España - Cantabria

El orientalismo de Schumann

Roberto Blanco
jueves, 10 de abril de 2025
Lina Johnson, Jordi Savall con La Capella Nacional de Catalunya & Le Concert de Nations © 2025 by SRECD | Miguel de Arriba Lina Johnson, Jordi Savall con La Capella Nacional de Catalunya & Le Concert de Nations © 2025 by SRECD | Miguel de Arriba
Santander, viernes, 4 de abril de 2025. Palacio de Festivales de Cantabria. Lina Johnson (Peri), Johanna Rosa Falkinger (doncella), Marianne Beate Kielland (Ángel), David Fischer (Tenor I), Kieran Carrel (Joven, Tenor II), Manuel Walser (El Hombre), Nicolas Brooymans (Gazna). La Capella Nacional de Catalunya & Le Concert de Nations. Dirección: Jordi Savall. Das Paradies und die Peri. Oratorio profano, Op. 50. Música de Robert Schumann. Libreto de Emil Flechsig.
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Jordi Savall al frente de la Capella Nacional de Catalunya y Le Concert des Nations (con Lina Tur Bonet de concertino) presentó su visión del oratorio Das Paradies und die Peri de Robert Schumann en el Palacio de Festivales de Cantabria, antes de visitar Barcelona y París el próximo mes de mayo. 

Ayudado por una muleta hasta llegar al podio, y dirigiendo sentado, la forma en que Savall nos presentó la obra buscó más la continuidad que los contrastes, con menos ataques y líneas más largas, disponiendo a coro y cantantes fuera de su alineación habitual: en U flanqueando a toda la orquesta, lo que obligaba a los solistas (salvo al narrador y a la Peri) a desplazarse continuamente hasta el proscenio cuando tenían que intervenir.

Es de suponer que el efecto deseado era redondear el sonido, algo que le viene muy bien a esta pieza cuya fuerza reside en las melodías que Savall trató de hilvanar con líneas ligeras y elegantes, aunque sin conseguir plenamente configurar y armonizar los tonos emocionales de los cantantes. 

Su dirección trató de mantener el equilibrio aunque no pudo evitar algunos excesos, con una orquesta sólida asumiendo el papel principal de la narración y haciendo fluir las melodías de Schumann con naturalidad y variedad de tempos y dinámicas. 

La interpretación quizás se habría beneficiado de un enfoque más cauteloso y personal para aumentar su impacto emocional.

Y aunque la prosa exótica y decorativa del oratorio estaba de moda en la época del compositor, puede dejar bastante frío al público y a los intérpretes actuales. A los solistas les corresponde pues aportar la vitalidad y refinar cada pasaje, probablemente el mejor enfoque para la obra: una atención continua a cada frase musical, que es tan necesaria para el oratorio como para los lieder de Schumann.

Muy correcta la contralto Marianne Beate Kielland, un Ángel de voz cálida y clara, profunda e imperiosa. Su co-narrador, David Fischer, desempeñó sus funciones, en gran medida recitativas, con fidelidad y confianza en el género, mediante una voz aguda, nasal, casi blanca. Manuel Walser cantó la parte del barítono de ‘El Hombre’ con voz algo apagada, aunque cierto es que su cometido, agrupado en la tercera parte, es más episódico y melódicamente más débil.

La soprano Johanna Rosa Falkinger (doncella), con su bello timbre y su expresión ligeramente afectada, de fácil proyección, destacó como solista y en el cuarteto que formó con sus tres colegas para comentar la acción. El segundo tenor, Kieran Carrell, interpretó al ‘Joven’ sin especial emoción ni énfasis en el lirismo, y Nicolas Brooymans dejó que el tirano Gazna gobernara a su pueblo con una voz de bajo potente y distintiva.

Luego queda la intérprete principal, Lina Johnson, como una Peri que se fue adentrando poco a poco en el universo de lo inmaterial. Su registro medio no fue muy audible y sus notas agudas sonaron impecables pero sin verdadera seducción, más terrenales que etéreas.

Completando el conjunto, la Capella Nacional de Catalunya mostró precisión pero no excesiva versatilidad , mejor en los pianos y pianissimos que en los momentos de mayor volumen musical.

Das Paradies und die Peri

Con Das Paradies und die Peri, Schumann participó en el gran movimiento orientalizante europeo. Es uno de los primeros románticos en descubrir el alcance espiritual de un Oriente que le fascina por su sabiduría y belleza inagotables. Sin embargo, no debe esperarse la presencia de un color local característico en este ‘Dichtung’ (poema) u oratorio profano op. 50.

Aunque el poema en verso Lalla Rookh de Thomas Moore -y reelaborado por Emil Flechsig y el propio Schumann- nos parezca hoy muy sentimental contándonos la historia de una Peri (genio o hada de la mitología persa) que ha sido expulsada del Paraíso y debe pasar tres pruebas en regiones exóticas de la India, norte de África y Arabia; y aunque las grotescas distorsiones de la obra que llevaron a cabo los nazis (para una glorificación de las víctimas alemanas de la guerra), mantienen aún consecuencias negativas en su recepción, la obra va ganándose paulatinamente su rehabilitación. 

Entre otros aspectos porque cuestiones existenciales como la búsqueda de la salvación se abordan ya de forma universalista (más allá de las fronteras occidentales) y de forma metafísica, más allá de las barreras confesionales.

Con frecuencia se le ha reprochado a la partitura su falta de un auténtico resorte dramático, su clima uniforme y un color general demasiado pálido, una especie de nube de algodón de azúcar, de pastel sonoro. Pero la ausencia relativa de contrastes es elegida por el compositor, creando una música que respira al mismo ritmo que los impulsos anímicos de la Peri, un personaje dulce e inmaterial cuya presencia domina toda la obra.

Pese a tales reservas de orden dramático, la obra contiene muchas riquezas musicales. A la primera parte no le falta vigor ni pintoresquismo; la segunda es la más “schumanniana”, con el coro fugado de los genios del Nilo, las disonancias de la orquesta anunciando los estragos de la peste o la canción de cuna de la Peri. El último episodio contiene también un bello coro de las huríes y la conmovedora ‘Verstossen!’ (¡Rechazada!). 

Si no vemos la historia de Peri como un cuento moral indigerible, seremos más fieles a su poesía de cuento de hadas y al agradable humanismo de su enfoque. Porque es precisamente en esta obra donde toda la magia, el poder y la frescura del lenguaje musical de Schumann se mantienen intactos y salvan sin esfuerzo el paso del tiempo.

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