Recensiones bibliográficas
Alemania evocó casi en silencio el 150º aniversario de la muerte del poeta de su himno nacional
Juan Carlos Tellechea

Las estrofas del himno nacional alemán (Das Lied der Deutschen),
escritas el 26 de agosto de 1841 por el lingüista, académico y poeta Hoffmann von
Fallersleben, el lírico más conocido de la Revolución de
Marzo de 1848, causarían polémica en aquellos aciagos e inestables
tiempos. El texto ya era considerado subversivo en aquel entonces. Su letra
hacía referencia indirecta al conflicto con Francia por los territorios junto
al Rin e introducía la idea de la unidad alemana.
El 150º aniversario del fallecimiento de
Hoffmann von Fallersleben, el 19 de enero de 1874 en Corvey, a orillas del río
Weser, en Renania del Norte-Westfalia, pasó casi desapercibido para la gran
mayoría de la opinión pública alemana en medio de las controversias políticas
internas y las guerras en Ucrania y Oriente Medio.
Los pensamientos son libres
El historiador e investigador Dr Jörg Koch,
profesor titular de Historia en un instituto de
enseñanza secundaria de Frankenthal (Renania Palatinado) acaba de
lanzar un libro sobre la vida y la obra de Hoffmann von Fallersleben, titulado Die Gedanken sind frei. Augusto Heinrich Hoffmann von Fallersleben. Ein
Dichterleben (Los pensamientos son libres. August Heinrich Hoffmann von
Fallersleben. La vida de un poeta), publicado por la editorial Lau, de Reinbek (región
metropolitana de Hamburgo) y presentado en estos días en la Feria del Libro de Leipzig (27 al 30 de
marzo).*
Von Fallersleben redactó aquellas estrofas de manera que se ajustaran a la melodía del Kaiserhymne (Himno del emperador) compuesto por Joseph Haydn en 1797, basado en el texto de Lorenz Leopold Haschka, como himno oficial para el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico de entonces, Francisco II (Gott erhalte Franz, den Kaiser/Dios salve a Francisco, el emperador).
Tras la Gran Guerra
La letra de Hoffmann von Fallersleben no
adquiriría mayor importancia hasta la Primera Guerra Mundial (1914-1918),
cuando, en noviembre de 1914, se extendió la noticia, no confirmada, de que un
grupo de jóvenes soldados la habían entonado durante una batalla en Bélgica. La
canción, con sus tres estrofas, fue declarada oficialmente himno nacional de
Alemania el 22 de agosto de 1922 durante la República de
Weimar, por iniciativa del entonces presidente Friedrich Ebert y con el
fin de respaldar su tradición republicana y liberal.
El libro del Dr Jörg Koch trata de la vida del
poeta Hoffmann von Fallersleben cuyas canciones infantiles son desde hace
tiempo conocidas por los niños y sus padres en particular, como Kuckuck,
Kuckuck, ruft's aus dem Wald (Cucú, cucú, llama desde el bosque), Alle Vögel
sind schon da (Todos los pájaros están ya aquí), Morgen kommt der
Weihnachtsmann (Mañana viene Papá Noel), Ein Männlein steht im Walde (Un
hombrecillo está en el bosque) y Winter ade (Adios al invierno), entre muchas
otras. Es probable que ni los propios padres sepan quién fue el autor de estas
canciones.
Historia
Hoffmann nació en 1798 en Fallersleben, que ahora es
un suburbio de Wolfsburgo.
Fue enterrado en Corvey, a orillas del Weser, en 1874. Quienquiera que creara
simultáneamente un gran número de inofensivas canciones infantiles y un texto
tan controvertido hoy en día como ese Lied de Alemania (Deutschlandlied) debía de
ser una persona versátil e interesante. Más que la descripción de la vida de
este poeta, la obra del Dr Koch es una historia cultural de aquel tiempo.
La primera estrofa del himno, de la que
abusaron los nacionalsocialistas
del genocida, racista y antisemita Adolf Hitler (“Deutschland,
Deutschland über alles...”/ Alemania, Alemania por encima de todo...) y no se
canta hoy (solo los neonazis lo hacen), hace referencia a la zona de
asentamiento de los germanoparlantes en aquella época: del Mosa al Niemen (o Memel en
alemán), del Adigio
al Belt.
