Alemania

Siegfried de primera fermentación

Juan Carlos Tellechea
miércoles, 16 de abril de 2025
Åsa Jäger, Thomas Blondelle, y Kent Nagano en "Siegfred" © 2025 by Schmerbeck Los Åsa Jäger, Thomas Blondelle, y Kent Nagano en "Siegfred" © 2025 by Schmerbeck Los
Colonia, jueves, 3 de abril de 2025. Gran sala auditorio de la Filarmónica de Colonia. Richard Wagner, “Siegfried” (Sigfrido) WWV 86C, ópera en tres actos. Segundo día del festival escénico “Der Ring des Nibelungen” (El anillo del Nibelungo) WWV 86 (1848-1874). Reparto Thomas Blondelle (Sigfrido); Christian Elsner (Mime); Derek Welton (El viajero, Wotan); Daniel Schmutzhard (Alberich); Hanno Müller-Brachmann Bass (Fafner, el dragón); Ulrike Schneider (Erda), en sustitución de Gerhild Romberger, por enfermedad; Åsa Jäger (Brünnhilde), solista del Tölzer Knabenchores, Coro de niños cantores de Bad Tölz, Alta Baviera (voz del pajarillo del bosque). Concerto Köln | Dresdner Festspielorchester. Director Kent Nagano. The Wagner Cycles (Los Ciclos de Wagner). Un proyecto del Festival de Música de Dresde, patrocinado por el Kuratorium KölnMusik e.V. La gira de 2025 de los Ciclos de Wagner es posible gracias al generoso apoyo de Adolf Würth GmbH & Co. KG. 100% del aforo
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Muy pocas veces tiemblan los cimientos de la monumental Filarmónica de Colonia como esta antológica tarde, esperada desde hacía meses con gran expectación. 

Las aclamaciones del millar largo de espectadores, puesto espontáneamente de pie en su gran sala auditorio de sobresaliente acústica, fueron desatadas por la seductora interpretación de “Sigfrido” de Richard Wagner, en versión de concierto, de la Dresdner Festspielorchester, el Concerto Köln y un impresionante elenco de solistas, bajo la égida del gran maestro Kent Nagano. 

El público, fascinado por la actuación, permaneció en el más absoluto y respetuoso silencio durante todo su transcurso y solo ovacionó antes a los artistas al final de los dos primeros actos.

En plena gira triunfal por Europa, músicos y solistas ofrecen por primera vez una lectura históricamente informada de El Anillo del Nibelungo de Wagner, un proyecto interdisciplinar fruto de años de investigación artística y científica, iniciado en 2017. 

Este Anillo se completará en 2026 con Götterdämmerung (El ocaso de los dioses), cuando se celebre el 150º aniversario de su estreno en el Festival de Bayreuth, el miércoles 16 de agosto de 1876. Espectadores llegados de lejanos lugares de Alemania y países vecinos se dieron cita ahora en Colonia para admirar la singular realización.

El nieto de Wotan

Pieza enlazada

Examinadas las cuestiones de pronunciación, dirección, instrumentos de época y puesta en escena de Wagner, Nagano y sus colaboradores aplicaron sus conclusiones a Sigfrido, la segunda jornada del “festival escénico” (Bühnenfestspiel), centrada en la historia del nieto de Wotan que quiere saber la verdad sobre sus padres. Tal como fue concebida, esta producción ni siquiera necesita de escenografías estrafalarias o polémicas para despertar la imaginación del público durante las cuatro horas y media (con dos intervalos) que dura la función.

Todo ha sido perfectamente estudiado, comenzando por la disposición de los instrumentos sobre el escenario, con seis arpas a la derecha, al principio de la curva de los metales y tubas wagnerianas, hasta llegar a la percusión (eolífono incluído) y los siete contrabajos a la izquierda. Delante de estos las cuerdas colocadas en el centro, crearon un equilibrio perfecto. Ni que decir tiene, el enorme placer que dispensa el inconfundible sonido de las maderas originales, los trémolos mordaces y cariñosos vibratos de los violines.

