Alicante, martes, 30 de septiembre de 2003.
Teatro Principal. Karlheinz Stockhausen: Kontra-Punkte; Kreuzspiel. Beat Furrer: Nuun (para dos pianos y orquesta). Hanspeter Kyburz: Parts. Dimitri Vassilakis y Michael Wendeberg, pianos. Jonathan Nott, director. XIX. Festival Internacional de Música Contemporánea de Alicante.
7,6E-05
El mítico Ensemble Intercontemporain, que hace unos años parecía haber perdido parte de su primigenia calidad, volvió a mostrarse en todo su esplendor en lo que fue, sin lugar a dudas, la cumbre del XIX. Festival Internacional de Música Contemporánea de Alicante. Con un programa basado en cuatro obras de considerable dificultad (que Xoan Carreira juzgará desde un punto de vista de política cultural en un artículo paralelo a esta crítica), la cita Alicantina fue también ocasión de conocer en España al nuevo director titular de la formación desde el año 2000: el británico Jonathan Nott, joven pero curtido como Kapellmeister de varios coliseos operísticos, lo que es apreciable en su gesto, claro y conciso y sin nada de antelación, precisamente lo más adecuado para un repertorio en el que la exactitud es la clave.La calidad individual de los componentes del Ensemble fue puesta a prueba en las dos obras, ya clásicas, de Stockhausen. En Kontra-Punkte, cuyo planteamiento exige el mayor cuidado en el dibujo de las breves células esparcidas entre el instrumental, los diez músicos y el director lograron lo menos esperado: destellos de un lirismo (que no melodismo) de hermosa factura. En Kreuzspiel, cuyo complejo tratamiento rítmico fue poco menos que perfecto, destacó la calidez de sonido de ambos vientos madera y la pulcritud de ataque del pianista, Michael Wendenberg.No obstante, la maestría a la hora de abordar estas dos obras, de absoluto repertorio para el conjunto francés, no es ningún mérito. Sí lo es, en cambio, en el caso de las otras dos piezas que completaron el programa, de escritura y carácter totalmente distintos a las de Stockhausen. En Noon de Beat Furrer, de planteamiento bellísimo y resultados excepcionales en su conversión a música, fue quizá Jonathan Nott el artífice de una versión magníficamente comunicativa y clara, obviando por supuesto que la orquesta y los solistas de piano trabajaron excelentemente.Sin embargo en Parts, la obra casi sinfónica del nigeriano Hanspeter Kyburz, de refinadísima escritura tímbrica y plagada de guiños a los más diversos autores, fueron todos y cada uno de los músicos del Ensemble Intercontemporain los responsable de una versión arrolladora y profundamente lírica (¡que maravillosa segunda parte!) de esta obra de dificultad extrema.
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