Fronteras
Aunque el Mosa discurre muy al oeste de la
actual frontera alemana en muchos lugares y solo unos pocos kilómetros en
otros, es probable que el Niemen (o Memel) y el Adigio en particular aparezcan
hoy como límites problemáticos. Debido a la huida y expulsión después del fin
de la Segunda Guerra Mundial en 1945, la zona de asentamiento alemán termina
hoy muy al oeste del Niemen (o Memel), en el Óder (frontera con Polonia). Dado
que el Imperio del canciller Otto von Bismarck no
incluía Austria, y que Austria perdió el Tirol del Sur (hoy en Italia) en la
Primera Guerra Mundial, el Adigio tampoco encaja ya.
Solo en el efímero III Reich alemán de Hitler
la descripción geográfica era casi correcta. En aquella época, la primera
estrofa de la canción, que ya era el himno nacional desde 1922, se impuso a las
demás, lo que no se ajusta con la actitud democrática y liberal de Hoffmann.
Hoy, esa primera estrofa solo puede recordarnos el carácter trágico de la
historia alemana, de la guerra, la huida y la expulsión.
Una gran Alemania
Aunque Hoffmann, como muchos de sus
contemporáneos, aspiraba a un Estado nacional de la Gran Alemania que incluyera
a Austria, de la historia de su vida política puede deducirse que la unidad, la
justicia y la libertad eran sus principales preocupaciones. Desde el
intercambio de cartas entre el canciller alemán Helmut Kohl y el
presidente federal Richard von
Weizsäcker en 1991, tras la reunificación, solo la tercera estrofa
ha sido reconocida como himno nacional.
Durante muchos años von Fallersleben, despedido
de su puesto de profesor universitario por sus opiniones políticas, fue más
condenado al ostracismo que respetado. Con sus Canciones apolíticas, que eran
todo menos apolíticas, una de ellas Die Gedanken
sind frei (Los pensamientos son libres), fue uno de los pioneros
periodísticos de la revolución de 1848.
Antisemita
El libro del Dr Jörg Koch, cuya lectura merece la pena, es un ameno viaje en el tiempo hasta el siglo XIX; recorre la biografía aventurera de este escritor increíblemente prolífico y describe la historia de la creación del himno nacional alemán. Von Fallersleben era antisemita como muchos alemanes en su tiempo (y como todavía ahora entre los neonazis).
Alrededor de 80 canciones de Hoffmann transmiten una impresión de su
versátil poesía, que sigue viva hoy en día en la tríada actual de “Einigkeit
und Recht und Freiheit” (Unidad y justicia y libertad), al comienzo de la
tercera estrofa, la que se entona oficialmente en nuestros días.
En vida, Hoffmann fue bibliotecario, escritor y
catedrático en Breslavia (hoy Wroclaw, en Polonia). Era uno de los fundadores
de la investigación histórica y los estudios sobre los alemanes. Algunas de sus
primeras investigaciones se centraron en los Países Bajos y Bélgica, país por
el que también fue galardonado. Viajó mucho por Europa Central y conoció a
muchas personalidades de la vida cultural: Poetas y profesores, compositores y
músicos, incluso pintores. Hoffmann tuvo problemas por sus Canciones impolíticas (políticamente inoportunas), que se burlaban del Estado autoritario y de la
nobleza, y provocaron su despido como profesor universitario.
Prohibición
La reacción de Hoffmann von Fallersleben forma
parte de uno de sus poemas:
Para difundir más las Canciones impolíticas, se prohibieron en su momento.
En otro verso, en las Deutsche Gassenlieder (Canciones callejeras alemanas), afirma:
No me importa ningún ministro de Estado ni ninguna majestad, ningún compañero ni ningún filisteo ni la universidad (…). El profesor está enterrado, un hombre libre inventado - ¿qué más quiero? Viva la patria.
Un paria
Hoffmann fue expulsado 39 veces de su ciudad o
del país por motivos políticos. Sin embargo, no participó activamente en la
Revolución de Marzo de 1848.
