Suiza

Inesperado (IV): No son mis deseos, son los vuestros

Maruxa Baliñas
viernes, 7 de febrero de 2025
Berger, Into the Woods © 2025 by Ingo Hoehn Berger, Into the Woods © 2025 by Ingo Hoehn
Basilea, martes, 31 de diciembre de 2024. Theater Basel. Into the Woods. Musica y textos de las canciones, Stephen Sondheim. Libreto de James Lapine. Martin G. Berger, dirección escénica. Alen Hodzovic (Panadero), Julia Klotz (Panadera), Delia Mayer (Bruja), Álfheiður Erla Guðmundsdóttir (Cenicienta), Jan Rekeszus (Príncipe de Cenicienta / Lobo), Oedo Kuipers (Jack), Vanessa Heinz (Caperucita Roja), Stefan Kurt (Narrador / Hombre Misterioso), Harpa Ósk Björnsdóttir (Rapunzel), Ronan Caillet (Príncipe de Rapunzel), Frauke Willimczik (Madre de Jack / Madre de Cenicienta), Sonja Koppelhuber (Madrastra de Cenicienta / Abuela), Vivian Zatta (Criado / Padre de Cenicienta), Sarah Baxter (Florinda), y Sophie Kidwell (Lucinda). Sinfonieorchester Basel. Thomas Wise, dirección musical.
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Cualquiera que haya visto el musical Into the Woods o más sencillamente la película homónima (Rob Marshall, 2024), -yo no la había visto- entenderá por qué también esta representación basiliense navideña fue distinta de lo esperado. La primera parte de Into the Woods parece casi convencional: se basa en las historias de los Hermanos Grimm protagonizadas por la crueldad y la maldad de determinadas personas sobre las que finalmente triunfan la bondad y la ingenuidad. Y con este triunfo, la historia parece terminar: de hecho, leí que en el estreno mundial en 1986 una parte del público se fue a casa en el descanso creyendo finalizado el musical.

Pero la segunda parte -inesperadamente- trastoca totalmente esta visión y es una narrativa -básicamente lacaniana- sobre la desesperanza y la necesidad de una perspectiva ética incluso ante los supuestamente malos. Los conflictos no se resuelven con 'buenismo', sino con comportamientos éticos, representados principalmente por Caperucita. En la primera parte Caperucita tiene un éxito muy modesto, volver a su vida cotidiana con su abuelita, y en su historia no hay elementos mágicos, mientras en la segunda parte lo que quiere es simplemente seguir adelante. 

La madre de Jack, que en la primera parte es casi una madre cruel, se convierte en una madre sobreprotectora que ha convertido a su bondadoso e ingenuo hijo en un monstruo egoísta aferrado a su riqueza y dispuesto a cualquier cosa por no perder esa riqueza mal adquirida. 

Rapunzel consigue casarse con el príncipe pero en la segunda parte su vida sigue siendo tan triste como cuando estaba en la tierra de los gigantes, que pasan de ser unos malos sin más explicaciones a unos seres sufrientes (a la giganta le han destrozado la vida matando a su amado marido). 

Cenicienta mejora su posición pero el príncipe es tan egocéntrico como sus hermanas, las cuales por otra parte son castigadas con demasiada crueldad. 

Los panaderos pasan de ser un matrimonio con tensiones internas por la imposibilidad de tener un hijo a comprender en la segunda parte que un hijo no es una solución y que es su propio comportamiento, su ética personal, la que los puede convertir en buenos o malos padres. 

La bruja, con o sin poderes, no es en último término la responsable de los errores que el resto de los personajes han cometido. 

'Into the Woods' de Stephen Sondheim. Thomas Wise, dirección musical. Martin G. Berger, dirección escénica. Basilea, Theater Basel, enero de 2025. © 2025 by Ingo Hoehn.'Into the Woods' de Stephen Sondheim. Thomas Wise, dirección musical. Martin G. Berger, dirección escénica. Basilea, Theater Basel, enero de 2025. © 2025 by Ingo Hoehn.

La escenografía de Martin G. Berger también refuerza esta duplicidad. La primera parte empieza con un telón de fondo donde se proyecta lo 'esperable' -bosque, castillo, montañas lejanas- y luego se convierte en parte esencial de la narración combinando en ocasiones un grafismo muy interesante cercano al cómic, otras veces simples formas y colores, o bien elementos que complementan la historia. Los objetos escénicos son también típicos: fuente de piedra, establo, cabaña, etc.

Pero junto a este relativo 'realismo', el bosque no son árboles sino tubos lumínicos cambiantes que reflejan deseos, sentimientos, ilusiones, en ocasiones muy oníricos. La segunda parte renuncia progresivamente al apoyo escénico para convertirse en algunos momentos en un simple espacio gris y casi vacío donde sólo importan las palabras y los actos. 

