Blanca, domingo, 13 de abril de 2003.
Teatro Victoria. W. A. Mozart, Sinfonía nº 29 en la mayor Kv 201: 1º movimiento. J. Benda, Grave. J. Haydn, Concierto para violonchelo en sol mayor. P. I. Chaicovsqui, Serenata para cuerdas: Elegía. M. Skorik, Danza de España. S. Barber, Adagio. J. Massenet, Meditación. P. Sarasate, Cantaria de España. G. Anderson, Tidle-tadle, plink-plank-plunk. Orquesta de cámara juvenil de Kiev. A. Borovik, violonchelo. Allin Vlasenko, director. XXII Festival Internacional de Orquestas de Jóvenes de Murcia FIOJ 2003
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Tras haber tocado por la mañana en la calle, Plaza de San Bartolomé de Murcia, la Orquesta de cámara juvenil de Kiev (Ucrania) actuó por la noche en Blanca con un programa prácticamente idéntico al desarrollado por la mañana, aunque en un recinto mucho más adecuado. El Teatro Victoria es un precioso teatro racionalista, bastante amplio (425 plazas), con foso holgado y un buen escenario, que ha sido recientemente restaurado (reinaguración 22.04.1999) y actualmente integrado dentro de la red de teatros de la Comunidad de Murcia, por lo que ofrece una programación bastante completa para lo que suele ser la tónica en pueblos de menos de 7.000 habitantes.En principio, esta orquesta no iba a actuar independientemente en el Festival, ya que sus miembros venían como componentes de la Orquesta Internacional del FIOJ 2003. Pero finalmente dieron estos dos conciertos el domingo, aprovechando que no tenían otros compromisos con la Orquesta Internacional. No es una orquesta muy numerosa, unos treinta intérpretes, con más jóvenes que adolescentes, muy bien dirigidos por Allin Vlasenko (Cheliabinsk, 1938).Como en el caso de los Pequeños virtuosos de Tirana, la Orquesta juvenil de Kiev optó por un programa que permitiera no sólo el lucimiento de la orquesta como conjunto, sino también de algunos de sus solistas.A Borovik interpretó el Concierto para violonchelo en sol mayor de Haydn [no localicé qué Concierto es exactamente, ya que ninguno de los dos de chelo conservados está en sol mayor, posiblemente una transcripción de uno de violín] con un sonido bonito, sobre todo en las partes en piano y en los vibrati, aunque no muy potente, y con unas ornamentaciones y un fraseo algo amanerado que resultaban más cercanos a lo 'rococó' que a lo clásico.S. Lebedev tocó el Grave de Benda con un sonido cuidado, fraseo amplio y buena afinación, y además muy bien acompañado por la orquesta, que en el concierto matinal estuvo dirigida en esta pieza -y algunas más- no por su director titular, sino por un miembro de la propia orquesta, al que se le notaba bisoño, sobre todo en comparación con Vlasenko, pero muy atento y claro en sus indicaciones.También en el capítulo de intervenciones solísticas hay que incluir el Concerto grosso nº 1 de Vivaldi, para dos violines, chelo y orquesta, interpretado por el ya citado A. Borovik, y por C. Petramanskaia y V. Puchenko como violinistas. Fue una de las mejores interpretaciones de la Orquesta juvenil de Kiev, sobre todo por el fugatto del primer movimiento, muy bien equilibrado entre todos los instrumentos participantes.Petramanskaia fue asimismo la solista de la Cantaria de España [sic en el programa del concierto, tampoco localicé la obra] para violín solista y orquesta, una obra eminentemente apasionada y gitana, muy típica de Sarasate con esa mezcla de tópicos españoles y lenguaje violinístico de lucimiento. Petramanskaia fue seguramente la mejor solista de todos los que se presentaron: afinación impecable, sonido muy agradable incluso en el sobreagudo y buen manejo del arco. Sólo en la parte más rápida se le notó apurada y con un sonido menos cuidado, pero incluso entonces no falló ninguno de los armónicos y recursos de lucimiento incluidos por Sarasate. Entre las obras meramente orquestales, citar una preciosa versión de la 'Elegía' de la Serenata para cuerdas de Chaicovsqui, con un fraseo algo entrecortado pero un gran lirismo; y la Danza española de Skorik, que por supuesto no tenía nada de española, salvo la colección de tópicos -imitación de rasgueos de guitarras, ritmos cambiantes, etc.- que la orquesta tocó con cierta 'gracia española' y un gran dominio rítmico y dinámico. Menos interés tuvieron el Adagio para cuerdas de Barber y el primer movimiento de la Sinfonía nº 29 de Mozart, bien interpretados, no cabe duda, pero sin atractivo especial.Para terminar, dos piezas de Anderson: Tidle-tadle, plink-plank-plunk, juguetona y muy bien afinada en la parte vocal, a pesar de que tenían que cantar una especie de blues al mismo tiempo que tocaban, y otra más como 'propina', totalmente en pizzicatto e igualmente 'humorística' (en este caso los músicos tenían que dar palmadas y retomar inmediatamente el violín, sin perder el ritmo). En el concierto matinal, donde se habían suprimido obras como el Adagio para cuerdas de Barber y la Meditación de Massenet, que requerían más silencio del que era posible conseguir un Domingo de Ramos en Murcia, localidad famosa por sus procesiones, se tocaron además otras dos 'propinas'.Ambos conciertos tuvieron bastante público, por la mañana en Murcia llegó a haber unas 100 personas escuchando, mientras en Blanca la asistencia fue algo menor.
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