Humanización

A partir del Preludio, la fantástica orquesta dirigida por Nagano entra en el bosque encantado y transforma el mito en realidad. Los momentos de emoción son innumerables y a medida que van ingresando los solistas desde los pasillos laterales a la parte anterior del hemiciclo la leyenda cobra dimensiones humanas, hasta en los más mínimos detalles traducidos en gestos y expresiones faciales: rencor, miedo, comicidad, bravuconería, desazón, sorna, alegría, pasión...

Esta es la inmediatez del drama que buscaba Jan Vogler, conmovido por las óperas de Wolfgang Amadé Mozart revisitadas por Nikolaus Harnoncourt. Se trata de un drama musical en el que no hay coro (o la orquesta lo sustituye) y solo hay diálogos y monólogos en una especie de arioso con pasajes instrumentales casi camerísticos.

Gestualidad

Para ello, fueron reclutados cantantes, cuyos registros reviven las técnicas vocales de la época de Wagner. Verbigracia, el Sigfrido de Thomas Blondelle no es el de un tenor heroico, sino el de un joven y moderno juglar vestido con vaqueros que acentúa la dicción con tal claridad que su discurso es perfectamente comprensible hasta con pocos conocimientos de alemán y sin necesidad casi de leer el texto de los sobretítulos.

Con sus muecas histriónicas, el espectador, atrapado en la agitación del relato iniciático de este muchacho que no conoce ni el miedo ni el deseo y está a punto de descubrirlos, llega a ver la espada en su mano. Más tarde pasará lo mismo con la lanza del Wotan errante de Derek Walton o con el caldero en el que cocina Mime, el padre adoptivo de Sigfrido, encarnado por Christian Elsner).

Jóvenes

Este genial Sigfrido crece a lo largo de los tres actos, pasando del mocoso atrevido que fanfarronea y rechaza de malas maneras a su odioso padrastro, pasando por su firme convicción de que este no es su verdadero progenitor, hasta llegar a la sensible y emotiva declaración de amor a Brünnhilde.

El contraste con el malvado Alberich de Daniel Schmutzhard, es de tal grado que hasta este parece más simpático que Mime. Según las notas del programa de mano, los gruñidos, las quejas y los rasgos grotescos de estos dos no tenían un trasfondo cómico. Richard Wagner, el fanático antisemita, caricaturizaba así a los judíos.

Sigfrido se ganó por completo a la platea y demostró que es capaz de una gran potencia vocal en los momentos más importantes, pronunciando un “Fafner, Fafner, erwache!” (¡Fafner, Fafner, despierta!) que espabilaría a los muertos.

El Fafner de Hanno Müller Brachmann es un temible dragón que impacta desde el momento en que hace su entrada en escena. Proyecta su voz, utilizando una bocina (de época) y asusta con su peroración:

(traducción libre)
“¿Quién eres, audaz muchacho?
¿Quién golpeó mi corazón?
¿Quién inspiró el valor del niño
para el acto homicida?
Tu cerebro no meditó
lo que lograste”.

No es frecuente escuchar a solistas tan jóvenes en los papeles de Alberich y Fafner. La muerte de este es otra página conmovedora en esta representación. Todos los solistas utilizan diferentes niveles de lenguaje, al igual que en el siglo XIX, individualizando, según los casos, a cada personaje con acentos dialectales, a veces vulgares, otras veces grotescos e incluso nobles, como es el caso de este dragón.

Niño

Elsner hace suyo al odioso y taimado Mime con la mímica de alguien habituado al papel. El pajarillo del bosque (soprano), bellamente cantado por un solista del célebre Tölzer Knabenchor (Coro de niños cantores de Bad Tölz, Alta Baviera), es conmovedor, preciso, cristalino, con presencia escénica, proyecta su delicada voz con suficiente potencia, y guía a Sigfrido en su camino hacia Brünnhilde.

