Francia

Le echamos a usted de menos

Francisco Leonarte
lunes, 14 de abril de 2025
Pierre Bleuse © 2023 by Catalina Filip / Festival Enescu Pierre Bleuse © 2023 by Catalina Filip / Festival Enescu
París, domingo, 30 de marzo de 2025. Théâtre des Champs-Elysées. Emmanuel Chabrier: Joyeuse marche; y España, rapsodia para orquesta. Jules Massenet: Concierto para piano en mi bemol mayor; Maurice Ravel: Ma mère l'oye; y Valses nobles et sentimentales. Con Bertrand Chamayou (piano) y Grégoire Pont (animación visual). Les Siècles. Dirección musical, Pierre Bleuse.
0,0003505

Programa bonito, de los que siempre funcionan. Tanto es así que el Teatro de los Campos Eliseos aprovecha para hacer un concierto familiar, con animaciones visuales durante una de las obras, Mi madre la oca. Y en efecto, aunque la sala no está llena, entre el público hay bastantes familias con dos o tres nenes. Ya sólo por eso, es un puntazo.

La orquesta, Les Siècles, especializada en versiones históricamente informadas del repertorio entre el siglo XVII y principios del XX, es también una garantía de solvencia. Por desgracia su fundador, el más que excelente director de orquesta François-Xavier Roth, fue el centro de un pequeño escándalo y desde hace cosa de un año se ha dado un descanso. Así que Les Siècles sigue cumpliendo sus compromisos sin su fundador, llamando a otros directores. En este caso tocaba Pierre Bleuse.

Pierre Bleuse queda en el recuerdo como aquel que dirigió una catastrófica versión en concierto de Thaïs de Massenet en esta misma sala hace pocos años, con una ONF totalmente invasiva que cubría por completo a los cantantes (nada menos que a Ludovic Tézier, que no se distingue por tener una vocecita). Aunque tal vez no toda la responsabilidad fuera de Bleuse, lo cierto es que aquello fue un desastre.

En el concierto de este domingo 30 de marzo, Pierre Bleuse comienza con una versión brutal de la Joyeuse Marche de Chabrier. Bueno, tal vez pueda ser interpretada esta pieza como una broma, una broma un poco pesada, con una orquesta que más parece una banda de tercera división (hay bandas que suenan casi como orquestas de primera categoría). Vale: la obra es corta y es sabido que Chabrier tenía mucho sentido del humor. Y los profesores de Les Siècles son tan buenos que la cosa pasa.

Le llega el turno a España, con mucho la obra más conocida de Chabrier, y su gran éxito en vida (porque mira que tuvo mala suerte, el pobre Chabrier, a pesar de su enorme talento). Servidor de ustedes no había escuchado antes una versión tan poco atractiva de esta obra. Todo ritmos machacones, todo en forte. La sutileza, el esprit francés -una de las más señeras características del compositor-, la poesía, la magia o el poder de evocación que por momentos pueden hacer pensar en la futura Iberia de Debussy, han desaparecido por mor de la interpretación de Bleuse. Aquello se ha convertido en una de esas charangas de pueblo con amplificadores en que la música es lo de menos. Lástima. Y Bleuse, entre forte y forte, baila y se contonea como si de verdad estuviese ante una charanga. Echamos de menos a François-Xavier Roth, cuyas interpretaciones del repertorio francés son a menudo memorables ...

Llega el turno del Concierto para piano de Massenet, la única obra del programa que puede ser considerada poco usual actualmente en las salas de concierto. En el primer movimiento, tal vez el más complejo de la obra, se vislumbra el famoso sentido melódico massenetiano. Digo bien «se vislumbra», porque en este caso nunca llega realmente a aflorar, ni el piano ni la orquesta consiguen cantar las melodías, y desde luego falta una visión de conjunto que nos haga entender el movimiento.

En el segundo, Bleuse calma a la orquesta (¿o la orquesta calma a Bleuse?) y se escucha algo de dulzura. Lástima que el piano siga sin matizar, tocando en forte, sin ninguna delicadeza en la pulsación. Los niños se aburren. Los adultos también. Echamos de menos a François-Xavier Roth, tan inteligente para (re)descubrirnos repertorios...

Hay que esperar al tercer movimiento, con su ritmo algo obsesivo, para que orquesta y piano se pongan de acuerdo, y dado que el esquema compositivo parece más simple, la cosa sale mejor. Sale incluso muy bien. Chamayou tiene muchísima soltura y facilidad con las agilidades -muy exigentes- de la partitura.

Para agradecer los aplausos, el pianista tocará como bis su propia transcripción del coro Trois beaux oiseaux du paradis, de Ravel. Y Ravel es el protagonista de la segunda parte.

Su ballet Ma mère l'oye (recordemos que con el mismo título y el mismo material, Ravel compuso una suite para piano a cuatro manos, una suite para orquesta y finalmente un ballet) es una de las músicas más bonitas de todo el repertorio. Esta vez sí escuchamos poesía, sí escuchamos ternura, y agilidad también. Hay un auténtico sentido infantil. No parece el mismo director de la primera parte. Bravo. No entendemos cómo se ha operado la transformación, pero el caso es que disfrutamos.

Durante Mi madre la oca Grégoire Pont, en directo, dibuja al ordenador unos bonitos personajes que van cobrando vida, proyectados sobre el telón de fondo de la escena. Los trazos de Pont siguen los movimientos de la música, como si de un ballet se tratara, en efecto. Todo muy sencillo y muy eficaz.

Para terminar, los Valses nobles y sentimentales, también de Ravel. ¿La obra parece insulsa después de las anteriores? ¿O la interpretación no sabe dárnosla a entender?

No le doy más vueltas. Pero pienso muy fuerte: «Don François-Xavier, le echamos a usted de menos». 

Comentarios
Para escribir un comentario debes identificarte o registrarte.