Reino Unido
Lucha por la subsistencia
Agustín Blanco Bazán

La ENO atesora una digna historia de producciones de operetas de . Algunos recordamos la memorable Patience con que la compañía llegó a deslumbrar en un Festival de Viena de los 1970. Y, por supuesto, está The Mikado de Youtube. de unos años después, hoy disponible en
En comparación, esta producción de Los Piratas de Penzance, ya reseñados por mundoclasico.com en el 2015 sigue, en la reposición de este año, careciendo del salero necesario para poder compararla con aquellos legendarios antecedentes. Ello a pesar de la contratación del célebre como regisseur. El concepto central es un vistoso contraste entre una escenografía de paneles movibles que contrasta con un vestuario no ya tradicional, sino, digamos mas bien, tradicionalísimo.
Y también es “tradicional” (en el mal sentido de la palabra) la regie de personas de Leigh, alguien de quien se esperaba una comicidad subversiva como la de Miller para el Mikado. Y sobre todo algo importantísimo para liberar una innegable mediocridad de composición con alguna vuelta de tuerca que apunte a tomarle el pelo a la obra misma en sus amaneramientos tradicionales y sus situaciones absurdas.
Aquél Mikado situaba la acción no en Japón sino entre la aristocracia inglesa de 1920, permitiendo con ello toda clase de alusiones sociales aún vigentes en los 80 en su risueña ridiculez. Estos Piratas en cambio se mueven con los amaneramientos victorianos de la época de la creación de la obra. Y no ayuda una convencionalísima coreografía en las cuales las niñas que provocan la calentura de los piratas negocian los ritmos sincopados bailando a saltitos mientras levantan sus faldones de época.
Gracias a los excelentes coros y orquesta de la casa, la versión musical fue digna, aún cuando Natalie Murray dirigió sin mayor entusiasmo: los suyos fueron buenos tiempos y diferenciada exposición cromática, pero en general hubo poco énfasis: a esta partitura hay que marcarla con mucha pero mucha vitalidad para lograr un swing sin el cual todo sale un poco anémico.
interpretó con voz firme y clara y buena presencia escénica al joven Frederik, un huérfano adoptado por los piratas con su nodriza Ruth, la única mujer que el joven ha conocido hasta el momento de acercarse a las costas de Penzance y encontrarse con las hijas de un pomposo Mayor General Stanley.
Entre ellas esta su Mabel, aquí bien actuada y cantada por una soprano de voz de acero y plata por la seguridad de su entonación y colocación de la coloratura.
Por su parte, , el veterano y gran intérprete de Gilbert & Sullivan supo compensar su voz seca con un fraseo de irresistible comicidad y énfasis, porque, ¿quién necesita buenos cantantes para este tipo de roles que requieren una contagiosa capacidad de hacer reír al público, como ocurrió en este caso?
Excelente en impostación y timbre estuvo el Rey de los piratas interpretado por John Savournin y también Gaynor lució buena voz y presencia escénica como Ruth.
En descargo de los responsables de este resultado a medias es importante señalar que Los piratas de Penzance son una obra de calidad menor que Patience o El . Razón de mas para aguzar el ingenio con una mayor creatividad que en esta producción.
Estos Piratas fueron celebrados en una matinée a sala llena, lo cual fue una buena justificación de ser para la ENO, una compañía que, ante el corte de subsidios, lucha a brazo partido por subsistir con un nivel artístico siempre digno de encomio.
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