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Trump 2.0, el agotamiento de la democracia en EE.UU puede acabar en suicidio colectivo

Juan Carlos Tellechea
martes, 8 de abril de 2025
Demokratie im Burnout © 2025 by Lau Verlag Demokratie im Burnout © 2025 by Lau Verlag
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Hacía falta la conmoción de la última década: la elección del errático presidente Donald Trump por segunda vez, tras la pandemia del coronavirus, y la guerra de agresión rusa contra Ucrania, para liberarnos de la soporífera fuerza seductora del síndrome de la línea de base cambiante y estar en condiciones de “pensar lo casi impensable”, que las democracias también pueden morir, como afirmaba el historiador británico James Runciman.

Karl Marx ya profetizaba que un espectro recorrería Europa y desquiciaría al mundo. Hoy, tras el punto de inflexión de una época, cuando en 1989 sucumbieron la Unión Soviética y el Bloque Comunista, el mundo parece haberse venido abajo y hay un hedor que impregna no solo a una Europa que se ha hecho históricamente poderosa. No es el hedor viral de la decadencia de la peste y la pandemia, sino la bruma acre de la ceniza que sale silenciosamente de las grietas de los muros de las democracias en llamas e irrita nuestras narices posmodernas.

Así describe este momento el Dr Ferdinand Bitz, asesor científico del parlamento y gobierno de Alemania en los últimos decenios en su nuevo libro Demokratie im Burnout (Democracia en el agotamiento), publicado por la editorial Lau de Reinbek (cerca de Hamburgo) y presentado en la reciente Feria del Libro de Leipzig, que este año superó todos los récords históricos de visitantes.* El libro merecerá seguramente una actualización porque fue terminado antes de la elección presidencial en EEUU, el 5 de noviembre de 2024.

Análisis

El Dr Bitz, nacido en 1957, estudió Filosofía y Letras, Psicología, y Veterinaria, fue ayudante de investigación en varios centros de Ciencias de la Educación de las universidades de Bonn y Colonia, antes de integrar como experto el Servicio Científico del parlamento federal alemán (Bundestag) y de asesorar a varios ministerios del gobierno federal de Alemania, así como al presidente federal Dr Horst Köhler. Actualmente dicta conferencias en la Universidad de Bonn y en la Universidad Internacional de Bad Honnef (IUBH).

Esta vez, la muerte no viene en la forma familiar de una amenaza agresiva desde el exterior, porque nuestras democracias obviamente están muriendo desde dentro, “lentamente y a pasos apenas perceptibles”, como sostienen Steven Levitsky y Daniel Ziblatt en Como mueren las democracias, autores también de La tiranía dela minoría.

Esta es la razón por la cual un análisis de su erosión e inminente autodestrucción, al que el volumen del Dr Bitz quisiera contribuir, no debe conformarse con análisis superficiales de comportamiento, como los emprendidos muy tempranamente por Juan J. Linz en La quiebra de los regímenes democráticos (1978).

Demasiados “Trumps”

El propósito de su análisis es profundizar y adoptar un enfoque sistémico, porque además de los conocidos y nuevos déspotas y psicópatas autocráticos, ha habido demasiados “Trumps” en todo el mundo en el pasado reciente, como Jair Bolsonaro (Brasil), Abd al-Fattah Said Husain Chalil Al-Sisi (Egipto), Viktor Orban (Hungría), Jaroslaw Aleksander Kaczynski (Polonia), Recep Tayyip Erdogan (Turquía).

Argentina

Y, por desgracia, nuevos emuladores entran constantemente en la escena política. El caso más reciente y probablemente más espectacular es el de Javier Milei, que ganó las elecciones presidenciales en Argentina por un claro margen el 19 de noviembre de 2023. Milei, a quien le encanta empuñar una motosierra y se define como “anarcocapitalista”, ha resumido su política así:

¡Todo debe desaparecer!

Ha adoptado el principio de disrupción del hipercapitalismo. Su mensaje político es similar al de la Sociedad de las Sombras de la trilogía de Batman, que reza: pánico y destrucción. El conocimiento de lo que es el bien y el mal también se difumina en el reino sombrío de los Caballeros Oscuros y el Joker.

En un país que lucha contra una inflación del 150% y donde el 40% de la población tiene que sobrevivir por debajo del umbral de la pobreza, le resultó fácil canalizar populistamente en su dirección la rabia por el fracaso y la mendacidad del establishment político.

Ingenuidad

Además, hay demasiados hombres de Estado que, aunque de forma diferente, como el primer ministro Boris Johnson (Reino Unido) y el presidente Emmanuel Macron (Francia), cultivan un clima mental de antidemocratismo elitista, alimentando así la tesis del etiquetado fraudulento y el zeitgeist de la “democratización” (Le Petit Robert).

El Dr Ferdinand Bitz advierte en la introducción de su libro que:

Durante demasiado tiempo, con demasiada ingenuidad y siguiendo más nuestra comodidad que nuestra vigilancia democrática y nuestro deber cívico de defendernos, hemos dado crédito a los testigos de cargo de lo impensable, que nos han asegurado que la difusión de las ideas democráticas puede equipararse a las ideas de progreso y que, por lo tanto, son evidentes.

