Francia

Disfrutar de una obra maestra

Francisco Leonarte
martes, 24 de diciembre de 2024
Py, The rake's progress © 2024 by Guergana Damianova / OnP Py, The rake's progress © 2024 by Guergana Damianova / OnP
París, martes, 10 de diciembre de 2024. Opéra National de Paris. Sala Garnier. The rake's progress. Libreto de Wystan Hugh Auden y Chester Kallman a partir de los cuadros de William Hogarth. Música de Igor Stravinsky. Dirección de escena y luces, Olivier Py, retomada por Joséphine Kirch. Escenografía y trajes, Pierre-André Weitz. Colaboración en las luces, Bertrand Killy. Con Ben Bliss (Tom Rakewell), Iain Patterson (Nick Shadow), Clive Bayley (Trulove), Golda Schultz (Anne Trulove), Justina Gringyté (Mother Goose), Jamie Barton (Baba the turk), Rupert Charlesworth (Sellem), Vartan Gabriellan (Keeper of the madhouse), Ayumi Ikehata y Frédéric Guleu (voices from the crowd), Laurent Laberdesque (a solo voice). Orchestre et Choeurs de l'Opéra National de Paris. Directora del coro, Ching-Lien Wu. Dirección musical, Susanna Mälkki
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Stravinsky, a la manera de Picasso en pintura, fue ese creador genial que dominó musicalmente el siglo XX componiendo obras que, respondiendo a estéticas variadas, siempre resultaban indudablemente stravinskyanas. La carrera del libertino es una de sus obras maestras, aunando su particularísima melodía con la tradición belcantista (con referencias muy claras a la ópera dieciochesca y del primer siglo XIX, hasta Rossini).

La Ópera de París presentó ya el montaje de Olivier Py en 2008, y desde entonces siempre ha recibido los parabienes de crítica y público. Lo cierto es que esta puesta en escena tiene lo que bien puede considerarse una enorme torpeza: durante todo el primer cuadro limita la escena por arriba con un gran panel, limitando así también la visión de buena parte del público y -cosa mucho más grave- impidiendo que las voces lleguen naturalmente hasta la sala (y todo por hacer «bonito» para los espectadores de platea, de nuevo un director de escena que sólo piensa en los críticos y en el público que paga más caro).

Pero fuera de este, para servidor de ustedes, inmenso error que nadie ha tenido a bien corregir, nos hallamos sin duda ante uno de los mejores trabajos de Py. La acción se sigue sin problemas, cada uno de los personajes queda perfectamente encarnado, las situaciones tienen coherencia, los trajes son vistosos (para cierto sector del público es un dato importante), y encontramos tanto el sentido del humor como el sentido trágico, ambos presentes ya en la obra de Stravinsky/Auden.

‘The rake's progress’ de Stravinsky. Dirección musical, Susanna Mälkki. Dirección escénica, Olivier Py. París, Opéra National de Paris, diciembre de 2024. © 2024 by Guergana Damianova / OnP.‘The rake's progress’ de Stravinsky. Dirección musical, Susanna Mälkki. Dirección escénica, Olivier Py. París, Opéra National de Paris, diciembre de 2024. © 2024 by Guergana Damianova / OnP.

La escenografía de Weitz, al establecer diversos planos verticales gracias a unos andamios, da diversidad visual: lástima que ese sistema de planos y andamios a veces limite la posibilidad para los cantantes de acercarse hasta el público, y es sobre todo Ben Bliss, encarnando al protagonista, quien más sufre de este condicionante escénico.

El tenor Ben Bliss pertenece a la escuela inglesa, con un canto alla Peter Pears, aunque de timbre menos ingrato que el de Pears. Tiene entre sus cualidades una perfecta inteligibilidad y un bonito fraseo, y si a veces resulta cubre un punto demasiado en la zona aguda, a lo largo de la representación va ganando en naturalidad hasta realizar un último cuadro magnífico. Es cierto también que su papel es uno de los más fatigosos del repertorio, porque está casi constantemente en escena, y por lo tanto ha de dosificarse. Como cierto es también que la puesta en escena, como decíamos, le suele impedir acercarse al público, quedando en medio de un escenario sin fondo que no favorece la llegada de la voz hasta la sala. Realiza también un notabilísimo trabajo actoral, con una muy bonita evolución, con ese precioso momento en que Bliss contrahace la forma de cantar del niño, abandonado sobre el camastro del hospital psiquiátrico.

