Ópera y Teatro musical
Por un nuevo espacio musical y escénico en A Coruña
José Luis Méndez Romeu

Tras dos décadas de indecisión, las diferentes
Administraciones se han puesto de acuerdo para diseñar una nueva fachada
marítima de la ciudad sobre el antiguo puerto comercial, una superficie de
800.000 metros cuadrados en el corazón de la ciudad, que definirá la imagen
externa y modificará los usos del centro de la ciudad. La importancia de ese
espacio se multiplica si consideramos que la ciudad prácticamente ha agotado el
suelo urbanizable disponible.
Es pues el momento idóneo para plantear las necesidades de
la ciudad a largo plazo, en especial aquellas para las que no existen
dotaciones suficientes o adecuadas en el momento actual o en el próximo futuro.
En el ámbito musical existen al menos tres sectores que demandan nuevos
equipamientos. Uno de ellos, la música popular urbana con aforo mayor de
15.000 personas, parece ser el único ya previsto.
Sin menospreciar lo anterior, existen dos sectores de
actividad musical que ya en el momento actual está insuficientemente atendidos
y en los que es previsible un incremento de actividad, la actividad de la
Orquesta Sinfónica y entes asociados, así como la ópera y otros espectáculos
escénicos de gran formato. La primera utiliza actualmente una sede compartida
con otros espectáculos que limitan su crecimiento, además de presentar
deficiencias de mantenimiento y de equipamiento. Si la orquesta mantiene su actividad
creciente, es previsible que necesite un espacio de uso exclusivo para los ensayos
y conciertos de sus distintas formaciones.
En cuanto a la ópera cabe señalar que la oferta actual es
inferior a la demanda potencial. Para igualar a medio plazo una temporada como
la que ofrecen las ciudades de Bilbao, Oviedo o Sevilla, sería necesario
disponer de mayor presupuesto, pero también de un espacio escénico disponible
en su totalidad durante 3-4 semanas por cada título representado. Y obviamente
dotado del equipamiento escénico más moderno.
Para los aficionados a las artes escénicas, teatro, ópera,
danza, zarzuela, musicales, etc., la ciudad no debe perder la oportunidad de
construir un recinto adecuado a las necesidades de los espectáculos
contemporáneos, con la misma ambición del Palacio Euskalduna de Bilbao, el
Auditorio Botín de Santander, el Auditorio de Santa Cruz de Tenerife, todos
ellos construidos en terrenos portuarios pero también con las prestaciones del
Palau de las Arts de Valencia, del Teatro de la Maestranza de Sevilla y edificios
similares.
Paralelamente los gestores locales de espectáculos deben
adaptarse a la evolución del público, facilitando por ejemplo la creación de un
circuito bidireccional Coruña-Santiago y Coruña-Ferrol, apoyado en el
transporte público, adecuando los horarios a las frecuencias ferroviarias,
disponiendo lanzaderas, etc. Señalemos que en Madrid y Barcelona los conciertos
y óperas se inician a una hora más temprana que en A Coruña.
Por otra parte, las ciudades que han reurbanizado sus
antiguos puertos han incorporado edificios singulares con las máximas
prestaciones escénicas, como son Oslo, Copenhague o Hamburgo, sin olvidar
Sidney. Contenedores icónicos que pueden albergar distintas actividades compatibles
entre sí al tiempo que se constituyen en imagen de sus respectivas ciudades.
Por ello, si la ciudad desea ofrecer un nivel de espectáculos como ciudades
similares de España y de Europa, debe disponer de una instalación adecuada que
hoy no existe.
El lugar idóneo para construir un edificio icónico para
artes escénicas es sobre los actuales muelles de Batería o Calvo Sotelo. Con un
aforo aproximado de 1500 butacas, equipamiento escénico moderno, aparcamiento y
espacios complementarios suficientes como salas de ensayo, talleres, almacenes.
Un edificio dedicado prioritariamente a las representaciones de ópera,
zarzuela, danza, musicales y espectáculos mixtos de gran formato. Un edificio
compatible con otros usos, como conciertos, exposiciones, actividades
multimedia, biblioteca y mediateca, etc., si bien cada uso tiene sus propias
exigencias técnicas que definirán la arquitectura. El emplazamiento citado, en
el eje que vertebra el Ensanche, es actualmente el centro de la actividad
terciaria de la ciudad.
Sin duda se trata de una inversión elevada que requiere
tanto una cuidadosa planificación como la cooperación de distintas fuentes
financieras sin excluir los fondos europeos. Es asumible para la ciudad como
muestran los ejemplos de otras capitales ya citadas. Y será extraordinariamente
rentable en términos de demanda de usuarios, de impulso de las artes, la
creatividad y como nueva imagen de la ciudad.
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