Al contrario de lo que suele ocurrir, Into the Woods no es un musical que deje buen cuerpo, ni siquiera cuando al finalizar la primera parte todas las historias parecen haber acabado bien: se han descubierto demasiadas cosas en ese bosque que se presenta más lleno de espejos que reflejan los deseos que de árboles. En la segunda parte el escenario se vacía para que nos centremos sólo en las consecuencias de esos deseos y cómo su cumplimiento ha transformado a sus protagonistas. Si en la primera parte los personajes de los cuentos de hadas ya eran demasiado cercanos a nosotros para resultar confortables, en la segunda se convierten en 'humanos, demasiado humanos' hasta el punto de resultar incluso desagradables. 

'Into the Woods' de Stephen Sondheim. Thomas Wise, dirección musical. Martin G. Berger, dirección escénica. Basilea, Theater Basel, enero de 2025. © 2025 by Ingo Hoehn.'Into the Woods' de Stephen Sondheim. Thomas Wise, dirección musical. Martin G. Berger, dirección escénica. Basilea, Theater Basel, enero de 2025. © 2025 by Ingo Hoehn.

Pero Into de Woods no es sólo una historia y un guión magnífico de James Lapine, sino teatro lírico, y la música de Sondheim, autor también de los textos de las canciones, es impresionante. La narración se desarrolla en gran medida gracias a la música, independientemente de escenografías y textos, y la dirección musical de Thomas Wise -director musical de la sección de ópera del Theater Basel- contribuye decisivamente a ello. Es un director ágil que conoce muy bien a su orquesta y la parte meramente instrumental de Into de Woods fue de algún modo la espina dorsal de una representación muy satisfactoria. 

En una obra tan coral como Into de Woods no es fácil destacar unas intervenciones vocales sobre otras y el conjunto mantuvo una calidad alta, especialmente tratándose de un musical en inglés donde a los cantantes se le piden unas cualidades teatrales tanto o más importantes que las meramente vocales y no se suelen escuchar voces 'operísticas'. 

Destacaron sin duda los dos deus ex-machina de la función, la bruja Delia Mayer y el narrador Stefan Kurt, por su agilidad en la parte dramática y por su capacidad para reflejar musicalmente su duplicidad: Mayer es una bruja pero también una persona injustamente tratada, incluso maltratada; Kurt es un narrador vestido de blanco, una especie de crooner, pero también una figura misteriosa que acaba siendo el padre desparecido del panadero y el que robó a la bruja, con las graves consecuencias que tuvo este robo. En el extremo contrario me gustaría referirme a la vaca, aunque el programa no diga quién era el actor tras el disfraz, que no cantó pero consiguió hacerse entrañable. 

'Into the Woods' de Stephen Sondheim. Thomas Wise, dirección musical. Martin G. Berger, dirección escénica. Basilea, Theater Basel, enero de 2025. © 2025 by Ingo Hoehn.'Into the Woods' de Stephen Sondheim. Thomas Wise, dirección musical. Martin G. Berger, dirección escénica. Basilea, Theater Basel, enero de 2025. © 2025 by Ingo Hoehn.

También la música de Sondheim mima los panaderos, Alen Hodzovic y Julia Klotz en esta representación, que nuevamente adquieren su profundidad humana a través de sus canciones más que por su rol aparente. Klotz especialmente tuvo momentos conmovedores tanto en su sufrimiento por el ansia de un hijo como sobre todo por su lucha para que el Panadero entienda que eso es un problema de pareja que han de resolver colaborando, y no dos insatisfacciones juntas en un matrimonio que desde el principio se ve que tiene claras grietas. A Xoán M. Carreira le interesó más Caperucita, Vanessa Heinz, mientras yo valoro el papel de Oedo Kuipers (Jack) porque no es nada fácil hacer el papel de bobalicón. 

Los 'secundarios', aunque todas las historias sean interesantes y tengan su momento protagónico también musicalmente, fueron una sólida base. Sin excepción aprovecharon sus ocasiones de hacerse oír y ser comprendidos, al tiempo que ejercieron de coro griego o testigos de los problemas de los demás. 

Y puesto que esta es la última reseña de la serie de representaciones basilienses que vimos para terminar el año 2024, cabe hacer un comentario final. 

'Into the Woods' de Stephen Sondheim. Thomas Wise, dirección musical. Martin G. Berger, dirección escénica. Basilea, Theater Basel, enero de 2025. © 2025 by Ingo Hoehn.'Into the Woods' de Stephen Sondheim. Thomas Wise, dirección musical. Martin G. Berger, dirección escénica. Basilea, Theater Basel, enero de 2025. © 2025 by Ingo Hoehn.

