Discos
Referencia forzosa
Eduardo Torrico (1958-2023)
G. F. Händel, Sonatas para violín. Hiro Kurosaki, violín. William Christie, órgano y clave. Alain Lanceron, productor ejecutivo. Nicolas Bartholomée, productor e ingeniero de sonido. Jiri Heger, asistente de producción y editor. Un compacto DDD de 59 minutos de duración grabado en la Chapelle de Jesús Enfant (Paroisse Sainte Clotilde) de París entre el 4 y el 6 de septiembre de 2002. Virgin Veritas 5 45554 2
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No han sido las sonatas para violín de George Friedich Haendel una de sus obras mejor tratadas por la discografía. Más bien, todo lo contrario. Los únicos que han consagrado su arte a ellas han sido Andrew Manze-Richar Egarr (Harmonia Mundi, 2001), Ryo Terakado-Hidemi Suzuki-Kaori Uemura-Christophe Rousset (Denon, 1993) y Gilbert Bezzina-Frederic Audibert-Vera Elliot (Pierre Verany, 1994). Surge ahora una nueva versión, la de Hiro Kurosaki-William Christie (Virgin, 2002), predestinada a ser la versión de referencia y a dejar en entredicho supuestas afirmaciones: la grabación de Manze-Egarr se autoproclama Violin complete sonatas y, sin embargo, no contiene las HWV 370 y 372, que sí contiene la que ahora acaba de aparecer de Terakado-Christie.Se trata de la primera grabación para Virgin del prestigioso director-clavecinista norteamericano, después de una larga andadura por Harmonia Mundi y, más tarde, por Erato-Wagner. Para los próximos meses se anuncia la aparición de las primeras grabaciones en Virgin de Christie al frente de su orquesta, Les Arts Florissants. Sin embargo, a fuer de ser sinceros, el protagonista de este disco no es Christie, sino el violinista japones Hiro Kurosaki, precisamente el primer violín de Les Arts Florissants. Christie ser limita a ser su acompañante con el clave o con el órgano (en las sonatas HWV 358 y 361). Y, la verdad sea dicha, está espléndido.Vaya a modo de reconocimiento preambular que nunca me ha convencido el Haendel de Christie. Se me antoja demasiado afrancesado. De Haendel podremos decir que es alemán (por nacimiento), italiano (por formación y vocación) o inglés (por residencia), pero nunca francés. El suyo me parece un Haendel en exceso amanerado. Pero, insisto, el papel de Christie en la cuestión que nos ocupa es secundario, así que no tengo demasiados peros que poner. Lo que aquí importa es la interpretación de Kurosaki y, para no dilatarme en exceso, diré que es excelente.Kurosaki no goza de la fama de Biondi, de Onofri, de Manze, de Holloway, de Carmignola, de Von der Goltz, de Kraemer, de Valetti, de Podger o incluso de Goebel (antes de su famosa lesión de codo), pero poco tiene que envidiar a todo ellos, reconocidos, de forma más o menos unánime, como los mejores violinistas barrocos del momento. Forjado en las mejores orquestas historicistas europeas, Kurosaki se mueve entre el más puro academicismo y un virtuosismo a prueba de bombas. Lástima que sus múltiples ocupaciones no le hayan permitido aceptar el ofrecimiento para ser el director de la Orquesta Barroca de Sevilla, aunque a los aficionados españoles siempre nos quedará el consuelo de su fértil colaboración con el Estil Concertant valenciano.Dicho lo cual, habrá que apuntar que la música de Haendel aquí recogida es irresistiblemente bella. Ignoro los motivos por los que sus sonatas para violín no gozan de la fama y la aceptación que tienen sus sonatas para flauta o sus sonatas en trío, pero en modo alguno me parecen inferiores a ellas. Si la música es hermosa y está bien interpretada, la conclusión no puede ser más clara: este disco es de todo punto recomendable. Para los amantes de Haendel, para los amantes de la música barroca y para los amantes de la música en general. Todo un hallazgo, si es que como 'hallazgo' ha de calificarse el penoso tratamiento que la discografía le ha dispensado hasta la fecha a la sonatas para violín del genio de Halle.
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