Discos
Ostrava Days 2023 Live (y III): Chequia
Daniel Martínez Babiloni

El tercer y último disco del recopilatorio Ostrava Days 2023 Live es el que reúne el mayor número de creadores checos.
Cuatro de los seis representados lo son: Jan Dobiáš (1975), Petr Cígler (1978), František Chaloupka (1982) y Michal Wróblewski (1988), lo que unido a la aparición en los números anteriores de Petr estado de la creación sonora actual de la República Checa, tanto en lo que respecta a la música vocal y sinfónica como de cámara.
Dobiáš presentó en los la pieza vocal Chví se čas (2023), lo que se podría traducir como “el tiempo apremia”.
Es un título tomado de uno de los versos del poema Podzimní večer (Tarde de otoño), del simbolista checo Otokar Březina (1868-1929). Este texto le sirve al autor para armar un alegato en contra del deterioro del planeta:
Hacia el vacío fluye el tiempo, y las sombras de la noche.
Por los mares negros del espacio se derriban los diques.
La espesa espuma de las tinieblas se ha disparado y en las profundidades
la tierra, engullida, se ha deslizado a su paso.
En esta partitura tonal, el compositor divide al coro en dieciocho voces individuales, agrupadas en seis secciones de tres voces cada una. Cada grupo repite una serie de patrones que van cambiando constantemente, pero no por ello dejan de ser repetitivos. El Canticum Ostrava, a las órdenes de Jurij
Cígler, además de compositor autodidacta, es trompista, químico e ingeniero molecular. Su propuesta, Echolocations (2023) es una revisión de una obra homónima compuesta en 2003. En ella, mediante la sección de percusión de la Ostravská banda, dirigida por Bruno y con Martin Opršál como solista, experimenta en torno a la espacialidad del sonido tomando como base el sistema con el que se orientan los murciélagos o las ballenas.
La obra rompe la cuarta pared para colocar al público en el centro de la escena y rodearlo por cuatro percusionistas. Cada uno de ellos emite una serie de señales sonoras que son contestadas por los otros en otro punto. El resultado es dinámico tanto en el sentido rítmico como de color, ya que, desde los gongs y platillos que inician la pieza, se alterna una amplísima variedad de instrumentos.
La composición de Chaloupka, Allegory of the Cave II (2023) es la más previsible de las seis que contiene el disco a causa de su contenido programático. En sus cuatro movimientos el autor sonoriza un contenido híbrido formado por su visión del mito de La caverna y la explicación de las cuatro eras del hombre según el hinduismo.
De ahí, que la primera, Satya Yuga, era de luz, esté formada por un sinfín de glissandi al principio y después una serie de poderosas masas que convergen constantemente en puntos climáticos voluminosos. La segunda parte, Treta Yuga, es una suerte de música cinematográfica, repetitiva y titilante, en la que predomina el color de los vientos de la ONO de tal manera que, a veces, parece más una banda de música que una orquesta. El tercer movimiento, Dwapar Yuga, es poderoso y tiene carácter arcaizante; igualmente repetitivo, rítmico y con carácter de danza. La tonalidad viene dada aquí por el uso de escalas hindúes. En la última sección, Kali Yuga, entra en juego la electrónica, la aleatoriedad y la emisión de aire a través de los instrumentos para dar la sensación de caos. A esta cuarta era se llega, según la filosofía hindú, por la degradación de las anteriores. Es la más oscura.
Rhythms n. º 3 – Glissando se inserta en el campo de especulación sobre el sonido y la percepción del tiempo y, aunque no se aporta información al respecto, es una creación bastante próxima a la música drone. Su autor, Wróblewski, parte de la filosofía de Gilles
La música de estos cuatro autores checos se completa con Shaar (1983), de de James Helgeson (1966), músico afincado en Berlín y actual Decano de la Barenboim-Said Akademie. , y September Music (2023),
La ONO y Pavel hacen una lectura esforzada de Shaar, pero la inexactitud en la articulación de algunos pasajes y de flexibilidad embarullan un tanto los tamices sonoros mediante los que se estructura el discurso. La comodidad en la realización de los numerosos reguladores que pueblan la partitura tampoco ayuda a que nos podamos hacer una idea del sentido tridimensionalidad que este recurso pretende transmitir. En un ámbito opuesto, la densidad deja paso a la ligereza.
En September Music lo pequeño y el detalle encuentran un vehículo excepcional en sus intérpretes: Ondrej
A modo de recapitulación, diremos que los Ostrava Days muestran la diversidad de corrientes que sigue la creación sonora actual. Reconocemos la pervivencia de los minimalismos y las músicas repetitivas, de la música drone, el desarrollo de la electrónica, la microtonalidad y el uso de la improvisación, entre otras. Así mismo, se mantiene el interés en explorar conceptos como espacio y tiempo.
No obstante, el conocimiento del acervo que fundamenta la nueva producción no implica que el resultado sea más atrayente que el de quienes iniciaron dichos movimientos. A ver qué depara la edición de 2025.
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