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CD Leonard Bernstein, Beethoven Symphonie Nr. 5 & Leonoren-Ouverture Nr. 3,

Juan Carlos Tellechea
miércoles, 29 de enero de 2025
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CD Leonard Bernstein, Beethoven Symphonie Nr. 5 & Leonoren-Ouverture Nr. 3, Symphonieorchester des Bayerischen Rundfunks (sello BR-Klassik). Ludwig van Beethoven, Sinfonía nº 5 en do menor op 67 35:13. 01 Allegro con brio 8:10. 02 Andante con moto 10:27. 03 Allegro 5:19. 04 Allegro 11:17. Obertura de Leonor nº 3 en do mayor op 72b 14:26. Adagio-Allegro. Remasterizado. Tiempo total 49:39. Grabación en vivo el 17 de octubre de 1976 en la Sala de congresos del Museo Alemán, en Múnich. Ingeniero de sonido Martin Wöhr. Ingeniero de remasterización Christoph Stickel. P&C 2025 BRmedia Service Gmbh,
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El célebre Leonard Bernstein dirigió regularmente en Múnich desde el decenio de 1980, época en la que comenzó a apreciar y amar especialmente a la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera (Symphonieorchester des Bayerischen Rundfunks). 

La serie de sus conciertos anuales dio inicio en 1983 tras un primer compromiso en octubre de 1976, cuando se presentó con un programa dedicado exclusivamente a Ludwig van Beethoven.

Este CD (sello BR-Klassik) preserva maravillosamente la grabación en directo (remasterizada) de aquel histórico concierto dedicado a Beethoven del 17 de octubre de 1976, con Bernstein dirigiendo la Quinta Sinfonía de Beethoven y la Obertura de Leonora nº 3; un documento esencial para todos los incondicionales de Bernstein y los amantes de la música de Beethoven.

Estremecedora

La mixtura de conmovedora sensibilidad y claridad estructural hace de esta interpretación una experiencia musical del más alto calibre. La pasión con la que dirige Bernstein y el ferviente compromiso de la Sinfónica de la Radio de Baviera se funden aquí para entregar una interpretación que sigue estremeciendo de emoción a los escuchas.

La Quinta es sin duda una de las obras más emblemáticas de la historia de la música. Este op 67 pone música de forma bastante abstracta a un golpe de liberación en el sentido de “per aspera ad astra” (a través de lo áspero hacia las estrellas o a través de la oscuridad hacia la luz).

El “motivo del destino”, esas llamativas cuatro notas, es algo más que una idea musical; simboliza esa transición desde las tinieblas hacia la luminosidad, desde la duda a la certeza. Leonard Bernstein supo como nadie dar forma a esta obra con una intensidad y una complejidad que sumergían inmediatamente al oyente en el mundo interior de Beethoven.

Desenfreno

Abre el primer movimiento con un impresionante arco de tensión. Desde las primeras notas, la orquesta suena con un énfasis casi amenazador que subraya el drama existencial de la obra. Cada dinámica se lleva al extremo, los contrastes entre la fuerza eruptiva y la ternura susurrante son emocionantes.

Bernstein consigue que la música no se interrumpa en ningún momento: la orquesta, como todo ser vivo, respira al unísono. El segundo movimiento, el Andante con moto, revela una faceta completamente distinta de la obra: calidez, consuelo y esperanza. Destacan aquí las maderas, cuyos tonos suaves y cálidos ofrecen un contrapunto lírico al dramatismo del primer movimiento.

El maestro celebra este momento con la máxima dedicación, dejando que cada fraseo inhale y que cada melodía fluya. Con el Scherzo, Bernstein lleva de nuevo al oyente a terrenos más dramáticos. Las cuerdas graves y los bajos transmiten la atmósfera misteriosa, casi espeluznante, que irradia este movimiento. Aquí la orquesta demuestra su extraordinaria precisión al interpretar los pasajes fugados con una estructura cristalina y una energía desenfrenada.

Catarsis

El director consigue crear una transición orgánica que eleva la tensión a un nivel casi irresistible: una obra maestra de la dramaturgia. El final es una pura celebración triunfal. Bernstein consigue un resplandor de los metales que rompe la oscuridad como un luminoso rayo solar. Los timbales ponen acentos poderosos, mientras que las cuerdas avanzan con una energía desenfrenada. Así consigue enfatizar claramente la arquitectura del movimiento final sin sacrificar la intensidad emocional. Los jubilosos acordes finales parecen un avance imparable hacia la incandescencia, un momento verdaderamente catártico.

Dramatismo

La tercera Obertura de Leonora, originalmente pensada para la ópera Fidelio de Beethoven, era para Bernstein algo más que una pieza de concierto: era una obra que amaba profundamente y que le llegaba especialmente al corazón. Bajo su égida, este op 72b desplegó un dramatismo y una profundidad narrativa apasionantes.

El famoso toque de señal de la trompeta, que anuncia la llegada del ministro Don Fernando y, con ello, el rescate del injustamente encarcelado Florestán, víctima de la violencia arbitraria en la ópera, es un radiante clímax en la interpretación de Bernstein. La tensión entre la sombría introducción y la triunfal conclusión está equilibrada hasta el último detalle.

El maestro permite a la orquesta dar vida a la estructura narrativa de la obra con una intensidad apasionante: desde las misteriosas capas de sonido que se intensifican al principio hasta el liberador y jubiloso final. Es una interpretación que penetra profundamente en el alma de la música y al mismo tiempo subraya el ideal humanista de Beethoven.

Entereza

La Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera demuestra una vez más ser un conjunto de la más alta calidad. Su capacidad para explorar los extremos tonales bajo la dirección de Bernstein es tan impresionante como su calidez tonal y la precisión del conjunto. Los músicos responden al carismático y exigente estilo de Bernstein con la máxima dedicación.

El propio Bernstein no era solo un director de orquesta, sino también un comunicador de los mensajes de Beethoven. Su capacidad para captar por igual la profundidad emocional y la altura filosófica de las obras le convirtió en uno de los intérpretes de Beethoven más importantes de su tiempo. Su dirección nunca fue meramente técnica, sino un acto de compromiso total con la música.

Grabación

Un influyente crítico de la época expresaba en su columna que Bernstein había demostrado ante un público embelesado hasta qué punto Beethoven le colmaba de libertad y fogosidad productiva. Aunque el uso que Bernstein hacía de la fuerza, los saltos, las disminuciones y los crescendos pudiera parecer violento a las mentes ansiosas, era sobrecogedora la entereza interior de la música, que suena poderosa, natural, gloriosa y desenfadada.

Sería un eufemismo decir que los músicos de la Sinfonieorchester de la Bayerische Rundfunk estaban de fiesta, aportando sus conocidas cualidades instrumentales a estas grandiosas composiciones, sean de las secciones que fueran. Más que asimilar una música quizá un poco diferente a la de su día a día, se trataba de ir directamente al meollo de la cuestión, adoptando el tono adecuado. 

La grabación en directo, en la maravillosa acústica de la Sala de congresos del Museo Alemán, en Múnich por el ingeniero de sonido Martin Wöhr, así como su remasterización por el también ingeniero de sonido Christoph Stickel, dos galardonados técnicos, tiene un relieve precioso, preservando la espacialidad y la riqueza del sonido de estas obras.

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