Me consta que a algunos lectores les llama la atención que visitemos poco las grandes capitales europeas, las 'mecas oficiales' de los operófilos, pero mientras las programaciones de casi todos estos grandes teatros eran casi banales en los días de Fin de Año (Flauta mágica, Cenicienta, Hansel y Gretel, Bohème y poco más, casi ni siquiera Murciélagos), estos días en Basilea nos ofrecieron un repaso casi de manual de las múltiples posibilidades del teatro musical. 

Merece la pena salirse a veces de estos caminos más trillados para escuchar otras cosas, merece la pena visitar teatros 'secundarios' donde se puede disfrutar de unas programaciones más inteligentes y menos destinadas al 'turismo operístico', un mal que amenaza peligrosamente a algunos de los grandes teatros europeos y que está provocando un mal ambiente en muchos de ellos que complica el disfrute. 

Argumento de Into the Woods

Un panadero y su esposa desean tener un hijo, pero sufren bajo una maldición de infertilidad puesta sobre su familia por una Bruja que descubrió al padre del panadero robando en su jardín, a causa del antojo de vegetales de su esposa embarazada. La bruja reclama como pago por el robo el hijo que cargaba su esposa en el vientre. El padre del panadero también robó algunas judías, judías especiales, que causaron que la madre de la Bruja la castigara con una maldición de fealdad por perderlos.

La Bruja ofrece romper la maldición, pero solo si el Panadero y su esposa obtienen cuatro elementos críticos para ella: una vaca blanca como la leche, una capa roja como la sangre, cabello amarillo como el maíz, y una zapatilla pura como el oro. La Bruja más tarde le dice al Panadero que le encomendó que hiciera esta tarea para ella porque a ella no se le permite tocar ninguno de los objetos.

Las demandas de la Bruja eventualmente llevan al Panadero y a su esposa a encontrarse con Jack, que está vendiendo a su amada vaca Milky White y al que el Panadero le ofrece los judías mágicas que le dejó su padre (que fueron robados de la Bruja). Luego de que la madre de Jack los lanzara a la basura crecen en una gran planta de judías. Caperucita Roja, se detiene para comprar dulces en la panadería en su camino a casa de la abuela, su capa roja se convierte el otro de los ingredientes de la poción luego de que el Panadero la salvara junto a su abuela del lobo. Rapunzel, con cabello amarillo como el maíz es descubierta por la esposa del panadero mientras escuchaba una conversación entre los príncipes; y con Cenicienta, que también se encuentra con la esposa del Panadero mientras huía del Baile, el zapato puro como el oro.

Después de una serie de intentos fallidos y desventuras, el Panadero y su esposa finalmente son capaces de reunir los elementos necesarios para romper el hechizo. Mientras tanto, cada uno de los otros personajes recibe su "final feliz": Cenicienta se casa con el príncipe; Jack ofrece a su madre el robo de las riquezas del Gigante en el cielo, y asesina al Gigante cortando la planta de judías; Caperucita Roja y su abuela son salvadas del Lobo Feroz; y la Bruja recupera su juventud y belleza después de beber la poción.

El crecimiento de una segunda planta de judías a partir de la última judía mágica restante permite a la Esposa del Gigante bajar y amenazar al reino y sus habitantes si no entregan a Jack en recompensa del asesinato de su esposo.

Los personajes debaten sobre la moralidad de entregar a Jack. En el proceso, la madre de Caperucita Roja y la abuela, la madre de Jack, y la esposa del panadero son asesinadas. Los personajes se culpan rápidamente entre sí por sus acciones individuales que condujeron a la tragedia, en última instancia, culpan a la Bruja por sembrar las judías en primer lugar. Ella los maldice por su incapacidad para aceptar su responsabilidad individual, lanza sus restos de judías y desaparece en el suelo, invocando a un gran pozo de alquitrán hirviendo en el proceso.

Los personajes restantes se resuelven a asesinar a la amenazante Esposa del Gigante, aunque Cenicienta y el Panadero tratan de explicar a la angustiada Caperucita Roja y a Jack la compleja moralidad del acto de retribución y de la venganza. Los personajes atraen a la Esposa del Gigante al pozo de alquitrán en el que, finalmente, tropieza y cae a su muerte.

La Esposa del Gigante es asesinada, y los personajes siguen adelante con sus vidas arruinadas: el Panadero, pensando en su esposa, se determina a ser un buen padre; Cenicienta deja al Príncipe y decide ayudar al Panadero; y Jack y Caperucita Roja, ahora huérfanos, viven con el Panadero y Cenicienta. El hijo del Panadero comienza a llorar y el Panadero comienza a contar su historia a su hijo: "Había una vez ..." Mientras tanto, la Bruja canta a la audiencia una moraleja: "Cuidado con lo que dices y haces, los niños escucharán", lo que significa que los niños pueden cambiar debido a las acciones y los comportamientos de los padres. La película termina con el elenco cantando el final y se cierra con Cenicienta cantando "Deseo".

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