Santander, viernes, 1 de agosto de 2003.
Palacio de Festivales de Cantabria. G.Verdi: Simon Boccanegra. Melodrama en un prólogo y tres actos de Giuseppe Verdi sobre libreto de F. M. Piave. Versión revisada de A.Boito. (1881). Petrika Ionesco, escenografía, dirección escénica y diseño de iluminación. Louis Desiré, Diseño de vestuario. Roberto Frontali (Simon), Cristina Gallardo Domas (Amelia), Roberto Scandiuzzi (Fiesco), Roberto Aronica (Adorno), Marzio Giossi (Paolo), Alberto Arrabal (Pietro), Julio Morales (un capitán), Luminita Gheorghe Milea (criada). Coro de la Filarmónica de Cluj, director: Cornel Groza. Coro Lírico de Cantabria, director: Esteban Sanz Vélez. Orquesta Filarmónica de Cluj. Director: Antonello Allemandi. Aforo: 1800 localidades. Ocupación: 100%
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El uno de agosto dio comienzo, como ya es tradicional, el 52 Festival Internacional de Santander, eligiendo en esta ocasión para la apertura, una obra nada fácil pero que cada vez se afianza más en el repertorio de los teatros de ópera de todo el mundo, el Simon Boccanegra de Giuseppe Verdi. Obra compleja no solo por su increíble trama sino por la oscuridad y tenebrismo en que se desarrolla, posee en contraposición una maravillosa música que nos acerca mucho al fascinante universo sonoro del Otello.La nueva producción del Festival Internacional de Santander en coproducción con el Teatro de la Opera de Niza y la Opera Royal de Wallonie presentó una escena muy oscura con los volúmenes de los elementos decorativos ordenados de acuerdo a una clásica simetría central, y con cambios puntuales de decorados en cada uno de los actos y cuadros muy del agrado del público, que aplaudió generosamente en el último acto el efecto conseguido con la partida del enorme castillo de popa del navío genovés anclado al fondo de la escena, trasunto de la muerte-liberación del protagonista de la obra. Lo que se echó de menos, sin embargo, fue una iluminación más original o vigorosa que realzase lo que ocurría en escena. El director de escena planteó su régie de forma muy tradicional, pues aunque dotara de energía a los desplazamientos de coro y figurantes, la simetría de tales movimientos y la sobreactuación de aquéllos dio un resultado previsible y vagamente pueril, como nos lo pareció el errático vagar del espectro de ‘Maria’ durante el Prólogo y el tercer acto, donde por cierto acaba arrojándose a las aguas del puerto de Génova, precediendo al moribundo ‘Simon’. El vestuario, sencillo, original y no exactamente de época, no resultó de mal gusto, pero se vio perjudicado por esa iluminación prácticamente inerte.Quizás lo mejor de la interesante velada fue la experta dirección musical del especialista verdiano Antonello Allemandi, que con momentos de gran brillantez supo destacar toda la musicalidad y matices de esta extraordinaria partitura, manejando con absoluta maestría a la Orquesta Filarmónica de Cluj y a todo el elenco vocal.Dicho elenco fue liderado por el barítono Roberto Frontali, quien se estrenaba en el rol de ‘Simon’. Dueño de una poderosa voz de bello timbre que sabe proyectar con facilidad, aunque adolezca de ese peculiar estilismo que debe poseer un ‘Simon’, su canto supo expresar ese delicado tránsito del ‘Boccanegra’ revolucionario y corsario al ‘Boccanegra’ padre cariñoso y serio gobernante.Cristina Gallardo Domas cantó una ‘Amelia’ muy lírica; aunque su bellísima voz no sea plena en todo el registro, con alguna carencia en el grave, hizo gala de gran expresión dramática y talento interpretativo, encarnando su papel con carácter y temperamento. Su aria “Come in quest´ora bruna”, que le permitió mostrar sin ambages su opulencia y fulgor vocales, arrancó salvas de aplausos.El bajo italiano Roberto Scandiuzzi fue un buen ‘Fiesco’, con su voz de tonos oscuros, magníficos graves y porte aristocrático. Su “Lacerato spirito” fue muy del agrado del público, emitiendo su última nota con la rotundidad y oscuridad deseada.Y el último Roberto, el tenor Roberto Aronica, encarnó a 'Gabriele Adorno' con el necesario ímpetu juvenil. Aronica posee una voz lírica que emite con sorprendente facilidad, pero su peculiar timbre y restringida potencia no es de unánime agrado. Aunque interpretó magníficamente su aria “Sento avvampar nell´anima”, quedó algo diluído en los dúos y concertantes.Irreprochable fue la actuación del barítono bergamasco Marzio Giossi, que con voz poderosa y buen fraseo construyó un ‘Paolo Albiani’ de perfil casi diabólico, muy cercano al ‘Iago’ de Otello.Por último, el Coro Lírico de Cantabria junto al Coro Filarmónico de Cluj merecen un elogio especial por su convincente actuación vocal y escénica, sonando compactos y afinados, y dando realce a todas sus intervenciones, especialmente en los tremendos ‘Finales’ del primer acto.
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