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Tras la I Guerra Mundial, París se convirtió en la capital mundial de la cultura y el neoclasicismo se configuró como el lenguaje común de la música occidental. En Viena, la vieja capital imperial, un pequeño círculo desarrollaba el dodecafonismo -una peculiar vertiente del neoclasicismo que utilizaba unas fórmulas armónicas experimentales que tendrían una gran importancia dos décadas más tarde en la época de la Guerra fría- mientras que en la derrotada Alemania y en la revolucionaria Rusia, la conflictiva situación social propiciaba las especulaciones sobre los lenguajes musicales politizados.Como ya hemos dicho, los neoclasicismos se mostraron con los más variados ropajes y, de hecho, una de sus consecuencias más relevantes fue la emergencia de grandes compositores activos en países considerados periféricos desde las perspectivas centroeuropeas y francesas. Sin el menor ánimo de exhaustividad, citaremos los nombres de Alfredo Casella (1883-1947), Manuel de Falla (1876-1947), Luis de Freitas Branco (1890-1955), Alejandro García Caturla (1906-1940), Zoltán Kodaly (1882-1967), Carl Ruggles (1876-1971), Silvestre Revueltas (1899-1940), Amadeo Roldán (190-1939), Karol Szymanowsky (1882-1937), Héitor Villalobos (1887-1959) y, desde luego, Ralph Vaughan Williams (Down Ampney, 12-X-1872; Londres, 26-VIII-1958), compositor, profesor, escritor, director de orquesta y figura clave del renacimiento musical inglés en el siglo XX.Fantasía on a Theme by Thomas ThallisEl prestigio de Vaughan Williams se asentó en los años anteriores a la I Guerra Mundial, después de su estancia en París para estudiar con Ravel (1908): el Cuarteto en sol menor, el ciclo de canciones On Wenlock Edge, la London Symphony y The Lark Ascending son obras en las que el material melódico de la música tradicional inglesa está envuelto en cromatismos e integrado en un discurso de poderosa emotividad.Los códigos de su primera obra maestra, la Fantasía sobre un tema de Thomas Tallis para una doble orquesta de cuerdas, se alejaron del canon pastoralista puesto que el tema es una melodía en modo frigio del polifonista Thomas Tallis, tomada de The English Hymnal, y las estrategias armónicas derivan directamente de los estilemas de la música isabelina. A pesar de que la Fantasía se convirtió en una de las obras más populares de Vaughan Williams, este sólo recuperaría algunos de estos procedimientos en sus obras más visionarias como el Concierto de tuba o la Novena sinfonía, compuestas al final de su larga vida.La Fantasía fue estrenada en noviembre de 1910 bajo la dirección de Vaughan Williams como introducción a una interpretación del oratorio The Dream of Gerontius de Elgar. La obra fue muy bien recibida pero el compositor la retiró como consecuencia de una crítica publicada en The Musical Times en la que se ponía de manifiesto la descompensación entre el contenido y las proporciones de la obra. Esta crítica convenció al compositor de la necesidad de proceder a una revisión radical de la Fantasía, suprimiendo algunos pasajes y reescribiendo otros. Después de nueve años, en 1919, dio a conocer la versión definitiva, de unos dieciocho minutos de duración, en siete movimientos que se tocan ininterrumpidamente.
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