tocar varias melodías al mismo tiempo, tañer polifonía, es la llave que le dio al laúd y a la vihuela la capacidad de interpretar las grandes obras de los maestros del contrapunto y acceder a la música seria. En sus libros, los autores muestran a la posteridad la música más allá del instrumento; abren una ventana al panorama musical de aquel entonces. La gente estaba acostumbrada a la música vocal contrapuntística, y sobre esta tradición se funda la práctica instrumental. (Pedro Alcàcer)
Diafanidad
La vihuela trae la polifonía a la palma de la mano de una manera clara y orgánica. A través de las publicaciones, el laúd tuvo un gran crecimiento que comenzó en el siglo XVI y continuó por al menos dos siglos, permitiendo a los laudistas una florida producción. De esta manera, los libros acostumbran a alternar “intabulaciones” o transcripciones de música de autores reconocidos con música original.
La grabación, realizada por los ingenieros de sonido Edoardo Lambertenghi y Alma Zeccara en la sala auditorio di Giobbe de Orte (Lazio), Italia, tiene una acústica algo seca, pero es íntima, coherente y de buena presencia.
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