Gobierno fascista

El gobierno por decretazos de Trump significa que el parlamento, un pilar fundamental de la separación de poderes está siendo parcialmente desautorizado, mientras que el poder del presidente está creciendo. El gobierno de Trump es fascista. El país aún no lo es. Si los tribunales estadounidenses no se mantienen firmes vendrá un golpe de Estado, previene el catedrático de Derecho de la Universidad de Stanford, Mark A. Lemley en una entrevista con la prensa alemana:

Veo aquí todos los signos que vimos en Alemania en el decenio de 1930. No estoy seguro de que dentro de cuatro años siga habiendo elecciones libres en los Estados Unidos. Los lacayos (de Trump) en el Congreso buscan un proceso de destitución contra esos jueces. El presidente coquetea públicamente con ignorar las sentencias judiciales. Este es el último obstáculo que hasta ahora nos ha impedido convertirnos en una dictadura.

Irracionalidad

El tiempo axial (según Karl Jaspers) de la reflexividad era el mundo premoderno de anteayer, el tiempo de la silla de montar (s. Reinhart Koselleck) de la racionalidad era el mundo moderno de ayer y el mundo posmoderno de hoy parece estar convirtiéndose en un “tiempo de la capa” de irracionalidad, afirma Bitz:

El maestro pensador de la biopolítica y la gubernamentalidad, Michel Foucault, llega a describir nuestro mundo como una institución para locos en la que 'se ha extinguido toda racionalidad' y reina la locura del poder desnudo.

Narrativa del fin de la historia

Desde el punto de inflexión de 1989, con el colapso de la Unión Soviética, el mundo está cada vez más desquiciado. La posibilidad de un apocalipsis ecológico amenaza el anticuado modelo de progreso de crecimiento y prosperidad y, en consecuencia, un pánico frívolo domina el estado de ánimo global. Los políticos se han adaptado a la narrativa latente del fin de la historia y han realizado un cambio de paradigma ideológico.

Con una fe ciega en la sustancia, se confía cómodamente en una adaptación supervisada en lugar de en una visión imponente. Pero la historia no es una caja de ahorros del espíritu del mundo, donde el ciudadano puede sentarse a salvo en el sótano como un rentista y contar en paz las existencias heredadas de “talentos” en la caja fuerte.

Al abordaje

Cegados por el mito del progreso autopoiético, los habitantes de los sótanos parecen haber pasado por alto el hecho de que la democracia deliberativa como forma de gobierno y modo de vida racionalmente fundados y con pretensión universal de validez lleva mucho tiempo en regresión en todo el mundo. Y puntualiza el Dr Ferdinand Bitz:

Un ciudadano puede instalarse cómodamente en la cultura acogedora del nuevo desorden mundial, pero también puede tomar partido contra él y gritar a todos los demócratas: '¡A los barcos!' Esta última es la intención de la publicación.

Las libertades no son como patatas de siembra en la bodega que brotan solas en primavera, y las democracias no crecen como manzanas en los árboles que solo hay que cosechar. Epistemológicamente, proceden de mundos diferentes, pero tienen un hecho en común frente a la somnolienta sequía del fin de la historia: pueden pudrirse.

Suicidio colectivo

Cuando la sustancia y la energía de las democracias se agotan, pueden erosionarse y consumirse desde dentro, incluso sin amenazas externas. Igual que un ser humano, tras el agotamiento entran en un proceso de depresión que puede conducir al suicidio.

En cualquier caso, no hay garantía de que las democracias sobrevivan; no son máquinas de movimiento perpetuo. Esta es la tesis y el tema de este panfleto político, que reclama un discurso público preocupado por el estado y el futuro de nuestra democracia deliberativa.

Condiciones

En el primer capítulo, el Dr Bitz da la vuelta al controvertido dictum del profesor de Derecho Constitucional y filósofo del Derecho Dr Ernst-Wolfgang Böckenförde y se pregunta por las condiciones que la propia democracia debe crear si no quiere abolirse a sí misma.

En primer lugar, esto incluye preservar la primacía de la política sobre la economía y la tecnología, que en una democracia deliberativa como forma de gobierno y modo de vida solo pueden tener una función de servicio. El autor pone seriamente en duda que siga vigente el principio de “cocinero y camarero” y documenta la sustitución del homo politicus por el homo economicus y el homo artificialis.

No funciona sin demócratas

En segundo lugar, dado que ninguna democracia puede funcionar sin demócratas, son necesarias la educación y la formación para la madurez, en particular para el desarrollo del juicio político. También aquí el autor diagnostica déficits evidentes. En un segundo paso, analiza las corrientes antidemocráticas, como el populismo y el moralismo, que, en su opinión, no solo envenenan la cultura política, sino que atacan la estática del sistema para acabar secuestrando la democracia desde dentro.

Participación

En un tercer paso, las instituciones y los procedimientos de nuestra democracia se someten a una comprobación de los hechos y a una autocrítica. El autor llega a la conclusión de que su funcionalidad y rendimiento deben mejorarse de forma sostenible para que nuestra democracia sea más resistente. En la sección final, el autor ensaya una localización de la democracia en hipotéticas narrativas futuras.

A la cuestión final sobre la necesidad de una “democracia sobrecargada”, el autor responde a la esperanza de una sociedad civil comprometida con la (parafraseada) sentencia del príncipe Giuseppe Tomasi de Lampedusa (El gatopardo, su única novela, ambientada en la Unificación italiana): Para que todo siga como está, es necesario que todo cambie ... y que todos participen.

Notas

Ferdinand Blitx, "Demokratie im Burnout", Reinbek: Lau Verlag, 2025, 408 Seiten. ISBN 978-3-95768-258-1. Paperback 28€

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