El chico tiene que protegerse detrás del héroeo por el miedo que le inspira Fafner. También Alberich tiene que esconderse de él entre las arpas. En un momento dado el pajarillo se topa accidentalmente con el Wotan errante de Derek Walton y este se lo sacude de encima como si fuera una mosca.

Walton está admirable en su divino personaje. Se regocija, desafiando a Mime. A su nieto Sigfrido le transmite una emoción contagiosa. Muestra autoridad y luego fatalismo ante la Erda de la deliciosa mezzosoprano Ulrike Schneider (que sustituyó por enfermedad a la contralto Gerhild Romberger).

Brünnhilde

Mas la gran revelación de la velada fue la Brünnhilde de la jovencísima soprano Åsa Jäger, dotada de una voz de fenomenal volumen y rara facilidad de expresión que desafió con su potencia a la orquesta y hasta al repentinamente frágil Sigfrido. “Heil dir, Sonne” (Salve a ti, sol) fueron sus primeras palabras al despertar en la última escena del tercer acto, tras haber sido condenada al sueño por Wotan.

La fabulosa y vívida Brünnhilde, con la energía y dulzura de su canto, llevará a Åsa Jäger muy pronto al Walhalla, al Olimpo de las cantantes wagnerianas más destacadas. Al final de la representación Jäger y Bondelle se confundieron en un emotivo abrazo de mutuo reconocimiento.

Dirección

Pieza enlazada

El ímpetu de la batuta dinámica de Kent Nagano fue especialmente eficaz para realzar el valor tanto de los conjuntos como de los solistas instrumentales, y para dar a los artistas líricos el lugar que les corresponde. No tapó nunca a los cantantes, los respetó siempre, los animó y ellos se sintieron perfectamente a gusto en este tipo de versión de concierto. Dieron todo de sí.

Interpretadas como en la ópera, las versiones de concierto actuadas se ofrecen cada vez con más frecuencia y a los solistas les permite esbozar toda la gestualidad y mímica necesarias para ilustrar sus papeles. El cuerpo ayuda a la voz y viceversa, algo imprescindible para estos artistas.

Precisión

En la cima de esta representación, el gran maestro Nagano, quien a partir de septiembre de 2026 estará al frente de la Orquesta Nacional de España (ONE) y será director artístico de la Orquesta y Coro Nacionales de España (OCNE), conduce tan meticulosamente como siempre, ritmó con precisión la progresión dramática y balanceó de forma excelente la tensión y la resolución hasta el final de este maratón musical.

La Orquesta del Festival de Dresde y el Concerto Köln, destilan profundidad emocional y exquisitez tonal en esta vuelta a la experiencia revolucionaria de Wagner. Hubo quizá algunos mínimos fallos de entonación y problemas de homogeneidad en los pasajes puramente instrumentales (con estos artefactos históricos). Los conjuntos tocan con poco vibrato, mas con muchos portamenti expresivos.

Subyugante

La afinación en el rango vocal e instrumental se ha rebajado a 435 hercios. El sonido no es fulgurante, sino más bien apagado. Los metales no son agresivos. Alcanza un poderoso efecto el entrelazamiento de los leitmotivs, expuestos e incrustados de diferentes maneras. En los pasajes líricos los violines subyugan con un conmovedor cantabile.

La personalidad artística de Nagano pasa totalmente por alto cualquier efecto publicitario del proyecto: su rigor es tan apreciable como diametralmente opuesto a toda búsqueda de originalismo, y allí radica su verdadera identidad. El director presta atención con puntillosidad a cada nota, acento y fraseo, sin perder ni un ápice de la infinita melodía. Aclamaciones bien merecidas. 

Sigfrido será llevado el 14 de junio a los Musikfestpiele de Dresde y el 12 de septiembre estará en el Festival de Lucerna (Suiza).

El público aguarda asimismo con gran impaciencia El ocaso de los Dioses, la tercera y última jornada del Anillo del Nibelungo, en el mismo formato y otra vez en la Filarmónica de Colonia en 2026.

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