Tal vez podría haber dado más matices todavía, pero cuando por ejemplo intentaba apianar en los primeros cuadros, la orquesta de Mälkki no le dejaba. En cualquier caso el público reconoció su cualidades, y sobre todo su entrega, y le aplaudió a rabiar en los saludos.

‘The rake's progress’ de Stravinsky. Dirección musical, Susanna Mälkki. Dirección escénica, Olivier Py. París, Opéra National de Paris, diciembre de 2024. © 2024 by Guergana Damianova / OnP.‘The rake's progress’ de Stravinsky. Dirección musical, Susanna Mälkki. Dirección escénica, Olivier Py. París, Opéra National de Paris, diciembre de 2024. © 2024 by Guergana Damianova / OnP.

Otra triunfadora de la noche fue sin lugar a dudas, Golda Schultz como Anne Trulove. Belleza de la voz, buen volumen, seguridad de la emisión, matices en la voz, agudos firmes, dominio de la coloratura, expresividad. Su aria recibió aplausos calurosos y en los saludos finales la cantante fue ovacionada.

Ian Patterson, que encarnaba al malvado, sonaba algo nasal. No se trata de una voz realmente oscura -aunque Patterson se las componga- y dado su vibrato, bastante acusado, y su silueta más de «bon vivant» que de «aristócrata», su diablo, más que resultar realmente inquietante, hace pensar en un perverso colega de trabajo que no habría de tardar en jubilarse pero que sigue haciéndole a todo el mundo la vida imposible.

Baba la Turca era interpretada por Jamie Barton, cuyos registro de pecho, simpatía personal y sentido musical hicieron las delicias del público.

Como la Tía Gansa y el padre de Anne, Justina Gringyté y Clive Bayley, respectivamente, aportaron sus muy bonitas voces de contralto auténtica y de bajo noble, llenas de armónicos. Tal vez un punto pasado de histrionismo Rupert Charlesworth como Sellem, pero sin duda hay que achacarlo más a la puesta en escena que a la voluntad personal del cantante.

‘The rake's progress’ de Stravinsky. Dirección musical, Susanna Mälkki. Dirección escénica, Olivier Py. París, Opéra National de Paris, diciembre de 2024. © 2024 by Guergana Damianova / OnP.‘The rake's progress’ de Stravinsky. Dirección musical, Susanna Mälkki. Dirección escénica, Olivier Py. París, Opéra National de Paris, diciembre de 2024. © 2024 by Guergana Damianova / OnP.

Al frente del Coro (buen trabajo) y de la siempre notable Orquesta de la Ópera de París (con un formidable lucimiento de todos los vientos, especialmente los solistas de trompeta) estaba Susanna Mälkki, que dirigió los dos primeros actos sin matices y que durante todo el primer cuadro no tuvo en consideración que la torpeza escénica de Py limitaba la llegada de las voces. Poco a poco se fue dejando llevar por la historia y dio más posibilidades de interpretación a los cantantes, dejando que aflorase la emoción.

¿Falta de empatía y de riqueza de matices de la directora de orquesta? ¿U opción estilística, pensando en la frialdad y la «objetividad» que Stravinsky parecía reivindicar en la interpretación de sus obras? Difícil saberlo.

En cualquier caso, al terminar la obra, gracias a unos cantantes más que sólidos y con madera teatral, gracias a una puesta en escena inteligente (a pesar de, repetimos, la torpeza del primer cuadro), gracias a un buen trabajo de orquesta y coro, y gracias sobre todo a una obra tan hermosa como La carrera del libertino, el público, que había seguido con interés -léase pasión- las peripecias de los protagonistas, que había pasado por sus emociones, aplaudió con el mismo calor con que se aplaude un Verdi o un Rossini.

¿Será que de verdad el aficionado del siglo XXI empieza a hacer suyo el repertorio operístico del XX? Ojalá.

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