La distancia de Hoffmann respecto a las
condiciones políticas de su época se expresa en otro de sus poemas:
No nos falta nada, solo tenemos demasiado de todo, gobierno, impuestos y censura, soldados, policía, solo tenemos, ¡Dios nos ayude! Demasiado, demasiado de todo.
Esto encaja mejor en la prehistoria del
pensamiento liberal radical o libertario. Hoffmann von Fallersleben quería
pensar libremente, discutir libremente con los demás, sin miedo a los soplones
ni a la policía ni a la cárcel. El mejor lugar para el joven poeta era el
extranjero. La isla de Heligoland
(al noroeste de Alemania) era entonces un territorio extranjero, pertenecía a
Gran Bretaña.
Sueños de libertad
En la Alemania de aquellos tiemposo solo se
podía soñar con valores como la libertad o la justicia. Y eso era exactamente
lo que hizo. Como muchos espíritus progresistas, anhelaba el fin de la
arbitrariedad y el dominio feudal de innumerables príncipes: una Alemania unida
y democrática.
Habló de estos sueños con personas de ideas
afines en Heligoland. Sentado en un acantilado de la isla del Mar del Norte,
von Fallersleben escribió la Canción de los alemanes y se dirigió con este
texto al anhelo de muchas personas en Alemania. Su editor, Julius Campe, le compró
inmediatamente la canción de tres estrofas, e imprimió varios centenares de
ejemplares, que se agotaron enseguida.
Feudalismo
Von Fallersleben se convirtió rápidamente en
una estrella entre los intelectuales, pero no entre muchos príncipes. La idea
de una Alemania unificada les hacía superfluos. El reclamo de justicia
amenazaba su sistema feudal, el llamado a la libertad ponía en peligro su
poder. Aunque el Deutschlandlied era solo una de las muchas canciones del
movimiento nacional alemán de la época, von Fallersleben fue despedido sin
contemplaciones de su cátedra en la Universidad de Breslavia solo un año después
de escribirla en Heligoland.
Las autoridades de la censura le acusaron de
desprecio y odio hacia el soberano y las autoridades, por lo que en la década
de 1840 se convirtió en un solicitante de asilo perseguido políticamente.
En 1922, el presidente Friedrich Ebert
(socialdemócrata, SPD) proclamó la canción, cada vez más popular, himno
nacional de la República de Weimar, con las tres estrofas.
Los nazis
En la época nacionalsocialista solo se cantaba
la primera estrofa, seguida del himno del partido Nazi (“Horst Wessel Lied'').
Mientras que von Fallersleben había enfatizado la idea de una Alemania unida
internamente por encima de todo, los nazis tergiversaban su idea para afirmar
que Alemania está por encima de todos los demás en el exterior, sobre todo el
mundo.
La canción en sí tenía una connotación tan
negativa de los nazis, su dictadura y la guerra que mucha gente ya no la quería
como himno nacional. En 1950, el entonces presidente federal Theodor Heuss, entre
otros, dijo que aunque la letra formaba parte originalmente de la historia
alemana,
el tremendo destino que destrozó el contexto nacional creó un punto de inflexión histórico que ya no puede ser abarcado por el viejo acervo de significados y palabras.
El nuevo himno no es bien recibido
Por ello, Heuss encargó una nueva canción sobre
Alemania. Sin embargo, el “Himno a Alemania”, escrito por Rudolf
Alexander Schröder con melodía de Hermann Reutter, no caló
entre el público.
En su lugar, otro político de primera fila, el
canciller federal Konrad
Adenauer, reintrodujo la tercera estrofa del antiguo himno en una
representación en 1950 en el Titania-Palast de Berlín, y le dio un nuevo
significado:
Si ahora les pido, señoras y señores, que canten la tercera estrofa del Deutschlandlied, que sea para nosotros una promesa sagrada de que queremos ser un pueblo unido, un pueblo libre y un pueblo pacífico. (Canciller federal Konrad Adenauer, 1950)
Tras un intercambio de cartas con
“Unidad y justicia y libertad”: tercera estrofa himno nacional oficial desde 1991
La tercera estrofa de la Canción de los
Alemanes es el himno nacional oficial desde 1991, tras la reunificación, como
confirmaron el canciller Helmut
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